Prólogo

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-Disculpa, ¿me dices la hora, por favor?
+Claro, 18:35
-Gracias...
+De nada, disculpa ¿estás escuchando The Fray?
-Es posible ¿por qué?
+Porque me encanta The Fray.

Entonces nos sentamos en una banca de la plaza a conversar sobre la música. Yo no quería volver a casa y ella era bastante agradable, hablamos por horas, intercambiamos música y números de teléfonos. Dieron las 22:40, ya era hora de irnos.
Al despedirnos yo seguí sentado mientras la veía irse y de repente se voltea, saca su teléfono y se lo lleva a la oreja.

-¿Hola?
+¿Eres tú Alex?
-¡Pero si estoy frente a ti!
+Sí bueno, quería asegurarme de que el número no era un restaurante chino o algo así.
-jaja ¿quiere soya en su sushi señorita?
+jajaja eso es japonés.
-Bueno, ahora sabes que no soy un restaurante chino.
+Cierto, jajaja ¿hablamos mañana?
-Hablamos mañana.

Me gustaste desde ese día, no sólo me gustaron tus gustos musicales, sino que tu sensatez al hablar y hacer bromas era difícil de encontrar en esos días.

Te extraño principessa.

Principito.


AMADA AMANDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora