Takeru y Hikari. El Rey y la Diosa: El Cielo del Digimundo

9-El gran Baihumon

En el Digimundo se conocía una leyenda que decía que todos los digimon que tuvieran una apariencia similar a la de un lobo o a la de un tigre tenían una conexión con Baihumon. Aquella leyenda contaba que solo esta bestia sagrada había logrado reunir a dos tribus de digimons, una tipo lobo y el otro tipo tigre, que estaban en constante guerra. Esta leyenda data de los primeros tiempos del Digimundo.

-¡Baihumon!-grito Tai.- ¡Hay algo que queremos preguntarle!

-¡Te atreves a levantar tu voz al gran Baihumon! ¡Que mocoso más insolente!

-¡¿Tu a quién demonios llamas mocoso?!

-Tai espera-Matt lo detuvo.- No estamos tratando con cualquier digimon, se trata de una bestia sagrada. Si hacemos algo para enojarlo es muy posible que intente atacarnos y nosotros... no tenemos como defendernos.

-Matt...

Tai sabía que Matt aún seguía dolido por la muerte de Gabumon pero que estaba haciendo todo lo posible para reponerse rápido ya que no podía permitirse perder a otra persona importante.

-Déjame hablar a mí. Encontrare alguna forma para sacarle algo de información.

-Así que planeas hacerme cantar mocoso. Ahora que recuerdo ustedes son niños elegidos ¿verdad?

-Así es -respondió Matt.- Nosotros necesitamos preguntarle sobre El cielo del Digimundo.

-¡No podría importarme menos ese país!-gruño Baihumon.- Más importante que eso, cual era tu relación con ese digimon.

-¿Ese digimon?

-Se estará refiriendo a Grandracmon- indago Tai.

-¡Estúpidos! ¡Nunca llamaría a esa cosa un digimon! ¡Gabumon, ese es su nombre! ¡¿Qué relación tienes con él?! ¡El constantemente repetía el nombre de Matt, una y otra vez aun ahora lo hace! ¡Suplicando una y otra vez para que los ayude!

-¿Gabu...mon? ¡¿Dónde está?! ¡¿El sigue vivo?!

-¡Responde a mi pregunta!

-¡Él es mi amigo!

Del pecho de Matt comenzó a salir una luz brillante, se trataba de la luz del emblema de la amistad que el aun poseía en su interior.

-Esa es una buena respuesta jajjajajaj- rio a carcajadas Baihumon.

De repente una luz comenzó a brotar del pecho de Matt, se trataba de la luz del emblema de la amistad. Años atrás esa misma luz, junto a la de los otros emblemas, fue utilizada para restaurar el equilibrio del Digimundo pero eso no significara que desaparecerían pues aquellas luces, aunque solo un poco, seguían permaneciendo en el interior de los niños elegidos, aquella luz era la luz de la vida.

Al frente de Matt, la luz comenzó a tomar forma, aquella era la figura de Tsunomon.

-¡Tsunomon!

Matt se lanzó a cogerlo. Lo tomo entre sus manos mientras que la luz comenzaba a desaparecer.

-¿Matt? ¿Qué fue lo que paso? Lo último que recuerdo es estar peleado con Grandracmon.

-Eso ya no importa. Me alegra que este bien.

-¿Cómo fue que lo hiciste?-indago Tai.

-Como bestia sagrada, puedo controlar los datos de los digimons como yo quiera. No piensen que hago esto por ustedes, él es un descendiente de una tribu de la cual yo solia cuidar. Dijeron que venían a preguntarme algo, ¿de qué se trata?

-Sí. Es sobre el cielo del Digimundo. Hay alguna forma de que usted pueda llevarnos a él.

-No sé lo que te dijeron niño pero a ese lugar... ni siquiera las bestias sagradas podemos llegar a menos que nuestra presencia sea convocada por Yggdrasill.

-Entonces... es imposible- concluyo Matt.

-¡No! ¡Tiene que haber una forma de llegar! ¡No podemos dejar que Kari y TK se queden allí!

-Ríndete mocoso. Nunca llegaras a ese pa...

De repente los ojos de Baihumon se abrieron. Giro la cabeza de manera urgente hacia el cielo fue entonces que se dios cuenta. El cielo estaba extrañamente oscuro.

-¡¡Fuerza Dorada!!

Baihumon ataco al cielo con un rayo que salió de su boca. Una explosión sucedió en las nubes a la par que del cielo comenzaron a caer Baihumon estatuas de metal de diferentes digimons.

-¡Salgan de aquí!- rugió Baihumon.

Matt y Tai no entendieron lo que estaba pasando hasta que miraron fijamente el cielo. Del cielo estaban bajando diferentes digimons tipo demonio.

-¿Qué es... lo que está pasando?

En ese momento, desde diferentes puntos del Digimundo podían verse como digimons bajaban desde el cielo. Aquello era un aviso de que la cuenta regresiva ya había comenzado.

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