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Nota 1- Esta historia, además de pretender dar miedo, contendrá algunos matices de índole sexual, se extiende la advertencia para evitar ofender a alguien o que menores de edad estén expuestos a contenido inadecuado.

Nota 2- La página declara que no hay reglas establecidas para publicar un cuento, excepto que de miedo, por lo cual tengo entendido, no estoy violando ninguna regla.

Siempre he escuchado que la realeza guarda los escándalos más viles y atroces; que esa gente de cuna solía ser la más perversa, depravada y cruel de todos los tiempos. Después de esto que os voy a contar, no me cabe duda.

Todos sabemos que con tal de mantener el linaje, por política, poder o por lo que fuera, los matrimonios siempre eran arreglados, vamos, que hasta los pobres se casaban de esta manera. El príncipe Arturo de Setola no era la excepción...

-Es fea, padre. ¿Se ha fijado en su cara? Ese cuello tan largo y esos dientes torcidos. Me asqueo solo con verla.

-¿Y a caso te has fijado tú en tu madre? Es un milagro que no hayas nacido con algún cuerno o con cuatro ojos.-Arturo solo suspiró.

-Hay otras princesas más agraciadas que...

-¡Ya ha sido arreglado! Te casarás con Melania de Bourbades, piensa en tu futuro, conciliarías las relaciones con los cuatro reinos, además de que las tierras de los rebeldes de Carpenaules te pertenecerán. Serás el rey más poderoso de la historia.-el anciano Rey tosió desgarradoramente.

...

-¿Te casarás con ella?-le preguntó retóricamente Madelaine, una de las damas más jóvenes y bellas de la reina. Sus ojos verdes estaban aguados.

-No tengo opción...-respondió Arturo e intentó acercársele, pero ella se alejó con dolor.

-Entonces no deberíamos volver a cruzar palabra.-ella le dio la espalda y posó su mirada perdida hacia la ventana.

-Sabes bien que a quien amo es a ti, pero no puedo casarme contigo, aún si no tuviera que casarme con Melania, es imposible...

-Entonces no tenemos nada más que hablar.-dijo con orgullo, sus rizos dorados se movían con el viento que entraba por la ventana.

-Maddy...

-¡No me llames así! Ya que te vas a casar y muy pronto serás el rey, quiero que me trates como lo que soy, una sirvienta. No quiero que me tutees, no quiero que te dirijas hacia mí como si fuéramos semejantes...

-Pides demasiado.-bruscamente la volteó hacia él y la comenzó a besar.

Era muy fácil para una joven enamorada, ilusa, dejarse arrastrar por la pasión, el ímpetu de la juventud los hacía rebeldes. Se entregaron con fiereza y lujuria. Él hizo añicos la fina bata que la cubría, entre besos hambrientos y brutales la penetró, inundándose la recámara con los sensuales gemidos.

-Podemos escapar juntos, Arturo. Tengo unos familiares en Isla de Caleus, nadie sabrá de nosotros jamás...- aún sobre él y envuelta en las sábanas, tras culminar la entrega, le propuso ese plan, lo que fuera por retenerlo.

-No habré puesto el primer pie en el puerto cuando ya me habrán encontrado. Madelaine, escapar a mi destino y ser descubierto sería tomado como traición, mi padre aún no está muerto, me harían decapitar.

-Tu padre no haría tal cosa... eres su único hijo...

No importaron las súplicas, lo que tenía que pasar, pasó. Un mes después el Príncipe Arturo se casó con la princesa Melania y dos semanas después el rey murió, se coronó a Arturo como nuevo Rey.

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