Fugitivo detectado

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Una alarma sonó en un cuarto oscuro, iluminado únicamente por las pantallas de video y el foco rojo que parpadeaba rápidamente. Una puerta se abrió y dos hombres de traje entraron apresurados, ambos vieron la pantalla, para que uno inmediatamente contactara a su mayor a través de su comunicador.

− Señor, creo que ya lo tenemos. –Habló el hombre más alto y de cabellera castaña.

Ya era hora. −Se escuchó una voz a través del comunicador. − ¿Y dónde se supone que está?

− Dos de nuestros agentes lo detectaron en la ciudad de Guadalajara, en México.

¿Y cómo diablos llegó hasta allá?

− No lo sabemos. –Del comunicador se oyó un quejido de frustración. – Pero creemos que tiene un ayudante del otro lado de la frontera, todavía no sabemos nada, pero le aseguro que lo descubriremos.

Pues más les vale; no queremos recibir otra humillación de parte de la CIA por otro fracaso de ustedes.

− Descuide jefe, le aseguramos que no le vamos a fallar, ¿verdad? –El hombre dirigió la pregunta a su compañero.

− Lo que sucedió la última vez no fue mi culpa, fue de todos. –Dijo el rubio de menor estatura.

− Disculpa, ¿acaso fui yo quien perdió el software especial para atrapar al fugitivo en la celda, echando a perder toda la operación? –Respondió el más alto de manera sarcástica.

− No es mi culpa que uno de ellos fuera un saboteador de sistemas operativos. Aparte, ¿de qué te quejas? Si atrapamos a todos, sólo se nos escapó uno.

− Si, pero que crees: ese "uno" como tú lo llamas, es nada menos que ¡¡¡EL MÁS PODEROSO DE ELLOS!!! ¡Y representa una gran amenaza para la seguridad pública nacional!

¡Suficiente! –Gritó el mayor a través del comunicador que seguía encendido. El hombre paró de hablar. – No logro comprender cómo lograron ser comandantes. ¡Tan sólo resuelvan el maldito caso!

− No era necesario gritar. –Se quejó el rubio. – Un par de palabras y...

El rubio no pudo terminar la frase por el grito del mayor. − ¡Sólo hagan lo que digo! –Luego de eso se cortó la comunicación.

El cuarto se inundó de silencio por un rato; la alarma había dejado de sonar y el foco rojo se había apagado. Fue el rubio quien rompió el silencio.

− ¿Y entonces, Nick? –Dijo dirigiéndose a su compañero. − ¿Qué se supone que haremos?

− Bueno, como no podemos abandonar nuestros puestos aquí en la central (tú ya sabes porqué), habrá que contactar a nuestros agentes más capacitados de México.

− ¿Acaso te refieres a los agentes Frederick y Gustavo? –Se intrigó el rubio.

− Exacto. Nos guste o no son nuestros mejores agentes por esa zona.

− Si, pero ¿no sería mejor enviar a los agentes especiales?

− ¡Por supuesto que no! Ese fugitivo maniático no es tan peligroso, sólo tiene unas cuantas habilidades "especiales" –Dijo con voz firme. – Además, creo que ambos agentes están lo suficientemente capacitados para detenerlo junto a su posible ayudante.

− ¿Y qué haremos nosotros?

− No te preocupes agente Lars, ellos se encargaran y habremos terminado nuestro trabajo (y la CIA caerá a nuestros pies)

− Pues como digas, al final si algo sale mal será tu culpa.

− NUESTRA culpa, recuerda que somos dúo.

− Si, lo sé. No sabes los tormentos que tengo por eso.

− Mira quién habla.

El Origen de la Existencia: La agencia secreta (#Camarote2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora