Primer día de clases

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El ruido de la alarma inundó la habitación, Ricardo intentó alcanzar su celular y apagar ese molesto ruido, pero había olvidado que lo había dejado en el buró al otro lado de su cuarto (justo para eso, para no apagarlo). Se levantó de su cama, fue al baño, se lavó los dientes, se vistió con el uniforme y se preparó un cereal. Cuando terminó si padre también estaba listo.

− ¿Emocionado por tu primer día de escuela? –Dijo su padre con entusiasmo.

− Supongo que sí.

− ¿Qué pasa? –Preguntó su padre al ver su respuesta sin ánimo. − ¿Hay algo mal?

− No es eso.

− ¿Entonces?

− Pues... ya sabes, los típicos nervios de ser el nuevo, más aún tan lejos de mi antigua primaria y de todos mis amigos. –Dijo Ricardo algo melancólico, a lo cual su padre se mostró compasivo.

− Se cómo debes sentirte, pero no debes estar triste. Todo tu esfuerzo en la primaria se ha compensado en recibir educación en una de las mejores secundarias de la ciudad.

− Bueno, en eso tienes razón. Creo que es una buena oportunidad.

− ¡Así se habla! –Exclamó su padre con orgullo. – Sigue por este camino y verás que tan lejos llegarás en un futuro.

− "Si, eso espero" –Pensó Ricardo, quien no se sentía bastante seguro de lo que sucedía a su alrededor.

Los dos se subieron al auto y fijaron rumbo a la nueva escuela de Ricardo. No estaba muy lejos en realidad, pero debido a que la entrada es a las siete de la mañana, cuando todavía ni amanece, lo cual lo hacía un recorrido peligroso.

− Y bien, Pancho, ¡mira tú secundaria!

Ricardo miró por la ventana a un gran edificio amarillo, rodeado por dos jardines cercados. La entrada era grande y comunicaba con un pasillo hacia el patio central, donde estaban todos los estudiantes. Arriba de la entrada había un letrero que decía: "Secundaria 54 Mixta "Lorena Montevideo".

− Wow –Exclamó sorprendido. – Es bastante grande.

− Me alegra que te guste, porque será el lugar donde iniciarás una nueva etapa de tu vida. Bueno, será mejor que ya me vaya, ¿ya te sabes el camino de regreso?

− Sí.

− Que bien, ¡Hasta la noche!

Su padre arrancó el auto y se fue, mientras que Ricardo seguía algo nervioso.

Bien, hora de empezar. –Se dijo a sí mismo.

Ricardo llegó al patio central, el cual era grande y estaba infestado de estudiantes de todos los grupos y grados. Esto lo puso más nervioso de lo que ya estaba.

Esperó a que mencionaran a su grupo (1ºA) y se formó junto al resto de sus compañeros, quienes se quedaron parados un rato hasta que la dirección comunicó que ya podían entrar a sus salones. Era un salón amplio, mucho más de lo que pensaba. Entre todos se acomodaron en las mesas y sillas para dar inicio a las clases.

Las primeras dos horas y media fueron lo de esperarse: los nuevos maestros se presentan, presentan la materia y la forma de trabajar durante el ciclo escolar. Durante todo ese tiempo Ricardo se mantuvo callado y pensativo, buscando una forma de hablar con alguien, con quien sea. La tercera clase termino y dio inicio el receso. Lo primero que hizo fue comprar un loche de pierna y un jugo de manzana, para luego sentarse en una banca del patio. Así permaneció durante diez minutos en absoluto silencio, intentando vencer sus nervios de entablar una simple y sencilla conversación.

El Origen de la Existencia: La agencia secreta (#Camarote2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora