Nueva meta

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Yoel pudo notar como un joven aparentemente lo reconoció, a pesar de que el nunca en la vida lo había visto. El chico empezó a correr directo a él, por lo que se vio obligado a defenderse, pero no podía golpear a un niño. Para su suerte se detuvo a sólo dos metros de él.

− Espérame... aguanta... aguanta...

Rick se veía cansado de tanto correr, pues había cruzado cinco cuadras y la carretera, pues de todos modos Yoel había apresurado el paso.

− ¡Oye tú!... ¿Conoces... a... un chico... castaño? –Yoel no entendió muy bien la pregunta. – Él me dijo que lo atropellaste, lo dormiste y lo dejaste abandonado en una casa abandonada.

Con sólo esas palabras Yoel supo de quien se trataba. – Maldito niño. –Pensó Yoel.

− ¿Y qué quieres de mí? –Preguntó con fastidio.

− ¿Qué quiero? Simple, que pagues por lo que le hiciste a Tony. –Amenazó el chico pelinegro.

− Pues dile a "Tony" que fue su culpa el hecho de que no me hiciera caso. –Fue lo que Yoel respondió.

− Escucha bien, sé que mi amigo es algo estúpido, pero él también sabe identificar personas peligrosas como tú.

− ¿Tu amigo dijo que soy peligroso? –Preguntó Yoel con curiosidad.

− No, pero yo sé que lo eres. Lo veo en tus ojos.

− A, ¿sí? –Yoel empezó a sonreír levemente. − ¿Y qué vez?

− Veo que planeas algo, y no puede ser bueno...

− Pues si tenías razón. Soy muy peligroso. –Dijo de manera sádica. − ¿Acaso no has oído de mí?

Rick se puso pensativo. – Espera un momento. –De pronto empezó a recordar algo. − ¡Eres uno de los que busca la CIA!

− ¿Qué? –Yoel se mostró confuso.

− Si, leí en una noticia que la CIA capturó unos fugitivos que intentaron dañara el sistema de seguridad de la CIA y...

− ¡QUE MALDITA CIA NI QUE NADA! ¡ES COPRAIT! ¡¿ENTIENDEN?! ¡C-O-P-R-A-I-T!

La extraña voz llamó la atención de Yoel y Rick. El hombre del cual provenía la voz se encogió de hombros.

− Ups.

− Tenías que ser tú, Gustavo. –Un hombre más alto apareció de entre unos arbustos.

− Oh, no. ¿Ustedes otra vez?

− ¡A él!

Ambos hombres apuntaron sus armas a Yoel.

− Ahhh, ¿Qué sucede aquí? –Preguntó inocentemente Rick, quien interfería en la línea de fuego.

− ¡Calladito y bien flojito! –Yoel ordenó al chico. ¡¿Oíste?!

− ¡¿Qué?!

De la nada, Yoel cargó a Rick por su hombro y empezó a correr.

− Oh, no ¡Se escapa! –Gritó con preocupación Gustavo.

− No esta vez. –Dijo con firmeza Fred. − ¡A la camioneta!

Yoel sólo siguió corriendo en dirección contraria a la que iba originalmente. Rick no dejaba de patalear y gritar.

− ¡Bájame ahora si no quieres estar en problemas! –Rick no dejaba de quejarse. − ¡MI PADRE ES ABOGADO!

El Origen de la Existencia: La agencia secreta (#Camarote2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora