Conflicto callejero

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En alguna parte de la ciudad, en uno de los tantos callejones oscuros y peligrosos que contiene, se encontraba un hombre vestido de verde, quien caminaba tranquilamente por las banquetas.

− No puedo creer la cantidad de basura y desechos que tiran aquí, ¿siquiera tienen un sistema de regulación de basura? –Se quejaba el hombre mientras caminaba. − ¿Por qué diablos mejor no me refugié en Canadá?

El hombre siguió su camino hacia ninguna parte, quejándose de la cantidad de suciedad de las calles. Pudo haber roto el récord del hombre más regañón del planeta de no ser por un evento inesperado.

Un hombre bastante poco presentable apareció de la nada, quién abrió su abrigo mostrando un montón de cosas raras.

− ¡¡¡VENDO RELOJES, PULSERAS, COLLARES Y ARETES A SÓLO CINCO VAROOOOOOOOOS!!!

− ¡¡Por todos los cielos!! –Gritó el hombre de verde. − ¡Hasta la gente se parece a su ciudad!

− ¡Oye! –Se quejó el recién aparecido. – Eso es poco cordial de tu parte.

− ¿Qué quieres? –Dijo el de verde con fastidio.

− ¿Po's qué no oíste?, ¡¡¡VENDO RELOJES, PULSERAS, COLLARES Y ARETES A SOLO CINCO VAROOOOOOOOOS!!! ¡¡¿QUIERES UNOS?!!

− No.

− ... Vaya, vaya, parece que tenemos a un tacaño aquí.

− ¿A quién? –Preguntó el de verde de forma desinteresada.

− Po's tú.

− ¿Yo?

− Si, tú.

− ¿Yo qué?

El "vendedor" tardó un poco en contestar. – Po's tú eres el amargado.

− ¿Según quién?

− ... –El vendedor empezó a mostrarse impaciente. – Según yo.

− ¿Quién eres tú?

− Un vendedor de RELOJES, PULSERAS, COLLARES, Y ARETES A SÓLO CINCO VAROOOOOOOOOS!!!

− ¿Me lo juras?

− ... Sí –El vendedor respondió algo molesto. − ¿Alguna pregunta más?

− ¿Ya te vas?

Ambos hombres permanecieron en silencio por un rato, hasta que el vendedor explotó.

− ¡Escúchame imbécil! –Le gritó a la vez que sacaba un arma de fuego. – Sé quién eres y te hemos atrapado, y todo porque caíste en la trampa del vendedor. –Dijo de manera sonriente.

− ¿Cuál vendedor? –Preguntó el de verde, desinteresado. − ¿Yo no vi ninguno?

− ¡Silencio! –El "vendedor" cargó el arma, mientras que el otro no se inmutaba. – Te quedaste a charlar conmigo, por lo tanto la trampa funcionó.

− ¿Charlar? –Dijo el otro hombre. – Lo único que hiciste fue decir un montón de palabras sin sentido y gritos.

− Oh, por el amor de Dios ¡YA CÁLLATE! –El hombre se acercó más al de verde, quién seguía inmutado. – A Fred le va encantar la noticia de que te hemos atrapado, ¿Qué harás ahora, eh?

− Esto. –El hombre de verde dio una patada directa a las partes bajas del sujeto armado, aprovechando el momento para correr.

− ¡¡MALDITO HIJO DE...!! ¡¡AGH!! –El recibidor de la patada gritó de dolor. Inmediatamente sacó un celular. − ¡FRED! ¡FRED! ¡TIENES QUE VENIR A AYUDARME!

El Origen de la Existencia: La agencia secreta (#Camarote2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora