31. Demasiado tentador.

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Ya me ha quitado la camisa, con muy poco cuidado quizá. Ahora está en el suelo del salón, y no tengo ni idea de si en buen estado o no. Sigue en mi cuello, inclinado para alcanzar y besando con impaciencia, y entonces le hago parar. Cojo su mano y lo llevo por el pasillo oscuro hasta mi habitación. Enciendo la lamparita de mi mesa de noche y empiezo a rebuscar en los cajones. Debo de tener preservativos... estoy segura de que me quedan de mis primeros meses con Nathan. Doy con la caja y la agito. Sí hay. Me pongo de pie, viendo a Joel en medio de mi habitación. Me mira con una mano metida en el pelo, introduce los dedos en él y luego los aparta dando un suspiro. Yo me acerco y él se acerca a la vez, yendo directamente a mis pantalones negros. Localiza la cremallera en la parte trasera y la baja. Entonces, sin necesidad de tirar, los pantalones caen al suelo. Me deshago de ellos, al mismo tiempo que maniobro con los pies para quitarme también las sandalias. Ahora estoy en ropa interior enfrente de Joel, mientras observo cómo se va quitando la ropa. Se me va a salir el corazón del pecho como tarde demasiado. Mi cuerpo está expectante, yo lo estoy. Yo era la que no quería que esto ocurriera, y yo lo he provocado. No sé qué es lo que tengo en la cabeza, pero ahora mismo siento la necesidad de hacerlo.
Si con ropa me gustaba, con solo un bóxer me vuelve loca.
Sus labios se pegan a los míos, me sujeta la cara y luego sus manos van descendiendo por mi cuerpo lentamente, provocándome débiles gemidos que se van incrementando a medida que va llegando a las caderas, y luego a mis bragas. Introduce la mano por dentro de ellas y su palma me cubre la entrepierna. Si lo hace para comprobar si estoy húmeda, lo estoy, desde que metió la mano en mi escote para sacar la llave.
Me baja las bragas con un movimiento rápido y ágil y sus caderas se pegan tanto a las mías mientras busca mi boca que siento su erección en el vientre. Por qué es tan alto, y por qué me excita tanto que lo sea...
Me empuja hasta la cama, deshecha desde esta mañana, y caigo con él encima de mí. Antes de tumbarme por completo suelto el enganche de mi sujetador y él se encarga de quitármelo y lanzarlo al suelo. Su lengua se desliza por mis pechos y por mi vientre, lo que hace que mis gemidos se intensifiquen y me retuerza bajo su cuerpo ya completamente desnudo. Que lo haga ya, por Dios, antes de que me arrepienta.
Estiro el brazo, alcanzo al dichoso condón y se lo doy con la intención de que no me haga esperar más.
Veo cómo lo rasga y se lo coloca. Madre mía. Entonces se acerca a mis labios y me susurra en ellos:

-En aquel campamento tenía tantas ganas de llevarte a una cabaña vacía y hacértelo allí...

Sus labios chocan con los míos, a la vez que introduce su miembro en mi vagina de forma brusca. Le sensación repentina de tenerle dentro me hace gritar, y abrir más las piernas colocándolas alrededor de su cuerpo.

-Viendo tu cuerpo ahora, fue mejor esperar.

Retrocede y vuelve a penetrarme con la misma intensidad. Sus movimientos son rápidos y bruscos, un ritmo que me cuesta seguir.
Entre jadeos y gemidos, me besa, aunque son besos cortos. Se centra más en el acto, y de qué manera...

Me aferro con fuerza a su cuerpo, a su espalda, cuando finalmente me corro y siento cómo se vacía en el condón. Entonces deja caer su cuerpo pero a un lado del colchón, y no sobre mí como quizá me hubiera gustado.

Ambos nos recuperamos, en silencio.

Solo escuchamos las respiraciones agitadas del otro, y yo mi propio latido del corazón golpeando fuertemente contra mi pecho. Buf... Ha sido muy... intenso. Esa es la palabra, entre otras.
Vuelvo la cabeza hacia él para mirarle. Se lleva las dos manos a la cabeza para retirarse el pelo sudoroso de la frente y luego se deja caer sobre mi almohada. Me dan ganas de tocarle, los brazos, el pecho, el pelo... todo su cuerpo.

-¿Lo habrías hecho conmigo en la cabaña? -me atrevo a preguntar ahora que he recordado sus anteriores palabras.

-Toda la noche. Hasta que no pudieras moverte.

Te concedo el deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora