capitulo 7: no hay nada como el rojo pasión

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Vanitas estuvo sin acercarse a mí durante una semana entera, no sé qué le había hecho yo, pero cada vez que me veía se llevaba la mano al trasero y salía corriendo... Supongo que eran cosas de deportistas súper-guays. Entre tanto yo me sentía muy falto de cariño, quedándome a todas horas con los brazos cruzados sobre mi pupitre y la cabeza hundida en ellos.

-Ventus, ¿aún sieguen peleados? -me preguntó Sora.

-No sabría decirte si estamos peleados o no... Nunca he tenido novio así que no sé si esa actitud huidiza es normal. 

-Bueno, son pareja, pero eso no significa que tengán que estar a todas horas juntos. Mírame a mí y a Roxas, cada uno por su cuenta pero siéndonos fieles el uno al otro -dijo con mucho orgullo.

-Pues tu "leal" novio parece estar ahora mismo muy cariñoso con Namine. 

-¿¡Qué!? -exclamó antes de mirar en la dirección en la que se les veía a ambos demasiado cerca el uno del otro- Esto... creo que ya le he dejado mucho tiempo a su aire, je, je, je...

Y dicho esto se fue corriendo para separar a aquel par de rubios y asesinar con la mirada a su eterna rival. Yo por mi parte volví a hundir la cabeza en mis brazos, aunque mi tranquilidad no duró mucho.

-¿Estas dormido? -me preguntó una voz desconocida.

Levanté la cabeza con pesadez, y entonces contemplé delante mía (y a una distancia demasiado indiscreta, ya que podía sentir su aliento acariciando mi rostro) a un pelirrojo de ojos verdes que me observaba con una gran sonrisa en la cara.

-¿Te conozco? -le pregunté, pues no recordaba haberlo visto nunca en el instituto.

-En realidad no, pero es que soy nuevo y en cuanto te vi he pensado "quiero que ese chico tan lindo me enseñe el instituto".

-¿Qué? ¿Yo lindo? -no pude evitar ponerme rojo como un tomate, y además ya no podía ni sostenerle la mirada, aquellos ojos eran demasiado penetrantes y hermosos.

-Mi nombre es Lea, ¿lo captas? Y... ¿esta carita tan tierna tiene nombre? -susurró mientras me sujetaba la barbilla entre sus dedos con delicadeza.

-Ve-ventus, aunque pu-puedes llamarme Ven -no entendía qué efecto tenía aquel chico en mí. Mi lengua se trababa y mi cara ahora era del color de su pelo.

-Me gusta tu nombre... ¿Qué me dices? ¿Te gustaria hacerme de guía turístico por las instalaciones?

-¿Ahora? Si tenemos clase.

-Porque faltes una hora no te van a suspender, ¿o es que no te gustaria? 

-¡No, claro que me gustaria!

-Pues en marcha

Sin previo aviso me agarró del brazo y me levantó de la silla tan bruscamente que me tropecé con la mesa y fui en dirección al suelo, pero Lea me sujetó rápidamente contra su pecho, evitando la caída.

-Perdona, fui demasiado brusco. ¿Te hiciste daño?

-N-no, tranquilo, estoy bien gracias a ti.

Aún seguía contra su pecho, y podía sentirlo como si fuera una estufa, ardiendo con fuerza contra mi rostro y escuchando los latidos de su corazón, tan relajantes que podría haberme dormido fácilmente entre sus brazos. Entonces me ayudó a ponerme en pie y nos pusimos en marcha, él muy apegado a mí, casi parecía que éramos novios.

-...Y este es el patio. Aunque no es demasiado grande y en esta época hace algo de frío, por eso el mejor lugar si quieres relajarte y charlar un poco es la cafetería, aunque entre clases permanece cerrada.

-Me gusta este patio, los árboles hacen sombra y son tan relajantes... ¿Qué tal si nos sentamos en un banco?

-Eh... okey.

Yo fui el primero en sentarme, y cuando Lea me acompañó se colocó justo a mi lado. Comenzamos a charlar.

-¿Y de dónde eres?

-De Vergel Radiante

-¡Vaya, eso está en la otra punta del país! ¿Por qué te mudaste? ¿Tus padres cambiaron de trabajo o algo así?

-Bueno... en realidad soy huérfano, mis padres murieron en un accidente de coche cuando yo tenía 2 años.

-Mierda... lo siento, metí la pata.

-No pasa nada, yo lo superé hace tiempo, supongo que es más fácil olvidar a una persona cuando apenas la conoces. El motivo por el que me mudé fue... porque rompí con mi novio.

-Perdona, no debí sacar el tema.

-No importa, la verdad es que necesito contárselo a alguien.   

En ese momento no pude seguir disimulando el frío que estaba pasando y comencé a tiritar, mientras que él llevaba sólo una camiseta sin mangas, unos baqueros anchos y un pañuelo alrededor del cuello.

-¿Tienes frío?

-Oh, no es nada -aunque no podía convencer a nadie diciendo eso entre tembleques.

En ese momento Lea me rodeó con su brazo y me acercó más a él, sintiendo todo su calor corporal. No pude evitar reposar mi cabeza sobre su hombro y cerrar los ojos.

-Su nombre era Isa, y estuvimos saliendo durante tres años. No puedo dejar de pensar en todo lo que pasamos juntos, pero aquel día... lo descubrí en la cama con otro. ¿Ventus?

Al poco tiempo de apoyarme en Lea me quedé completamente dormido. Desperté con lentitud, abriendo los ojos poco a poco, encontrándome con aquellos orbes esmeraldas. Cuando al fin volví en mí me di cuenta... ¡de que Lea me estaba besando! Mantenía sus manos sujetándome la cara, y su boca contra la mía, un beso tierno y sin intentar propasarse. "¿¡Qué estoy haciendo!? ¡Se supone que tengo novio!" Estos pensamientos inundaron mi mente, pero sin embargo me estaba dejando besar.

-¡¡¡Ventus!!! -gritó una voz a lo lejos.

Desperté al instante y me fijé en mi alrededor: la hora del recreo había llegado y miles de alumnos nos miraban como si fuéramos monos de feria. Pero mi rostro palideció al ver a Vanitas, con lágrimas en los ojos y con cara de rabia y odio.

-¡Va-Vanitas! Yo... ¡esto no es lo que parece! -genial, Ventus, si antes quedaban dudas ahora con esa frase ya has cavado tu propia tumba.

Vanitas no dijo nada más, sólo echó a correr, apartando a empujones a toda la gente que se le cruzaba. No tenía valor para seguirlo y enfrentar su mirada de desprecio, pues sería totalmente justificada por lo que acababa de hacer.

-¿Quién era ese? -preguntó Lea

-Mi novio.

-¡¿Tienes novio?! ¡Pero...! ¿Por qué has dejado que te besara?

-¡Has sido tú el que se ha aprovechado mientras estaba dormido!

-Pues que yo sepa te has despertado nada más besarte y no te has apartado.

-Pero eso es... es...

¿Qué podía decir? Era cierto que había seguido con el beso, y no podía decir que no me hubiera gustado besarle, pero... Vanitas debía estar destrozado, nunca antes le había visto así, y mucho menos llorando, no él...

CONTINUARA...

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y hasta aqui termina este capitulo.......

lo siento por no subir ninguno durante mucho tiempo.......con trabajos y proyectos de la prepa es dificil tener un tiempo para publicar historias...pero les prometo continuar con esta historia y publicar un capitulo nuevo cada semana.....sin nada mas que decir.....gracias por esperar

PD: no me maten

y perdon si ha quedado corta....n.nU 

  

 

       

Amor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora