7

3.2K 293 92
                                    

— Sinceramente creo que la protagonista es una torpe — Dijo el zorro amarillo mientras le daba un sorbido a su bebida, la cual estaba empezando a enfriarse.

— No solo la protagonista sino también los chicos que la persiguen, ¿cómo esperas que se fije en ti si solo te dedicas a verla por su ventana en las noches y entras en su habitación para oler su ropa? Eso no es amor te lo dijo, y que los dos lo hagan da más miedo — Una risa escapo de los labios del amarillo cuando vio la mueca que ponía el azul al hablar sobre ese libro que tenían en común. Parecía que inconscientemente hacia pucheros cada vez que se quejaba, eso lo hacia divertido. — Por cierto, ¿cuantos años tienes? Pareces saber bastante sobre el tema de libros y ciencia. — El ojos verdes tomo su vaso y lo llevo hasta sus labios con la intención de beber de este, su bebida también se estaba enfriando.

— Dieciséis — Respondió el zorrito mientras se encogía de hombros, la respuesta había tomado tan repentinamente de sorpresa al erizo que este escupió su bebida y empezó a toser de forma frenética.

— ¿¡Dieciséis?! Debes estar bromeando — El menor negó. — Pero pareces mayor y con esa altura, además sabes todas esas cosas de ciencia y física...

— Nop, no bromeo y sí, se que parezco tener más edad debido a mi altura y mis conocimientos.

Era extraño, había que admitirlo, el ojos verdes nunca había conocido a una persona como él; conoció personas que tenían más edad de la que tenían pero ninguna que supiera tanto. ¡Era como un científico de la NASA en el cuerpo de un niño! Aunque seguramente era eso...

No muy lejos de su mesa se encontraba otro erizo, él estaba sentado a la espalda de los dos por lo que no podían verlo, estaba apretando el vaso de vidrio con fuerza debido al coraje, su ojos verdes no tenia porque estarse divirtiendo con otro, ¡no debía! Oír como los dos se reían le causaba molestia, ¿por qué se reía de lo que decía ese zorro? Esto no tenia que estar pasando, ¡el zorro lo estropiaria todo! ¡Y apenas había podido acercarse al ojos verdes!

El sonido de vidrio quebrándose lo hizo salir de sus pensamientos, miro la mano en donde estaba apretando el vaso de vidrio y se percato de que este ahora estaba hecho añicos en su mano, las pequeñas astillas de vidrio se habían clavado en su mano y el guante empezaba a teñirse poco a poco de un color carmín.

— ¡Oh Dios, señor, su mano! — Exclamo una de las camareras que para su mala suerte de encontraba pasando por ahí en ese momento.

— Genial, un escandalo es lo ultimo que necesitaba... — Susurro entre dientes mientras la camarera comenzaba a gritar que trajeran un botiquín de primeros auxilios, pronto todas las miradas ajenas se centraron en él, incluida la de su ojos verdes; quién lo miraba de manera inconsciente con un ceño de preocupación, ignorando completamente al zorro que le decía que dejara de meterse en problemas ajenos y como respuesta el pelo azul lo ignoraba.

— Déjeme que mejor lo llevamos al hospital señor y ahí- — Se levantó de la silla de manera abrupta interrumpiendo la frase de la camarera.

— No hace falta que me lleve al hospital... Señorita — Esa ultima palabra le costo pronunciarla, manera como llevaba su uniforme le dejaba saber fácilmente que no era un señorita ni mucho menos, los botones de su camiseta estaban abiertos dejando ligeramente expuesto su pecho proporcionado y su falda estaba cinco dedos por encima de la rodilla, de modo que cuando se agachara dejaría mucho que ver. Si la llamaba de ese modo no era más que por educación, nada más. Saco su cartel y dejo la paga de la bebida junto con lo que costaría el vaso de cristal en el mercado, le dirigió una mirada fugaz al erizo azul y salio del café, en dirección a su hogar, dejando a todos los espectadores conmocionados ante su partida.

— Vaya tipo. — Dijo el ojos azules mientras le daba otro sorbo a su bebido, completamente neutro a lo que acababa de pasar.

— Si... — Respondió el mayor de manera distante, aún fuera de sí. Extrañamente tenia el deseo de ir tras él pero no debía dejar solo al zorro, después de todo él fue quien lo invito, seria muy descortés irse así sin más.

-

-

-

Para cuando cayo la noche el erizo azabache ya se encontraba en la habitación del azul, observándolo desde su habitual posición, una de las quinas del cuarto cerca de la ventana. Sus ojos habían perdido ese brillo y ahora solo era de color sangre oscuro, su mirada distante y penetrante estaba clavada directamente en el pequeño papelillo que estaba sobre la mesa del azul. Sabia lo que era y por eso se iba a desaser de él.

Cuando el despertador marco las cinco y media de la madrugada el azabache todo el papelillo y salio de la habitación, saco su teléfono y marco rápidamente el numero que tenia el papel, tras tres tonos atendió.

— ¿Alo? — La voz del zorro sonaba cansada, aunque eso le importaba poco. — ¿Quién habla?

— Alejate de Sonic — Fue lo único que dijo él, quería que se alejase de su ojos verdes, no iba a permitir que arruinase sus planes.

— Veo que eres tu... sabes que no lo haré, ¿verdad? — Respondió el menor con arrogancia, él no era alguien de echarse para atrás cuando quería algo y memos lo haría por los caprichos de un erizo como él. Se había grabado la voz del erizo en su cabeza desde lo sucedido en la cafetería, se había dado cuenta de como los miraba desde su asiento.

— Te lo advierto; alejate de él. — Un gruñido leve abandono los labios de azabache cuando oyó la risa arrogante del zorro, sabia que no sedería de forma rápida y estaba dispuesto a tomar cualquier medida con tal de cumplir su cometido.

— Claro como tu digas erizo. — Respondió con sarcasmo el menor — ¿Qué vas a hacer si no hago lo que dices? ¿Me asesinadas acaso? No me hagas reír.

— Puedo hacerlo sin ningún problema niño, ya lo he hecho varias veces, una más no hará la diferencia, estas advertido. — Dijo antes de colgar la llamada, este niño lo estaba subestimando a lo grande y eso le gustaba, lo impulsaba a ser más... Creativo.

Tomo el papelillo y saco un encendedor, tan pronto como el papel hizo contacto con el fuego este empezó a consumirse poco a poco. Una idea surco se mente provocándole una sonrisa a que le helaria la sangre a cualquiera.

— No sabes en lo que te haz metido crió.

Se Lo Que Piensas| +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora