Como si su vida dependiera de ello -cosa que en realidad era así. -, se levanto del suelo tambaleándose hacia atrás y apoyándose en el copete de su cama, mirándolo con horror y miedo. Las arcadas se hacían presentes cada dos por tres, sus ojos verdosos se posaron en el arma que estaba en su mano manchada.
- Oye. - Canturreo el oscuro mientras se acercaba un poco al azul, provocando que este se moviera un poco a su izquierda. - ¿Por qué me miras así?
- Siempre fuiste tú. - Susurro el menor, dejando de lado su pregunta. Todo había empezado a tomar forma en su cabeza; las veces que sentía que alguien lo observaba, sus ventanas abiertas en la mañana, la muerte de Silver y la de Tails. Siempre se había tratado de él.
Por eso no había vuelto a sentir o recibir las cartas de un extraño, lo había invitado a vivir a su casa para que lo protegiera, había sido tan estúpido.
- Eres un maldito enfermo. - Dijo sin dudar, el miedo se había convertido en odio e ira.
- Oh. Veo que ya te diste cuenta de todo. - Comento el ojos carmín, mientras que llevaba el arma a su mano izquierda y la miraba con orgullo, como si hubiera hecho lo más bueno e ingenioso de su vida.- Solo lo hago para protegerte.
- ¡¿Protegerme!? ¡Asesinaste a mi amigo y luego cortaste su cabeza, y como si no fuera poco, la mandaste en un paquete a mi casa! ¿¡Cómo puede eso protegerme?! - Las lágrimas habían empezado a bajar por sus mejillas, no eran de tristeza, eran de rabia y frustración.
- Él te había tocado, ¡Te hizo llorar, no iba a permitir que lo volviera a hacer! Además... - Sus ojos subieron hasta encontrarse con los suyos, eran tan vacíos. - Había tocado lo que me pertenece.
Y como si de una presa se tratase, se abalanzo contra el menor. Pero para su mala suerte, él se había movido de manera rápida hacia encima de la cama, bajando despues de esta y comenzando a correr hacia la puerta de la habitación. No duro mucho hasta que el azabache lo comenzó a seguir por detrás de manera lenta con una sonrisa en su rostro.
El azul ya había bajado por las escaleras, corrió hasta la puerta principal y cuando intento abrirla, no pudo, se dio cuenta de que el pomo había sido completamente arrancado de la puerta; haciéndole así imposible de abrir al menos de que tuviera la llave para la cerradura, cosa que tampoco tenia.
Noto como el cadáver de la pelo blanco había desaparecido, seguramente lo había puesto en otro sitio, pero todavía quedaba la sangre fresca en el suelo.
Debía continuar.
Miro cualquier otra manera de escapar, no había, las ventanas habían sido bloqueadas por tablas, ¿Cuando había hecho eso el desgraciado? Sus orejas se encresparon de golpe cuando empezó a oír como el mayor tarareaba una canción de manera lenta y burlona.
Sabia que no escaparía.
Tomo un cuchillo de carne de la cocina y corrió hasta el otro pasillo que estaba cerca de la sala, ese que daba hacia una puerta alejada del resto, daba al sótano que casi no había tocado desde que se mudo. Sin siquiera encender la luz; cerro la puerta con seguro y corrió escaleras abajo, el lugar estaba a oscuras pero aun así podía notar las formas de las múltiples cajas de mudanza o otras llenas de cosas que no había desempacado por no saber donde ponerlas.
Con cuchillo en mano, se escondió en el fondo del sótano, no sin antes asegurarse de que el bombillo del lugar estuviera roto, no dejaría encontrar se tan fácil por la luz. Pronto comenzó a escuchar los pasos lentos y pesados del azabache, estaba caminando hacia acá, sonrió de manera inconsistente cuando él intento abrir la puerta y está estaba cerrada. Escucho una carcajada.
- Muy listo Sonic, pero olvidas algo. - El sonido de las llaves chocando llego hasta sus orejas, se maldijo y luego a él cuando se dio cuenta de que le había dejado las llaves, le había tomado demasiada confianza. El sonido de la cerradura abriéndose lo saco de sus pensamientos e hizo que se agachara un poco más en su lugar, procurando que sus púas o cualquier otro parte de su cuerpo no se viera.
- Uhmm♪ - Seguía tarareando. Intento encender la luz del sótano pero está al no encender se dio cuenta de los pocos pedazos de vidrio que había en el suelo, era peligroso eso ahí. - Debo limpiar eso después, no quiero que te lastimes.
Cerro la puerta a sus espaldas y comenzó a bajar por la escalera de manera lenta, provocando que los Escalones tronaran bajo su peso, le gustaba esto.
— 1. - Comenzó a contar.
Jugar a las escondidas, era divertido, le recordaba cuando jugaba con los empleados de la casa, aunque estos al final salían accidentalmente heridos, pero nadie nunca se quejaban.
— 2.
Una vez que llego al ultimo escalón miro a su alrededor, cajas por todos lados, era "todo" lo que había aquí.
— 3. ¡Estés listo o no, aquí voy!
En serio adoraba este juego.
Comenzó a revisar cada lugar y caja desde la dirección contraria a la del azul, no sabia que estaba ahí, todavía, esté por otro lado se contenía para no temblar tanto, la ola de adrenalina e ira seguía corriendo por sus venas y hacia que su cuerpo temblara junto con el poco miedo que sentía en estos momentos, era un mar de sentimientos en toda su expresión.
Los minutos parecían haberse hecho eternos, y él estaba cada vez más cerca, a este punto, no sabia que hacer. Había caído en cuenta que si el azabache manejaba armas por lo menos sabría una o cinco cosas sobre enfrentamiento cuerpo a cuerpo, quizás podría atacarlo por la espalda.
Miro un poco a su lado y noto que había un pequeño pedazo de piedra o pared que se había caído, la tomo entre su mano, tal vez. Lanzo la piedra hacia unas cajas provocando que esta cayeran al suelo haciendo un ruido seco. Confundiendo al azabache y que caminara hacían esa dirección, debía aprovechar.
Con paso sigiloso, se levanto del lugar en donde estaba escondido y saco el cuchillo que había guardado en sus púas, tomándolo firme entre su mano izquierda mientras que con la derecha se preparaba para tomar las llaves una vez que logrora derribarlo.
Cuando estaba a centímetros de él alzo el arma blanca a la altura de su rostro y con toda la fuerza que tenía, lo bajo de golpe, esperando a que se clavara en su cuello o el hombro para poder tomar las dichosas llaves.
Pero. Nada de lo que esperaba sucedió.
Ambas manos fueron sujetadas por las del azabache, quien solo habia cambiado su expreción burlona a una más seria e incluso molesta, sus ojos color carmesí vacios estaban fijos en los suyos. Luego hablo con una voz ronca y pesada:
— Supongo que sera de la mala forma. — Y en menos de una fracción de segundo, su cuerpo fue lanzado al suelo por el azabache, provocando que soltara el cuchillo; trato de espacar nuevamente pero fue retenido por la mano del contrario, quien lo tomo del y su mano libre se alzó sobre su cabeza con la forma de un puño.
— Lo lamento Sonic, pero debo tomar medidas drásticas.
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Se Lo Que Piensas| +16
FanfictionNo sera tan malo como crees. Solo déjame demostrártelo.