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- ¿Listo? - Pregunto el azabache mientras bajaba junto con el ojos verdes por la escalera. El menor se veía más nervioso de lo normal.

- Si...

Para cuando los dos erizos salieron de la casa el sol ya estaba en el horizonte, provocando que el cielo cambiara a un color anaranjada y con un poco de rojo o morado en algunas partes, era bastante hermoso a pesar de que esa puesta durará poco.

Los dos erizos caminaron a paso lento hasta el parque, donde ya se encontraban algunas personas con niños u simplemente parejas, cada vez que respiraban una nítida neblina aparecía frente a sus rostros debido al frío. Pero, ¿cual era su destino específico?

Bien, el azabache ya lo tenia planeado; en el centro del parque se había instalado hace poco un parque mecánico, un parque dentro de otro parque, pff.

Tal vez un poco de diversión haría que el ojos verdes se relajara, o tal vez no, ¿Quién sabe? Para cuando los dos llegaron a la entrada del parque el ojos verdes no pudo evitar sonreír, si bien él parecía tranquilo era todo lo contrario, realmente le gustaba la velocidad, pero lo que más le llamo la atención fue la enorme montaña rusa que se veía al final del lugar, podías oír los gritos de las personas montadas en ella.

- Aquí tienes. - Dijo el ojos carmín apareciendo de repente a un lado del azul, ¿Cuando se había ido? Miro lo que extendía en su mano y noto que eran varias boletos para las atracciones. - ¿A cual subiremos primero?

Una sonrisa enorme se planteo en su rostro al escuchar esa pregunta.

(...)

- ¡Vamos arranque! - Exclamo impaciente el azul mientras saltaba en su asiento, si, estaban en el primer vagón de la montaña rusa y esta todavía no arrancaba. - Ahhhh... - Dejo escapar un quejido largo cuando el encargado le hizo una seña para que se esperará un poco más, todavía faltaba gente por subir a los vagones.

- Eres demasiado impaciente. - Sentenció el azabache mientras se recostaba en el espaldar algo incomodo del vagón. Ganándose así una miraba rápida del azul, seguía haciendo pucheros, le parecían algo molestos viniendo de otras personas pero de él, era adorable.

Escucho bajos sus pies el crujir de las ruedas avanzando y noto como empezaban a subir por la pendiente alta, como la rueda de la fortuna, al final irían a esa atracción.

Los gritos de terror y alegría se hicieron presentes cuando empezó a bajar de forma estrepitosa; como si fueran a estrellarse contra el suelo.

- ¡SI, VAMOS SHADOW SUBE LOS BRAZOS! - De alguna manera, era más feliz de lo normal. Notaba como la sonrisa del azul se hacia más grande a medida que el carro hacia cruces bruscos, cosa que a la vez hacia que sus cuerpo chocaran.

No pudo evitarlo más.

Levanto junto con el azul sus abrazos y empezó a gritar. Después de todo esto si era un poco divertido, pero solo un poco. Para cuando las vueltas acabaron el azabache propuso dar otras más pero el menor se negó ante las sensación de querer vomitar todo lo que había comido en el almuerzo, ese era el precio de la diversión.

Luego de una hora aproximadamente caminando por la feria los dos erizo ya cansados de las atracciones fuertes se decidieron por una mucho mas suave, una que cualquiera que no sufriera vértigo soportaría.

La rueda de la fortuna.

Cuando subieron al vagón el ojos verdes ya no estaba tan impaciente, ya estaba más que agotado por toda la adrenalina que había sentido debido a la montaña rusa, por eso esta seria su ultima atracción, luego de esta se irían a casa.

— Es grandioso. — Susurro con somnolencia el azul mientras luchaba por no quedarse dormido ahí mismo en su asiento, la rueda se había detenido y ellos habían quedado no muy abajo de la cima pero, de igual manera tenían una vista magnifica de la manera en que las luces de la ciudad vecina se veía, todas esas luces brillaban con intensidad y se deformaban con la lejanía, convirtiéndose en una sopa de colores difuminados. — Tan hermosa...

— Se. — Comento también el azabache para luego sentir un peso sobre su hombro, noto como el azul se había quedado dormido sobre su hombros a lo cual sonrió de lado, ya había pasado su hora de dormir de cualquier manera.

Lo detallo más de reojo y noto como sus labios habían quedado entre abiertos y la destella de humo ligero salia de estos debido al frío del clima. Como su rostro demostraba completa tranquilidad y como su pecho bajaba y subía al compás de la viejas manillas de un reloj.

Él era hermoso.

Tomo con cuidado y teatro del ojos verdes para que no se cayera ante la ausencia de su hombro como apoyo y acerco su rostro, solo un poco, lo suficiente como para sentir su respiración pausada sobre la suya,

— Hubiera preferido hacer esto cuando estabas despierto. — Susurro para luego rosar sus labios ligeramente y finalmente besarlo de manera pausada, olvidándose completamente de que las demás personas de la feria podrían verlos y empezar a escudriñar pero...

¿Eso le importaba a alguien en realidad? Para nada.

Se Lo Que Piensas| +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora