Epílogo 2

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  — Yo me encargare del cuerpo a partir de aquí. — Dijo el erizo de color turquesa, tomando de las manos del guardia el informe de Shadow. El guardia no se opuso y abandonó la sala en la que estaba el médico recogiendo algunas cosas, el cuerpo seguía en la camilla. Cuando estuvo completamente seguro de que el guardia se había ido, cerró la puerta, agradeció en silencio que no hubieran cámaras en la sala.

  — ¿Cuánto tiempo tenemos exactamente? — Preguntó, mientras se acercaba a la camilla y comenzaba a quitar las correas. Hizo un esfuerzo grande para pasar el cuerpo del azabache a una bolsa lo suficientemente grande para llevarlo, una vez que estuvo adentro dejo una pequeña parte del cierre abierta, solo un poco. Luego lo volvió a subir a la camilla, solo que esta era diferente, no tenía correas de cuero a los extremos. Solo era un gran saco de color negro encima de una camilla.

  — El tiempo suficiente, como mínimo tres. — Respondió el otro erizo con un tono agitado, recogía todas las cosas con rapidez, en ningún momento se quitó los guantes. Tomo unos papeles y se los entregó. — Esos son los papeles de defunción y la aprobación para llevarte el cadáver, te alcanzaré luego, y recuerda — Hizo una pausa. — Actua lo más calmado que puedas.

Sin esperar más, tomo las manillas de la camilla y comenzó a empujarla fuera de la habitación, entrando por un pasillo largo y de color gris, había visto muchas cosas pero esto era deprimente, puesto que se encontraba en un área que solo se encargaba de procurar la muerte de los presos por medio de una condena, no le sorprendía la cantidad de salas aisladas que había en todo el pasillo, también habían muchas camillas transportando bolsas negras. Cuerpos. Volvió a concentrarse cuando noto que al final del pasillo había una puerta de salida, siendo resguardada por un oficial que iba totalmente armado, inmediatamente respiro hondo y continuó caminando hasta llegar a la puerta. El oficial se acercó a paso rápido:

  — La orden firmada, por favor.   —   Al menos era educado. Le entregó el mismo papel que había recibido minutos atrás y observo por el rabillo del ojo como miraba el papel con sumo detenimiento, de repente su rostro mostró sorpresa. Y acto seguido se acercó a abrir la bolsa en la que se encontraba el azabache. Su cuerpo se tenso. — ¡Pero si es McDermott! A este mal nacido lo han buscando en varios países y ahora es que termina muerto. ¡Que maravillosa noticia!

Casi le arranca la mano al oficial cuando este abofeteó el rostro del azabache sin medir fuerza, tuvo que calmarse para no saltarle encima. Carraspeo su garganta para llamar su atención:

  — Tengo que llevar este cuerpo al aeropuerto, ahora. — Su voz no se doblegó ni tampoco dejo de mirar fijamente al oficial, este solo volvió a cerrar la bolsa por completo y se hizo a un lado entregando los papeles que le había dado hace poco.

Una vez que cruzo la puerta, tuvo vía libre para llegar al estacionamiento en donde lo esperaban. Cuando llegó y se aseguro que no había nadie cerca ni cámaras de seguridad todo el cuerpo aun en la bolsa y lo llevó sobre su hombro con rapidez hacia un auto de color platino con vidrios polarizados, el que abrió unas de las puertas fue el mismo erizo de la enfermería, Manic, pero ahora se había desecho de las lentillas de contacto que se había puesto, más seguía con la ropa de personal médico. 

  — Dejalo en el asiento. — Dijo, mientras esperaba que lo hiciera, detuvo sus manos cuando noto que estaba apunto de retirar los lentes y la bufanda que había en su cuello. — Quédate así hasta que pasemos todos los puestos de vigilancia.

  Chasqueo con su lengua mientras hacía una mueca. — Cuando termine tendré que pintarme las púas de color verde, otra vez. El turquesa me hace ver ridículo y estúpido.

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