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 Cuando el ojos carmín salió por la puerta de entrada noto como en la acera del frente estaba el coche de su compañero aparcado, el ojos azules estaba recostado sobre este con un cigarrillo entre sus labios, le miraba molesto.

Se acerco un poco a él: — Insisto, ¿Qué te cuesta avisarme un día antes? ¡Me estaba tirando a una rubia despampanante joder! — Movió sus manos al frente para enfatizar sus palabras, tomo la colilla del cigarro y la tiro al suelo pisando la con algo más de la fuerza necesaria.

— Si a mi me da la gana hasta te hago venir durante el apocalipsis Scourge, yo soy quien da las órdenes aquí — Coloco un dedo sobre su pecho sin dejar de mirarlo a los ojos, no pensaba hacerle daño, pues de lo contrario no tendría con quién dejarle al cobalto. Se alejó un poco — Su nombre es Sonic, suele dormirse temprano. Y ni se te ocurra tocarlo.

No espero una respuesta por parte del ojos azul y comenzó a caminar hasta la parte trasera de la casa, más específicamente la cochera, donde se encontraba guardado su auto de color negro con detalles en blanco. Saco las llaves de su chaqueta y lo encendió, el motor lo emitió algo similar a un ronroneo sacando así una sonrisa al azabache, quien dejó después aquel enorme bolso en el asiento del copiloto.

Dio marcha al auto y condujo en completo silencio, repasando una y otra vez lo que tendría que hacer si quería que todo saliera a la perfección. Como le gustaba que todo lo fuera. Estaciono unas cuadras más atrás de donde se dirigía y tomo una vez más aquel bolso, cargando sobre su hombro caminó por las vacías calles; era demasiado tarde como para salir a la calle, no por la inseguridad sino por el frío, puesto que durante la noche la temperatura disminuye más de lo habitual. Y eso se demostraba cada vez que exhalaba aire, una pequeña nube aparecía en frente de su nariz, podía soportar el frío con ayuda del suéter de lana que estaba bajo su chaqueta.

Detuvo su andar cuando estuvo en frente de la casa a la acera de enfrente, todas las luces estaban apagadas, según todo lo que había recolectado el informante de la oficina policial el detective estaría afuera por todo la noche, dejando la casa completamente vacía y dándole así la oportunidad de deshacerse de todo el archivo del caso. Y para cuando pudieran volver a armar el caso ya estarían fuera del país, no debía preocuparse por el archivo de respaldo dentro de la oficina del detective en el centro policial, Vector también se había ocupado de eso.

El cobrar favores a los mejores conocidos resultaba muy beneficioso en su vida.

Cruzo la calle sin preocupaciones y dio marcha hacia la parte trasera de la casa, encontrándose con lo que buscaba, la caja de fusibles y la alarma, colocó el bolso en el cespe y busco entre todas las cosas que estaban ahí una tenaza, ¿Pues con que más cortaría los cables con electricidad? Con los dientes, obviamente que no. Corto el cable de seguridad con cuidado y guardar las tenazas nuevamente, subió por la escalera que daba a la puerta trasera, forzó sin mucho esfuerzo la puerta y miró a su alrededor.

Ahora se encontraba en la cocina, estaba lo esencial y un comedor pequeño con cuatro sillas, hubiera pensado que él tendría familia sino fuera por el hecho que ya había investigado su vida de pies a cabeza. Comenzó a caminar a paso lento hacia las escaleras que daban al segundo piso, en pasillo estaba cubierto un poco por marcos con diferentes fotos, en su mayoría paisajes y solo unas pocas eran de su familia, una simple pareja de ancianos, eso demostraba que era solitario seguramente por su trabajo. Como si le importara.

Abrio la primera puerta que resulto ser un armario de cambios para las sábanas, en otros. Buscaba la oficina, ahí debía estar el archivo. Abrío la segunda puerta y encontró finalmente lo que buscaba, entró en la habitación; había un escritorio de madera y una gran biblioteca a un costado, dejó el bolso sobre la esquina de la mesa, sacando una linterna y comenzando su labor de encontrar el archivo correcto entre todos los papeles que estaban esparcidos en el sitio.

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