Introducción

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Aun recuerdo la primera vez que sentí ese escalofriante miedo, un temor enorme que me invadió hasta los huesos, no se podía comparar a nada de lo que había sentido a mi corta edad de 6 años, era la primera vez que algo me aterraba de esa manera.
-Camina más rápido Taemin - mi hermano me jalaba con fuerza - vamos muy tarde, ya obscureció en el patio -dijo mientras abría la puerta de la casa de mis abuelos, ellos vivían en un pequeño poblado en una casa donde el gran patio conectaba a todas las habitaciones.
-Está muy obscuro Jinki hyung- dije con un miedo infantil, un miedo muy simple, no era parecido al terror que penetraría mi cuerpo en unos momentos, solo era un simple susto, una incomodidad por lo desconocido.
-Tranquilo, yo te cuido, solo guarda silencio para que mamá no escuche - dijo mientras ponía su dedo frente sus labios y luego tomaba mi mano. Habíamos jugado con los chicos del pueblo hasta tarde y ahora que volvíamos no quería que mi madre se enterara que me había tenido fuera todo ese rato.
-Gracias hyung- mi gran amor cuando era pequeño solo podía tratarse de mi hermano, no había nada mejor en este mundo para mí, lo admiraba, imitaba y aunque a veces me hacía maldades, como cualquier hermano, debía seguir siempre a su lado, eso era en todo lo que pensaba.
Caminamos silenciosamente por el obscuro patio mientras el sostenía con fuerza mi mano y volteábamos a un lado y al otro siguiendo los diferentes ruidos que alcanzaban nuestros oídos.
-¿Qué fue eso hyung? - dije ante el silbido de alguien, miraba de un lado al otro tratando de encontrar la fuente de ese sonido.
-No lo sé - dijo Jinki también buscando - apresurémonos - dijo esto y me jaló para empezar a correr pero se detuvo en seco y choqué con él.
-¿Estás bien hyung? - en este momento mi leve temor se transformó en miedo al ver en la dirección que mi hermano estaba observando. Frente a nosotros en la azotea veíamos una figura humana, esbelta y bastante alta, pero por simple sentimiento sabía que eso no era humano.
-Hermosos bocadillos - ahora eso hablaba me escondí detrás de mi hermano mientras el miedo penetraba mi carne y hacía que me entumiera en ese lugar - no deberían salir de noche - de la nada estaba debajo, en el patio y se interponía entre la puerta y nosotros. La sombra seguía completamente obscura y solo podía observar dos puntos brillantes de color rojo en su cabeza.
Sus ojos estaba encajando su tétrica mirada hacía mi, Jinki estaba congelado frente a mí, no decía nada, no hacía nada. Intentaba moverlo pero no podía, estaba congelado en ese lugar - Hyung, vámonos hyung - lloraba sin parar al ver cómo me observaba la extraña sombra que parecía estirarse anticipando algo.
-Me agrada como me vez - la sombra dijo agachándose frente a nosotros - puedes sostener tu mirada ante mí, pareces ser un bocadillo interesante - se acercó hasta mi, haciendo que retrocediera y callera en el piso del patio, estaba por soltar el llanto más profundo.
-Déjalo - mi hyung se movía y empujaba a la alta criatura.
-Otro bocadillo interesante - dijo dando unos pasos para atrás y se puso en cuclillas inclinando la cabeza de lado como examinándonos - me vas a necesitar en el futuro - dijo suavemente y se puso otra vez de pié.
-Déjalo - Jinki gritó de nuevo, pero eso seguía avanzando hasta mí de un momento a otro ya estaba frente a mi rostro y lo tomó con su mano.
-Cuando me necesites solo llámame y llegaremos a un interesante trato - empezó a desabotonar mi camisa y Jinki corrió hasta el lugar para empezar a golpearlo por detrás - solo debo dejar una marca para que me contactes - sus ojos rojos bajaron a mi pecho, soltó mi cara, levantó su mano apuntando con su dedo, dio un pequeño giro a su muñeca y su dedo se encendió rojo fuego, yo me quedaba ahí sollozando levemente mientras mi hyung gritaba como loco. Puso su dedo en mi pecho, quemó mi piel, dolía pero sentía un miedo mayor. Me volvió a observar en otro momento y luego se levanto.
-¿Qué le hiciste? - Mi hermano de 11 años seguía golpeando y empujando, luego me vio y me sostuvo viendo al ser con odio - ¡Contesta qué le hiciste!
-Delicioso bocadillo dos, nos volveremos a ver - le dijo revolviendo su cabello - crece más delicioso para mí, lo mismo para ti interesante bocadillo - como en un solo instante ya se encontraba otra vez en el viejo techo de la casa, clavando sus ojos en nosotros - esperaré tu llamado Taemin - el susurro se escuchó en el aire de todo el patio, el miedo me invadió de una forma horrible, la figura desapareció y rompí en llanto. Mi pecho me dolía, sentía esos ojos rojos clavados en mí y mi cabeza daba demasiadas vueltas, la cicatriz de mi pecho ardía demasiado y Jinki gritaba desesperado por nuestros padres.
Después de eso ya nada me daba miedo, mi peor experiencia me había enseñado que nada daba tanto miedo, pero ahí me encontraba en esa azotea gris de la escuela sosteniendo con fuerza la maya que la rodeaba esperando mientras veía la pequeña puerta por donde pasaría esa persona.
Esta era la segunda vez que sentía este miedo, escuche pasos en las escaleras tras la puerta esta se abrió frente a mí y ahí estaba la persona que había estado esperando, no creí que llegara en algún momento, sabía que no era posible, pero me aferraba con fuerza a mis últimas esperanzas.
-Taemin - agaché mi cabeza, su tono de voz hacía que conociera la respuesta, me había aferrado todo este tiempo hasta este momento - lo siento - mi corazón lo esperaba pero aun así se rompió en mil pedazos -no estoy interesado en los chicos - un pretexto, lo sabía, era porque tenía a alguien en mente ¿Por qué no solo me decía la verdad? Solo necesitaba decirme: me gusta alguien más, tú nunca me llegarás a gustar, déjame de una buena vez.
-Gracias por venir Jonghyun-hyung - dije volteándome viendo hacía el patio de aquella escuela, 3 pisos debajo de mí nadie se había dado cuenta de lo que pasaba, como la otra vez que me había invadido el miedo, solo nosotros dos lo sabíamos y nunca lo olvidaría porque me había dejado esa marca, esa cicatriz igual que la otra me dolería por las noches o cuando el recuerdo invada mi mente.
-¿Taemin estás bien? - escuché su voz detrás de mí. Sabía que él nunca me correspondería pero era mi mayor deseo intentarlo, debí tratarlo aunque fuese esa vez.
-Estoy bien - dije mirando abajo y viendo un rostro familiar entre todas las personas que caminaban, una de las personas que más odiaba pero más quería en todo el planeta, esperándo a ambos como siempre - solo me preguntaba cuánto tiempo dolerá esta cicatriz.

Tu Mirada en la ObscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora