Sin Alma

191 26 0
                                    

  -¡Jinki vas a llegar tarde a tu clase! – un grito al otro lado de la puerta despertó mis apacibles sentidos. Sacudí un poco la cabeza intentando averiguar qué era lo que pasaba a mí alrededor. Estaba sentado en el piso, y recargado en la cama, poco a poco recordé lo que había sucedido la noche anterior.
-Jonghyun – me giré rápidamente para buscar al chico de cabello castaño que habíamos traído a casa la noche anterior. Para mi asombro la cama estaba vacía. Mi preocupación aumentó cuando recordé que mi hermano no llegaba la noche anterior así que me paré aprisa y salí de mi cuarto corriendo hasta el de Taemin, esperaba que estuviera en esa habitación con Jonghyun. Pero mis esperanzas me abandonaron al ver su cama en perfecto estado y la habitación inundada por un sepulcral silencio.
-Hijo no despiertes a tu hermano – mi madre estaba ahora detrás de mi – el pobrecito a de estar cansado y es sábado. Mejor arréglate de una buena vez, porque te dejé estudiar esa carrera pero espero que te esfuerces, ese fue nuestro trato.
-Si mamá, solo estaba revisando si tenía un libro que le presté – mentí no quería que mi madre se preocupara por Taemin.
-Bueno apresúrate –me dio una palmadita en el hombro y regresé aprisa a mi habitación. Miré de un lado al otro buscando una solución, decidí cambiarme y fingir que me dirigía a la universidad para librar las sospechas de mi madre. Pero la verdad tenía una muy mala espina de todo lo que estaba pasando.
Empecé a desvestirme cuando uno de mis libros cayó al piso y se abrió en una página muy peculiar. Era una pintura de un demonio que parecía atormentar a una mujer con un blanco vestido, sus ojos saltones y grandes eran el centro de la imagen. Tenía muchos de esos libros, me había vuelto obsesivo con esas cosas desde mi experiencia en la infancia. Mi inútil carrera, según mi madre, también era otra forma de conocer y prepararme para ese día que temía.
Estudios antropológicos con especialidad en ocultismo, cualquier padre se desmayaría si su hijo estudiara algo como eso. Pero nada se podía hacer, era la persona más decidida y lucharía contra eso con todas las herramientas y forma que pudiera tener.
Estaba por cerrar y guardar el libro pero un segundo libro cayó del estante ahora era una copia de Drácula donde se añadía un grabado de cómo había hecho el pacto con el demonio a cambio de la vida inmortal. Me empecé a sentir inquieto, por lo que tomé los libros rápido y los volví a poner en el estante y luego me alejé para seguir cambiándome, cuando terminé de ponerme una playera de manga larga pasando el cuello de la prenda por mi cabeza pude ver como un objeto se acercaba a una enorme velocidad hacía mí. Me alcancé a agachar torpemente y el libro chocó contra la pared y quedó abierto en otro dibujo.
Miré en todas las direcciones buscando la fuente de eso y luego me acerque torpemente al libro, un poco asustado, desde el trauma de mi infancia me había vuelto la persona más asustadiza, muchos amigos me apodaron chiken, por ser miedoso y otra peculiar razón. Cuando estuve lo suficiente cerca pude ver una imagen igual de tétrica que las anteriores.
Dos niños pequeños rodeados de toda clase de demonios y alimañas, era un grabado del siglo XVI, me alejé un poco y luego tomé el libro dando un resbalón. Y salí corriendo a prisa bajando las escaleras y pasando por la cocina.
-¡Jinki el desayuno! – mi madre casi bloquea mi paso, pero no se lo permití. Y seguí corriendo.
-¡Comeré algo en la universidad! – le grité desde fuera de la casa mientras ella se asomaba extrañada, por alguna razón sabía que debía ir primero a la biblioteca.
Después de tomar el autobús y bajarme en el centro de la ciudad entré a la biblioteca con el libro que había volado decidí ir hasta el estante, estaba siguiendo una loca corazonada, pero era la persona más crédula del planeta así que los presentimientos y corazonadas eran como hechos científicos para mí.
Llegué hasta el estante y empecé a pasar los dedos por los libros buscando el número consecutivo del libro que tenía en mis manos, estaba por llegar cuando un pequeño suspiro me hizo voltear al otro lado y vi como un libro salía lentamente del estante y caía frente a mí. No quería creerlo pero era similar a lo que había pasado en casa, por alguna razón no me causaba desconfianza, algo quería darme información estaba petrificado del miedo, pero no desconfiaba de eso.
Me acerqué con precaución al libro, era un libro que conocía muy bien, un libro al que le temía desde mi infancia, un libro que decidí leer antes de encontrarme con eso.
-Fausto – susurré y trague saliva. Voltee a todos lados tratando de averiguar si era otra broma de mis compañeros o de verdad todo estaba pasando -¿Qué es lo que quieres? – empezaba enloquecer, ahora le preguntaba a la nada que era lo que quería, una brisa hizo que unas páginas se movieran y lo siguiente que vi me aterrorizó por completo.
En el libro habían colocado una foto junto a una ilustración de Fausto haciendo su trato con el diablo, pero mi mayor temor era la foto, esa foto que había visto incontables veces en casa, sobre el buró de mi hermano, esa foto que reflejaba su sonrisa antes de que el fatídico día llegara. Ahora la foto del día que habíamos salido a pescar juntos con nuestro padre estaba en las páginas de ese libro.
-¡Taemin! – dije en voz alta y dejé caer el libro por un escalofrió que atravesó mi cuerpo como una descarga eléctrica. Ante este sonido varios libros más cayeron del estante los títulos me eran muy conocidos, El retrato de Dorian Grey, otra vez Drácula y más literatura de ese tipo caía de los estantes y comencé a temer lo peor.
-¿Todo bien? – una chica se asomó y vio el desorden pero se quedó con la boca abierta al ver como los libros caían de la nada. Este era el mejor momento para salir de ahí, tomé la foto del piso y corrí hasta el exterior.
Comencé a escuchar esas voces, siempre me rodeaban pero ahora se volvían más fastidiosas y luego aparecieron esas palabras que había escuchado en mi cabeza aquella noche, las que me habían hecho paralizar cuando vi la criatura en el tejado.
-Tenía tantas ganas de saborearte durante mucho tiempo – escuchaba a Taemin llamarme y llorar detrás de mí pero no me podía mover, parecía estarse repitiendo mi pasado – tienes compañía, creo que esta noche disfrutaré bastante – Luego salió de mi mente y habló claro – Hermosos bocadillos, no deberían salir de noche – ahora estaba más consciente de lo que me rodeaba, pero seguía inmóvil, Taemin me llamaba, eso se acercaba, pero seguía congelado en ese lugar – Jinki, me quedaré con tu hermano – escuché sus palabras en mi mente de nuevo – nunca pensé que cuando te encontrara tendrías algo tan delicioso contigo – escuché que hablaba con Taemin y este caía en ese momento reaccioné y ahí estaba en medio de la callé, las personas se me quedaban viendo. Esto no era como la otra vez, que eso estaba tocando a mi hermano frente a mis ojos, ahora estaba en el centro de la ciudad y me había quedado paralizado.
Caminé aprisa y me alejé de la muchedumbre, luego me di cuenta que había avanzado varias cuadras, hacía la parte donde estaban los edificios más altos. Debía encontrar a Taemin pronto, llamé a su celular, me sentí tonto por no haberlo intentado desde el principio, pero nadie me contestó.
-Ya viste, su alma huele bastante bien – una voz aguda tras de mi me hizo voltear, pero en ese lugar no había nadie.
-Si, ese chico no es un alma totalmente pura, pero tampoco un pecador, sabrá delicioso, solo deja que se tire – volví a buscar la fuente de la voz, pero nada, luego voltee hacia arriba y vi algo sobre el edificio, en ese momento supe de lo que hablaban... lo que fueran. Corrí al edificio, entre empujando a la gente y me escabullí en el ascensor, cuando llegó al último piso de la forma más lenta que se podía, salí disparado a buscar las escaleras, las personas me veían raro. Pero eso no era novedad ese día, veía de un lado al otro buscando, al final del pasillo divisé un señalamiento que indicaba el lugar correcto, corrí empujando a un chico que se puso en mi camino y tropecé con una chica que cargaba una gran cantidad de copias. Pero me levanté rápido y abrí la puerta de las escaleras de emergencia.
Los peldaños parecían eternos, subí entre tropiezos y con problemas para mantener una respiración constante, pero al final logré abrir la puerta esperando haber llegado a tiempo.
Para mi sorpresa lo había logrado llegar a ver cómo el chico de cabello castaño estaba parado en la barda de esa azotea, viendo hacía el frente sobre la calle principal. Pero no podía detenerme ahora, aunque respirara con fuerza y me doliera el estómago. Tomé un poco de fuerzas y aire y grité.
-¡Jonghyun detente! – el chico no volteó a verme y luego escuché más de esas molestas voces.
-Hazlo, ya no tienes nada, qué sentido tiene la vida – seguían rodeando toda la azotea.
-Key – el chico soltó un suspiro y adelantó uno de sus pies. Mi corazón se detuvo, sostuve la respiración y mis ojos se cristalizaron ante el asombro y el llanto que estaba por ocurrir. Pasó un segundo y vi como la figura de ese chico bajara lentamente y se perdía al final del borde de la azotea, cuando quedó solo su cabello ante mi vista corrí y grite intentando llegar, pero en realidad el tiempo se movía muy aprisa aunque para mi fuese una horrible eternidad.
Me tire de rodillas sobre el concreto del edificio y luego escuché gritos de agonía. Levanté mi vista para encontrar a un chico con grandes ojos y cabello obscuro, tenía un largo abrigo negro y me causaba algo de temor ¿De dónde había salido ese chico? Lo miré bien y vi que se dedicaba a lanzar llamas a todos lados en la azotea y estas eran acompañadas por esos gritos de dolor de esas voces que habían llevado a Jonghyun a su muerte.
En ese momento no me importaba que tan extraño o poco creíble fuera todo lo que estaba pasando, mi depresión no me permitía ni siquiera asombrarme. Luego escuché un sonido de tranquilidad, algo que no puedo describir por que no es un sonido que alguna vez hubiera escuchado y luego unas cuantas plumas blancas cayeron del cielo.
-¿Creí que no se metían en asuntos humanos? – el chico de negro habló con una voz que reconocí al instante y me puse de pié tan rápido como pude, solo para ver Jonghyun desmayado recargado en el borde de la azotea. –Pero que molesto me servía más muerto, supongo que ahora tendré que improvisar – el chico hablaba de nuevo, decidí alejarme de él y llegar hasta Jonghyun.
-Jong, despierta, Jong – dije dándole golpecitos en el rostro y luego voltee a ver a el chico.
-¿Qué le hiciste? – me paré furioso ante él.
-Yo nada, mi plan era dejar que las cosas pasaran y luego tomar su alma – dijo con su sínica voz –pero no esperaba encontrar a mi delicioso bocadillo en este lugar – en ese momento estaba seguro, se trataba de esa cosa, aquello que había aparecido en mi mente y la de mi hermano por muchos años.
-Aléjate – grité al ver que se acercaba – no tienes por que estar aquí, ni tienes por qué estar cerca de mi hermano.
-Corrección ahora debo estar cerca de tu hermano – estaba usando su fastidiosa voz de nuevo – no te dije que pensaba quedármelo.
-¡He dicho que te alejes!
-¿Qué piensas hacer?- Se reía de mí – ¿Poner en práctica todos los conocimientos que has adquirido todos estos años? – Desapareció y al siguiente instante ya se encontraba frente a mí – lamentablemente muchos han olvidado cómo usarlos y tu nivel es demasiado bajo como para si quiera hacerme un rasguño.
-¡Cállate! – lancé un golpe con toda la fuerza en mi puño, pero él se esfumó y apareció a mi lado.
-Que gracioso y torpe bocadillo – su risa me fastidiaba – ahora muévete para que pueda llevarme por lo que vine – empezó a avanzar hasta Jonghyun y decidí ponerme en el camino.
-¡No te lo llevarás! – dije tragando saliva y poniéndome entre eso y el chico de cabello castaño.
-Podríamos cambiar – dijo acercando su mano a mi rostro – el por tu hermanito – susurró en mi oreja y la propuesta hizo que me estremeciera. Deseaba aceptar pero una corazonada me lo impidió.
-Ni lo sueñes – dije casi gritando y empujándolo para que se alejara de mí y de Jonghyun – no pienso hacer ningún trato contigo, Jonghyun se queda conmigo y me encargaré de que no le pongas tus sucias manos a Taemin – dije esto y el empezó a atacarse de risa, pero una risa más humana y que no se podía parar, por un momento pareció un chico normal.
-Taemin ya está en mis manos – dijo entre las risas mientras sostenía su estomago por el dolor causado por las mismas. Me paralicé y me volví a dejar caer sobre el techo con las rodillas y luego sujeté mi cara y presioné con fuerza. Debí vigilarlo mejor, debí estar más tiempo con él, no debí dejar que saliera solo, era el peor hermano que podría existir. – Sentimientos de desesperación, hermoso aroma el que producen, si sigues así no me podré resistir – se agachó frente a mí y se acercó a mi cabello – hueles aun más delicioso que la primera vez que te encontré – ahora acariciaba mi cabeza – puedo oler ese deseo en ti, incesto, me gusta tu mente – lo empujé al oír esto último.
-Jamás tocaría a mi hermano – dije furioso, poniéndome otra vez de pie.
-Diría que eres muy aburrido por no hacerlo, pero que tengas moral que impide que te venza el deseo hace que te vuelvas más delicioso, ahora tengo un incontenible antojo de ti – dijo poniéndose de pie, por alguna razón si lo había logrado tumbar cuando lo había empujado – pero no lo haré, tu hermano está primero, solo olfatearlo a la distancia me provoca un apetito insaciable.
-Dime dónde está – le grité otra vez.
-Ese chico intenta alejarlo de mí, pero no puede esconderlo de mí – decía mientras miraba al lado oeste de la ciudad – aunque hubiera sido más divertirlo hacerlo que lo cambiara por el cuerpo inerte del moreno, así podría volver a ver la cara de sufrimiento del chico vanidoso y el dolor de mi suculento bocadillo. – Vio a lo lejos otra vez y luego se dio la media vuelta. –Pero por lo visto ni tu ni ella me van a permitir llevármelo así que regresaré por él en otra ocasión, nos veremos pronto delicioso bocadillo.  

Tu Mirada en la ObscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora