Capítulo 12 El fuego se propaga

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Capítulo 12

El fuego se propaga

Tú tendrás que irte. Tú tendrás que irte. Tú tendrás que irte. Tú tendrás que irte. Tú tendrás que irte.

Las notas. Su presencia. Era mucho. ¿Qué es esto? ¿Cuándo pasó? ¿Quién lo hizo? Madison buscó rápidamente su celular en su bolsa y marcó el número de Luke, quien contesto al primer tono:

"Estaba a punto de llamarte" Dijo él.

"L-Luke" Empezó a tartamudear ella.

"¿También tienes notas?" Pregunto Luke muy nervioso.

"S-si" Respondió.

"¿Qué vamos a hacer?"

"No tengo ni idea" Le dijo y lagrimas salían de sus ojos. Las lágrimas habían suplantado a Susan como mejores amigas.

"Recógelas todas en una bolsa grande. Nos vemos en el bosque, donde siempre nos reuníamos, en media hora. Te veo allá" Y colgó.

Madison se apresuro y llegó hasta el lavadero de su casa, debajo de el, su madre siempre dejaba bolsas negras extra grandes. Las que necesitaba. Volvió a su cuarto y recogió todas las notas que habían. En el suelo, en la venta, en los gabinetes en la ropa, en todas partes, hasta pegadas en el techo, debajo de la cama, metidas en la fundas se sus almohadas. Y todas decían lo mismo. Nunca cambiaban la letra o el significado. Ella sabia de donde venia la frase. Era la última parte de la carta del lunes. De la de Chris. Chris. Estuvo aquí, en su cuarto, tocando todo. De repente ella se sintió sucia.

Metió todas las notas en la bolsa y salió de su casa. Mientras se adentraba en el bosque recodaba cual era el camino de su punto de reunión con sus amigos. Se habían escapado tantas veces en el pasado, pero había pasado mucho tiempo desde que lo uso la última vez y le costaba recordar donde quedaba.

Sacó su celular y le escribió un mensaje a Luke para que le pasara la dirección desde su casa. Él respondió pocos segundos después y Madison emprendió su camino.

El bosque seguía húmedo y con olor a hojas y troncos mojados, un olor que a ella y a Luke le gustaba mucho, no a Susan, ella lo odia, decía que era como ser un lobo o un animal salvaje. Personas que no tienen pensamientos claros, personas que ni siquiera pueden pensar. Susan pensaba eso.

Madison llego con las gomas mojadas y sucias. Luke aun no estaba allí. Dejo caer la bolsa en el suelo y se recostó en el pequeño muro que antes era un pozo. La mitad del pozo ya no existía y parte de ello era gracias a ella y sus manos destructoras. No. Manos no. Era otra cosa. Una cosa que ella no podía recordar. Algo grande. ¿Qué seria? ¿Qué fue? Pero por mas que lo pensara no podía recordar que era. Era como si una parte de su memoria hubiese sido borrada.

Las pesadas detrás de ella hicieron que se levantara rápidamente y volteara. Luke estaba vestido con la misma chaqueta negra con capucha de la noche anterior.

"Dios, casi me mates del susto" Susurró y luego se dio cuenta de las dos grandes bolsas negras que llevaba en ambas manos. "¡¿Todas esas?!" Exclamó asombrada. No se lo podía creer.

"Mad, tengo miedo" Dijo Luke soltando las bolsas. "Dicen exactamente lo que decía la ultima frase de la carta que Chris me mando"

"Las mías también" Ella añadió.

"No, la tuya no decía lo mismo que la mía" Dio un respiro y siguió hablando, el camino hasta aquí corriendo no había sido fácil. "La mía dice que seré el siguiente. Yo leí la tuya dice que tendrás que irte; no que serás la siguiente. Madison" Dijo y la miró fijamente. Sus respiraciones se esparcieron por el bosque. No había ruido alguno. Solo estaba ellos dos, no había nadie más. "Chris me está advirtiendo que seré el que le siga a Susan en su desquiciado juego"

Together to DeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora