Capítulo III
Más profundo que las aguas del mar.
Caen, Francia
El clima es húmedo y nublado, el cielo tiene nubes grises que permanecen iluminadas por uno débiles rayos de sol, el frío hela a los habitantes pero nada que un cómodo gabán no solucione las personas se dirigen a sus trabajos o diligencias perfectamente abrigadas, en el centro de la ciudad está el campus universitario tiene un diseño que sigue el estilo americano; aireado y con muchas zonas verdes. El símbolo del centro de estudios es el Fénix como símbolo del renacimiento de la universidad ya que fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial pero luego restaurada por completo, la estatua del fénix se sitúa en la explanada principal del centro. En toda la zona verde de la universidad están los jóvenes concentrados en sus rutinas algunos con sus libros, otros con sus parejas o con sus equipos deportivos y luego está él...JaldevSadat, de cabello negro, alto y de cuerpo fornido. Amante de los libros y de su país de herencia, Egipto, sus ojos son azules como las profundidades del océano y una barba de tres días siempre adorna su rostro, de mentón cuadrado y fuerte, nariz larga y fina con labios delgados pero perfectamente diseñados, todas las mañanas se encierra en la biblioteca a leer libro tras libro tratando de conocer más sobre su amado Egipto y hoy no ha sido la excepción, usa un jean color negro y una remera blanca junto con un abrigo del mismo color de su pantalón. Es de pocos amigos y es demasiado tímido con las mujeres, su padre quien era arqueólogo en las principales zonas egipcias falleció cuando él apenas tenía once años. El tiempo ha pasado y su muerte no obtuvo respuestas según las autoridades fue un accidente cuando la soga que lo sostenía se soltó provocando que su cuerpo cayera desde una altura de más de cincuenta metros, su madre francesa de nacimiento ha sido su apoyo incondicional es una mujer muy fina y elegante propio de una europea, pertenece a una de las familias más acaudaladas de Francia. Su esposo fue el gran amor de su vida y su hijo su motor para salir adelante. Cuando llegó el momento de que Jaldev entrara a la universidad decidió seguir los pasos de su padre, optó por comprar su propio apartamento dejando a su madre instalada en París.
Cierra el grueso libro que lee alza la mirada encontrándose con unos ojos que lo observan con insistencia, es una chica que obviamente lo desea él le dedica una sonrisa tímida y decide dirigirse a su próxima clase. Sale de la biblioteca con rumbo a su salón sostiene entre sus manos un par de libros mientras cuelga alrededor de su pecho un bolso con su portátil. Hay unas escaleras que lo dirigen a la planta superior donde queda su aula de clases pero prefiere cruzar la puerta del otro extremo de la biblioteca que se comunica por medio de un puente a otro edificio que alberga el gimnasio, duchas, canchas de baloncesto, futbol y más, caminapor el pasillo del gimnasio sólo para verla a ella, se acerca lentamente a la pequeña ventana que está en la puerta y la ve, usa la caminadora mientras los audífonos la alejan de la realidad, su cabello es castaño con destellos de oro, ojos azules más claros que los de Jaldev, de baja estatura y cuerpo atlético. Por un corto tiempo se permite admirarla, ella no le gusta eso sería demasiado vano para referirse a ella, la ama y demasiado.
-Un día deberías entrar.-comenta un joven tras de él.-Deja de ejercitarte en el gimnasio de tu edificio y ven a este.
-Cállate.-responde risueño alejándose de la puerta.
-Yo puedo ayudarte, iré y le diré "mi amigo está loco por ti y para evitar que te siga acosando toma su número de teléfono."-dice haciendo la actuación completa.
-Elle nunca te dejaría hablar tanto.-dice pasando su mano sobre su cabello negro peinándolo un poco.
-Por supuesto, soy gordo y bajo de estatura pero tú eres su tipo.
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Herederos de una Dinastia
خيال (فانتازيا)Egipto poderoso imperio, cuna de la civilización y ciencias. Muchos faraones han ocupado el trono atestiguando el poderío del imperio, plasmando en roca su superioridad pero el incluso el más poderoso debe caer. Después de la guerra la arena cubri...