Después de aquella discusión, los tres amigos ya se encontraban en el patio trasero de la universidad, su lugar favorito ya que ningún estudiante rondaba por ahí.
Y ninguno de sus amigos quiso tocar el tema anterior, se notaba que era situación muy delicada para el pálido.
- Hyung, deberías quitarte el cubrebocas al menos para almorzar, no has probado el emparedado que te traje de mi humilde casa.- dijo Hoseok haciendo un puchero.
- No...puedo.- contestó nervioso.
- Te lo tienes que quitar porque no entendemos ni lo que dices.- este rápidamente llevó sus manos al cubrebocas del menor y se lo quitó rápidamente sin darle tiempo de oponerse el pálido.
- ¡Hyung!¿Qué te ocurrió en el labio?.- grito Hoseok preocupado llevando sus manos a su boca sorprendido.
- Solo fue un golpe, no tienen que preocuparse.
- ¿Como que un golpe?¿Porqué esta asi de grave?.- habló esta vez Jin intentando tocar su labio pero simplemente sus manos retrocedían.- ¿Alguien te lo hizo?.
- ¿Qué? n-no, no por supuesto que no.- contestó nervioso.- Solo me caí de la cama y caí boca abajo, me golpeé y ya.- excusa mas estúpida; penso Suga.
- Mmm...- su amigo lo miró dudoso
- Esta bien Hyung, te creemos pero debes tener mas cuidado y nos debías de haber contado.- Si, lo siento ahora tendré mas cuidado.- sonrió.
- Si pero ahora comete tu emparedado y después cubrete eso, porque si los ven los demas pensaran que te golpeamos.- dijo Jin.
Después de esa charla, los tres acabaron sus emparedados y se dirigieron a sus últimas clases para dar por terminada la jornada.
Desgraciadamente en estas no estaban juntos, cada uno tenía un salón distinto y se tenían que separar.
- ¿Te iras con nosotros Hyung?.- pregunto Hoseok antes de irse por un pasillo que daba en su aula.
Suga pensó en irse con sus amigos pero la imagen de Jimin vino a su mente así que quería evitarse problemas con su novio.
- No, será para la próxima lo siento.- sonrió.- pero gracias.
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MATARIA POR TI °mprg
Fanfic- No te amo Jimin, no te quiero. Te quiero lejos de mi.- sin miedo empezó acercarse hacia el nombrado, que en ningún minuto bajó su arma. - No sabes cuánto te detesto, terminaste con mi felicidad y la convertiste en un infierno. Entonces disparo...