Los dos se fueron de la habitación. Pero ninguno produjo palabra ni sonido alguno.
Se prepararon completamente.La chica se alistó con una simple y pequeña maleta plateada que encontró en su habitación.
Supuso que el Mayordomo lo había dejado allí para ella.Así que preparó dos pijamas, y, el vestuario que usaría en Holmes Chapel, de nuevo, supuso que el Mayordomo lo llevaría.
Por si acaso iría a preguntarle.
El pelinegro mientras tanto fue para la cocina a llevar al menos cinco cuchillos de plata.
Ya guardados en una caja, vio a Meirilin con un pastel pequeño en sus manos. Iba con dificultad hacia el. Pero el Mayordomo miró hacia otro lugar. Ignorando el hecho de que la Señorita le traía el pastel precisamente para él.
-Sebas-Sebastian, de... D-de pa-parte de Bard, Finni y yo pues. Hemos visto que has estado. Un poco estresado. Así que - el Mayordomo estaba así y unas cuantas cosas más. No miró a la pelirroja ya que estaba concentrado pensando en como hacer que la chica hable.
Debía descubrir que ocultaba.
Ella había dicho que no era ni uno ni otro... O sea... Era un Angel?!
Distraído y pensante, no vio cuando Meirilin tan torpe como siempre se tropezó, provocando que la tarta cayera en el traje del Mayordomo el cual suspiró al sentir tal sensación...
- L-lo-lo siento!! - gritaba la chica, el Pelinegro negó con la cabeza desaprovatoriamente.
-Limpia todo - ordenó y simplemente evitó una mirada de soslayo. Para no ensuciar, por el camino, se quitó el traje, observando que la camisa estaba manchada también, se la quitó. Quedando semidesnudo frente a la intensa mirada de la pelirroja a punto de una hemorragia.
Él se fue sin decir más, a su habitación.
Llevando, los cuchillos de plata en la caja.
-Sebastian quería preguntarte si... Oh- ella lo miró sorprendida -...Lo Lamento. Volveré dentro de un rato. Yo...
El Mayordomo abrió la puerta de la habitación y la metió para luego entrar él. Cerró la puerta y la ropa la tiró a un lado. Empezó a acercarse con la mirada de la chica.
-Y-yo... Quería preguntarte si tu llevarás mi vestido- el pelinegro deteniéndose, asintió-
La chica miró de arriba hacia abajo deteniéndose en su parte más... elegante, por así decirlo.
El Mayordomo notó su mirada y se acercó a ella cuando la despegó un poco para verlo acercarsele y besarle suspirando su aroma.
El Pelinegro le sonrió.
-Es de mala educación mirar aquello con tanto deseo -
-Lo Lamento. Podrías dejarme marchar? -
-Mmmmm, disculpa aceptada, pero no quiero dejarle aún. Me promete que tendremos una noche usted y yo, solos allí en Homes Chapel? -
-Como quiera - aceptó pensando solamente en una cosa: salir.
-Perfecto - sonrió - y qué, además, me dirá su raza -
-Humana- él rió y acercó sus labios al de los de la chica.
-no juegue conmigo. Le ha dicho a ese niño qué era, verdad? - asintió sonriente-
-Si. Pero, él no te dirá ni aunque le ruegues, además, me quiere más a mí - rió jocosa-
-Es una chica, todos le quieren más que a mi. Además de que es perfecta, como un ángel-
-O como un Demonio - ella lo empujó y salió de la habitación sin decir nada.
Todo el día concurrió normal.
Hasta llegar la noche.
-Señorita... Me dejaría entrar?-
La chica escuchó esto claramente y fue hacia la puerta y la abrió lentamente viendo al Mayordomo con un traje diferente al de siempre.
-Qué ocurre? - le pregunta la chica abriéndole la puerta para luego irse a sentarse a su cama. Llevaba un simple vestido azul marino. Era elegante, pero a la vez inapropiado, ya que era corto y en Holmes Chapel hacia frío. Claro que... Ni los demonios ni Angeles ni tampoco los shinigamis, sentían frío, calor, ni otro tipo de molestia en cuanto al tiempo.
-Debemos irnos, el carruaje espera afuera y el conde le quiere decir una cosa antes de salir - asintió, vió al pelinegro tomar la maleta e irse de la habitación.
La chica se paró y arregló su vestido para luego seguir al mayordomo, el cual la miraba de reojo de vez en cuando.
Al llegar a la planta de abajo, el Amo los miró a los dos... Posó su mirada en la chica y asintió. Se acercaron a él.
-Entiendo que seas una... Una Eso - la chica suspiró aliviada - Pero allí en Holmes Chapel hace frío y no creo que sea normal vestirte de esa manera sin un abrigo- ella asintió avergonzada -
-Lo iré a buscar -
-No es necesario - dijo Sebastian mostrando que detrás de él, había un saco de piel. Se acercó y ayudó a la chica a ponérselo, se sonrojó al sentir una pequeña caricia en la mejilla -
-Bien, dos reglas, aunque sé que no las respetarán - suspiró - Sebastian, no juegues con ella y Sky, no caigas en su juego -
-Tiene razón mi señor, no podremos respetarlas - Sonrió -
-Solo no se distraigan, con eso me refiero a Sebastian -
-JA! Te tiene menos confianza - rió sacando la lengua -
-Por favor, Sky - pidió el chico-
-A usted la castigaré con gusto -
-No me alcanzarás idiota - volvió a hacer el mismo gesto de antes -
-Voy a meter esa lengua en...
-¡Ya basta! -
Los dos lo miraron sorprendidos.
-L-lo lamento Ciel -
-Solo háganlo - miró al pelinegro
*No le ha dicho nada! La niña ésta me colma la paciencia, se dirigió a el conde por su nombre. Y lo peor es que ya lo sabe, sabe que tramo*
*Sebastian es un auténtico gilipollas*
*Estos terminarán matándose uno al otro *
-Perfecto, podéis iros-
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Una Nueva Maid Para La Familia Phantomhive
RomansCiel miró con cierto enojo, decepción y molestia a la nueva sirvienta que el Mayordomo contrató hace apenas unas cuantas semanas. Estaba ahí, arrodillada. *no te salvarás esta vez rubia idiota* pensó el niño mirándola con desgana. *Haré que Sebasti...