Cuanto menos sepa, mejor [ACR Precuela]

Segunda taza

—Descubrí algo nuevo—intentó susurrar al sentarse frente a su mejor amigo, Fred no era bueno cambiando su tono y casi siempre sus susurros eran más altos que su voz normal.

El castaño hizo una mueca de disgusto porque sabía que todas las noticias nuevas que Fred traía nunca eran realmente coherentes, y en el peor de los casos, nunca eran realmente nuevas. Levantó la vista del periódico que tenía sobre la mesa y en el cual se la había pasado encerrando todos los empleos que le interesaban.

Arqueó sus cejas esperando algo del rubio pero éste solo siguió mirándole fijamente.

—¡¿Qué?! —se sobresaltó al notar que Fred no diría nada hasta que él le demostrara que en verdad le ponía atención.

—Hey, no me grites—se quejó de inmediato. Relamió sus labios y miró a su alrededor corroborando que su jefe no estuviese vigilándolo ya que se supone que debería estar detrás del mostrador pidiendo órdenes para llevar—. Ya sé su nombre.

—¿Ahora de qué estamos hablando? —Wesley frunció el ceño confundido y Fred resopló al momento en el que rodaba los ojos.

—La chica, ¿recuerdas? —fingió que limpiaba un poco la mesa con su mano y se puso de pie señalando levemente con su cabeza hacia el otro extremo del local donde ella y otro chico, diferente al de la semana pasada, estaban.

—Ah...—su amigo vio de reojo y asintió—. ¡Ah! —rió—. ¿No es el mismo de la semana pasada?

—No, éste chico tiene cabello negro, el de la semana pasada era pelirrojo.

—¿Y quién te asegura que sale con ellos? A lo mejor son sus amigos.

—Nadie utiliza el No eres tú, soy yo con sus amigos, Wes—soltó obvio.

—¿Cómo sabes qué dice eso?

—Sé leer los labios.

—¿Desde cuándo?

—Desde que necesitaba copiar en los exámenes y el chico listo al que le pagaba estaba a tres asientos de mí, como sea, considero esto demasiado extraño.

—Creí que no querías saber nada ya—se recargó en el respaldo del sofá y se cruzó de brazos como si de repente todo le pareciera divertido.

A Fred no solían importarle esas cosas, es más, no solía importarle nada que no tuviese que ver con él.

—¿Cómo se llama? —añadió al ver como los ojos verdes limón del chico se entrecerraban como si quisiera encontrar un pretexto a lo anterior.

—Penny Lane—arrugó su nariz.

Wesley carcajeó.

—¿Penny Lane?

—Eso fue lo que escuché cuando Jennifer le preguntó ya que esta vez pidió su café para llevar, y eso es raro, nunca ha pedido para llevar.

—Si sabes que es una canción de The Beatles, ¿verdad?

Fred frunció sus cejas e intercambió miradas con Wesley quien con una sonrisa intentó tararear la canción para que éste la recordara. El rubio dejó caer sus brazos con evidente decepción y abrió su boca para replicar pero nada salió ante la el gesto burlón de su mejor amigo.

—Maldita mentirosa—masculló.

—Olvídalo—Wesley dejó caer su bolígrafo sobre el periódico con resignación y estiró sus brazos aun en el asiento—. Si sigues de entrometido después no podrás dormir por querer saber qué pasa.

—Eso no es cierto—se hizo el ofendido.

—¿Recuerdas cuando seguiste a Pam Mcguire hasta su casa porque creías que era una especie de espía de los Estados Unidos y sus papás terminaron llamando a la policía porque te sorprendieron en uno de sus arbustos?

—¿Tenías que recordarlo?

—Te lo digo, en cuanto menos sepas, mejor.

Fred imitó su frase con un balbuceo en forma de burla y se alejó nuevamente dejando que el castaño siguiera riéndose a sus espaldas. Regresó al mostrador donde se recargó a esperar a que alguien llegara. Fijó su mirada en la pareja que tenía pocos minutos sentados en la misma mesa que ella elegía cada semana; la chica hablaba y el moreno de cabello azabache solo escuchaba atentamente sus palabras llenas de pena. No pasó ni un minuto cuando ella se puso de pie, tomó lo que había pedido para llevar y salió apresuradamente del local como si quisiera escapar sin importarle el viento que había afuera.

El chico que había llegado junto a ella solo se quedó quieto en el mismo lugar, con un aura demasiado triste y se dedicó a beber su café con los ánimos por los suelos.

Fred tomó una servilleta y uno de los bolígrafos del pequeño vaso de cristal para poder escribir en el papel.

Sábado 21 de enero – Penny Lane

¡Gracias por los votos y comentarios!