Duodécima taza

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—No puedo creer que estés usando lentes oscuros dentro—Wes murmuró, un poco para sí mismo, retractándose de asistir a ese lugar después de despertar con resaca. Oliver sonrió complacido por la vergüenza de su amigo y se sentó frente a él.

—No puedo creer que me haya tocado besarte en un juego.

Wes frunció el ceño—: Dijimos que nadie hablaría de eso.

Oliver le lanzó un beso y Wesley simplemente refunfuñó. Le dio un sorbo a su pequeña taza y respiró hondo después; había sido mucho tiempo desde que se embriagó, casi medio año pero, por alguna razón, Oliver había sonado tan convincente la noche anterior tras describirle con detalles todo lo que harían en su recorrido nocturno, recordándole cada minuto que merecía una noche así por aprobar el examen por el cual estuvo preparándose semanas.

—A veces creo que nos hace falta salir así, más seguido. Te encierras a estudiar todo el día como si de eso dependiera tu vida—levantó los lentes pasándolos a su cabeza, sus notables ojeras eran más grandes; sus ojos parecían dos simples puntos negros cuando sonrió de oreja a oreja como si tuviese un plan malévolo que ejecutar.

—Tengo una beca que mantener—le recordó, con voz ronca y algo harta. La verdad era que no iba a ponerse a discutir con él de ese tema, era algo viejo que era mejor dejarlo por la paz—. Te perdí anoche.

—Desperté en las escaleras de un edificio en Gastown... Tal vez me confundí al darle mi dirección al taxista y entré y después me caí al subir las escaleras y me dio flojera levantarme y decidí dormir ahí—tomó un sobre de azúcar—; me duelen las costillas, tal vez es por eso.

—También peleaste con muchas personas—intentó recordarle.

—Oh, rayos—lamió un poco de azúcar de la palma de su mano—. ¿Tendré que ir al médico?

—Podrías dejar de beber—quiso ser convincente.

—¿Y Fred? No lo vi después de que fuimos al departamento de tu amigo el de lentes.

—Lo perdí también, después de las dos. Volví a casa pero tampoco estaba ahí, ni cuando desperté, entonces vine aquí y lo encontré sirviendo café.

—Oh—Oliver se detuvo por varios segundos procesando esa información—. ¡Ah! —sonrió un poco más tranquilo—. Ayer estaba un poco extraño.

—La chica loca no aceptó su invitación para acompañarnos y aún no lo supera.

—¿Y la vida se detiene por eso?

—Creo que es la única que le ha negado una cita, eso no había pasado desde hace seis años—habló más bajo en cuanto vio al rubio acercarse a ellos con una expresión de pocos amigos, a eso le sumaba sus ojeras y ojos caídos por culpa del sueño.

—Oliver, ¿vas a pedir algo o te vas a ir?

—Probablemente—tocó su barbilla con su dedo índice pensando, actuando exageradamente y con una sonrisa que solo decía que quería molestarle.

—Qué bueno que Chris te arrancará la cabeza el lunes—murmuró jalando una de las sillas para poder sentarse, como siempre, e ignorar su trabajo.

—¿Por qué haría eso? —bufó Oliver, siguió robando azúcar de la mesa.

—Besaste a su prima—Wesley fue quien respondió aquello, un tanto sorprendido por el hecho de que no recordara el acontecimiento después de que tuvieron que huir de la casa de ese chico cuando encontró a Oliver y a su prima en la cocina.

Cuanto menos sepa, mejor [ACR Precuela]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora