" Eres una chica mala "

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Y de repente, nuestro labios se juntaron fundiéndose en un cálido y largo beso. Su boca hacia que  me dejara llevar, como si fuera una muñeca.

- Creo que es mejor que vayamos a mi casa, aquí nos puede ver alguien. - Le cogí de la mano y le llevé tres calles más para arriba, tengo la suerte de que el trabajo me pilla cerca.

Una vez que llegamos abrí las ventanas y puse algo de música para crear ambiente, sonaba Green Day, como me gusta ese grupo.

- Mmmmmmmm... así que supongo que éste es tu lado rock, ¿no? - Me miró travieso, parecía un bebé cuando hacía eso, me encantaba.

- Más o menos. Oye... ¿quieres tomar algo mientras me ducho?

- Ducharse cuando hay invitados es de mala educación. - Dijo mientras me guiñó un ojo.

- Que le den a la educación y a las reglas.

- Eres una chica mala - Me cojió de la cintura y me arrimó a él para besarme - Un zumo, si eres tan amable.

Al instante fui al frigorífico y se lo llevé a la mesa. Acto seguido fui a mi cuarto a por la ropa y me dirigí hacia el cuarto de baño.

El trabajo no ha sido tan ajetreado como yo pensaba, es más, me está hasta gustando. Lástima que me derramara el batido en el pelo, pero al fin y al cabo, son cosas de novata.

Me estaba enjabonando cuando de repente noté unas manos abrazándome por el vientre.

- ¿¡ PERO QUÉ HACES !? - intenté taparme con la esponja ya que era lo que tenía a mano.

- No te intentes tapar, ya te lo he visto todo.

- Serás guarro... ¡ Fuera de aquí !

- ¿ No me puedo duchar aquí? - Puso cara de cachorrito.

- ¿¡ Pero no te das cuenta que solo llevamos juntos una horas!?

- Si, pero yo llevaba buscándote un mes. - Acto seguido, me cogió en brazos y me puso cotra la pared, dandome un beso que creo que me dejó sin labios. Me sacó de la ducha y me llevo hacia mi cuarto. - Cariño, prepárate.

Fue hacia donde estaba su pantalón y sacó un preservativo. Se colocó ecima mía mientras se movía hacia adelante y hacia atrás. Dios mío, es un puto dios griego, la forma en la que lo hacía me volvia loca. En un movimieto rápido me coloqué encima suya y empezé a moverme rapidamente, tenía que demostrarle que él no iba a dominarlo todo, la situación se volvio muy frenética, es el momento en el que no puedes parar.

- Grítame en el oído. - Al instante seguí sus órdenes, veo que le gusta eso. Finalmente llegamos al orgasmo, y el gemido final sonó tan fuerte que creo que se enteró todo el vecindario. Joder, nunca me abía pasado nada así con nadie, sentía mariposas en el estómago... oh no, creo que me estoy volviendo cursi, puto Jay.

Después de esto nos tumbamos en la cama, estábamos muy cansados.

- ¿Te gustó nena?

- Mucho.

Pronto los dos nos quedamos dormidos, abrazados, sonriendo, había sido la mejor experiencia que he vivido.

White lies. ( Jay McGuiness )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora