Capitulo 3

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Hoy estamos pasando el rato una vez mas en su casa. Sebastián quería salir, pero lo convencí de quedarnos y pasar un rato en su piscina en su lugar. Tener su grandioso torso desnudo cerca de mi es solo un plus. Me cambio de ropa rápidamente después de ducharme para quitarme el cloro del cuerpo; y nos encontramos a mitad de pasillo en la sala.

Él mira fijamente mi cabello mojado, el cual dejé suelto detrás de mi espalda para que se seque. Y luego se acerca con paso glorioso hasta que solo está a unos centímetros de mi. Quita mi cabello mojado de mi cuello e inhala haciéndome temblar.

— Hueles bien.

— Jabón con esencia de lilas — Me atraganto — Sebastián...

No me deja terminar, en vez de eso acerca mis labios a los suyos y me besa. Y eso es todo lo que necesita hacer para que deje de pensar por completo y olvidar lo que le iba a decir. He intentado un montón de veces hablar con él sobre lo que sucedió el otro día, pero él me interrumpe o me dice que no tenemos que hablar de ello y cuando empiezo a decir algo, él siempre encuentra la manera de cambiar de tema y ya no sé que hacer.

Sé muy bien que yo aun no me siento lista para dar ese paso, pero no quiero que piense que es a causa de él o algo así, porque todo esto tiene que ver mas conmigo que con cualquier cosa.

Cuando se separa de mi una sonrisa esplendida adorna su rostro. Toma mi mano en la suya y la aprieta — Vamos.

— ¿Dónde vamos? — Digo caminando a su lado por los pasillos.

— Ya veras.

Unos segundos después estoy casi sin aliento.

— Wow — Digo pasando la mano sobre la mesa de pool mientras camino — No entiendo como tus amigos no quieren quedarse a vivir aquí para siempre.

Estamos en una habitación que nunca había visto y que parece tan grande como su sala. Hay grandes ventanales a un lado que lleva hacia un lado de la piscina, lo cual me lleva a recordar que la he visto antes desde allí, pero las cortinas siempre habian estado cerradas por lo que nunca pude ver lo que había dentro.

Y todo es una locura. Juegos de flipper en un lado. Una gran mesa de pool en otra. Un mini bar. Una televisión casi del tamaño de la pared, cómodos sofás frente a ella. Y una mesa de joqui de mesa.

—Eso sería porque ellos jamás han entrado aquí.

Me doy vuelta para mirarlo — ¿En serio?

Asiente— Si, mi padre lo mando a hacer para él, pero ya que ahora casi no pasa aquí, ya no le importa si vengo o no.

Observo todo con atención y me pongo a reír cuando noto mis sandalias ubicadas en uno de los muebles. Estoy realmente sorprendida de no haberme acordado de ellas en lo absoluto en todos estos meses.

—No puede ser.

Las había olvidado en su piscina en mi loca carrera por salir de su casa la noche en que nos besamos por primera vez.

— ¿Por qué no me dijiste que estaban aquí? — Camino hacia ellas para recuperarlas, pero Sebastián me abraza y me arrastra hacia él haciéndome reír.

—Porque no te acordabas, y yo no iba a decirte si no lo sacabas a colación.

Me rio cuando su aliento me hace cosquillas en el oído.

— ¿No vas a devolvérmelas?

—Nop. Me gusta tenerlas aquí.

Me da la vuelta en sus brazos y me besa. Levanto los míos y agarro su pelo, lo que hace que gruña contra mi boca y me levante para luego sentarme encima de la mesa de pool que está más cerca, todo eso sin dejar mis labios ni una sola vez.

¿Solo un rumor? - #3 ¿Solo un beso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora