Capitulo 14

300 23 0
                                    

El sonido de un goteo me insta a abrir los ojos, pero todo lo que veo es blanco. Blanco por todos lados. ¿Estoy muerta?

Pero entonces me doy cuenta de que no, no estoy muerta, y que sin embargo estoy en un hospital. Parpadeo e intento mover mi brazo que arde como el infierno, pero cuando bajo la mirada me doy cuenta de que esta inmovilizado contra mi cuerpo. Genial.

Suspiro y con dificultad miro hacia el lado una vez que mi visión se aclara un poco. Lo primero que veo es a Sebastián y mi corazón da un duro golpe contra mis costillas. Él está sentado en una silla cerca de mi cama. Me está mirando, pero no dice nada.

Las lagrimas acuden a mis ojos de inmediato — Lo siento — Me ahogo — Lo siento mucho.

Se acerca un poco, pero no me toca — Shhh... no llores. Está bien.

— No, no está bien. Fui una tonta. Tenias razón. Tenias razón y no te escuché.

Las lagrimas siguen surgiendo a medida que hablo. No puedo evitarlo. Me siento tan estúpida. Ni siquiera me paré a pensar que me estaba poniendo en peligro al no ponerme un casco. Ni siquiera se me pasó por la cabeza que esto iba a pasar.

— No tienes nada que sentir. No debiste subirte a esa moto sin protección, fue una mala decisión, pero lo importante es que no sucedió nada grave.

Si, eso es seguro. No recuerdo exactamente lo que pasó una vez que me caí de la motocicleta. Solo que escuché a alguien gritar mi nombre, manos en mi rostro, y estaba casi segura de que era Luis pero no podía verlo del todo bien. Mis recuerdos están borrosos en los bordes como si fuera una especie de sueño. Luego alguien estaba preguntándome mi nombre y mi edad. Creo que respondí, no lo sé. Supongo que estaba solo medio consiente. ¿Luis estaba herido también?

— ¿Luis está aquí? — Pregunto, preocupada de que este haya resultado herido por hacerlo llevarme a casa.

Una emoción desconocida pasa por el rostro de Sebastián. Su mandíbula se tensa y mira hacia otro lado — No — Se aclara la garganta — ¿Quieres que vaya a buscarlo?

Su voz suena rota cuando lo pregunta. Y no entiendo. ¿Por qué yo querría eso?

Niego con la cabeza mientras mis ojos se arrastran perezosamente sobre su rostro.

— Estoy suspendida — Susurro cuando recuerdo todo lo que pasó. Porque me subí a esa moto tan irresponsablemente. Aun no puedo creer todo lo que pasó en el transcurso de unas horas.

Él niega lentamente con la cabeza — No te preocupes por eso.

Me quedo mirándolo. ¿Cómo no preocuparme por ello? El director me suspendió. Jamás había sido suspendida en toda mi vida. Mi interior aun tiembla con el recuerdo.

— Pero él director piensa que hice a Teresa caer por las escaleras y sus padres van a poner una denuncia en contra del colegio.

Si no hubiera estado respirando tan fuerte hubiera podido hablar y decirle al director que ayer cuando nos encontramos en la escalera finalmente me tragué mi orgullo y me alejé de ella sin decir ni una palabra mas, a pesar de que la escuché riéndose mientras me alejaba. Y eso fue todo, fue lo ultimo que supe de ella. Hasta hoy en la mañana. Pero el director ya había llamado a mis padres, así que supongo que eso no hubiera servido de mucho.

Un musculo salta en la mandíbula de Sebastián, luego toma un respiro y su expresión se suaviza— Todo está bien. Confía en mi. Solo debes descansar ahora.

Pero no quiero descansar, creo que he dormido mas de lo que debería. Quiero saber que pasó. Mi mirada recorre toda la habitación blanca, un movimiento llama mi atención en la esquina y solo entonces noto a Sofi casi acostada sobre un sillón grande y café, durmiendo.

— ¿Qué hora es?

Pienso que no va a responder, pero mira el reloj de su muñeca un segundo antes de responder — Son las 11.

— ¿De la mañana?

— No, de la noche.

¡¿De la noche?! — ¿Qué? ¿Estuve dormida todo este tiempo?

Asiente tranquilamente — Te han estado monitoreando por si tenias una conmoción cerebral, ya que golpeaste tu cabeza al caer de la motocicleta.

Arrugo la frente y un dolor agudo pincha mi cabeza — ¡Au!

Llevo mi mano hacia arriba instintivamente, pero Sebastián la detiene con su fuerte y cálida mano aferrada a la mía.

— No — Dice suavemente — Tuvieron que darte puntadas para cerrar la herida en tu cabeza.

Oh. Está bien.

Suelta mi mano rápidamente después de eso, pero el calor de su tacto persiste en mi piel. Y Dios, duele tanto que no quiera tocarme, que el dolor de mi cabeza no es nada en comparación.

El dolor debe registrarse en mi rostro, porque el suyo se arruga con preocupación — ¿Quieres que llame a la enfermera para que te de mas analgésicos?

— No — Prefiero el dolor que quedarme dormida nuevamente y que él no este aquí cuando despierte.

Pero mis parpados empiezan a pesar de todos modos y mis ojos se empiezan a cerrar. Lucho contra ello, pero es una batalla perdida.

— Duerme — Susurra Sebastián — Aun estas cansada.

— No quiero dormir — Protesto débilmente.

Todavía quiero saber que pasó con mi suspensión. ¿Dónde están mis padres? Deben haber estado asustados por mi culpa.

Dios, soy una hija terrible.

Pero no alcanzo a preguntar nada. Estoy demasiado cansada como para formular una pregunta en estos momentos. Él simplemente me sigue observando mientras mis ojos se cierran poco a poco.

— No te vayas — Digo cerrando mis ojos por completo.

— No lo haré.

Pero la próxima vez que despierto él ya no está. 

¿Solo un rumor? - #3 ¿Solo un beso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora