5. It begins the Strange.

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Rush: nombre griego que significa un protector emotivo, que ama la amistad y busca la aprobación.

Me despierto de golpe sentándome en mi cama, estoy sudando y me duele la cabeza. Imágenes de lo ocurrido la noche anterior vienen a mi cabeza y me la agarro porque creo que me puedo caer en cualquier momento.

Recuerdo a dos chicas muy raras, un rubio dulce, mi motocicleta, unos ojos rojos y una sonrisa acompañada con una gran altura.

¿A sido todo un sueño?

Me quito la sabana lentamente de encima de mi y frunzo el ceño mientras entre cierro mis ojos, la luz tiene la meta de hacer explotar mi cabeza. Me levanto y siento un gran mareo, me fijo en mi ropa; estoy en mi pijama y no recuerdo habérmelo puesto.

Voy al cuarto de baño y me sorprende lo que veo en el espejo, me veo horrible. Estoy realmente pálida, con unas grandes ojeras y los labios cortados, no recuerdos nada más allá de la sonrisa lobuna de mi "amigo". Sorprendentemente el pelo esta igual que siempre, tengo la boca seca y todo me irrita, no puedo ni abrir los ojos del todo sin que mi cabeza palpite.

Me acaricio la frente intentando encajar piezas pero no puedo, las piezas están rotas y incompletas. Me hago una coleta baja para apartar el pelo de mi cara y me agarro las mangas de mi camiseta. Abro la puerta de mi cuarto y bajo las escaleras como puedo, el frío esta vez me ayuda a aclararme y abajo hace menos luz que en mi habitación.

-¿Mamá? -digo como puedo al aire. Mi madre sale de la cocina con un delantal.

-¡Aquí estas! si que te lo pasaste bien, has dormido un día entero -dice mientras se seca las manos, abro la boca sin saber qué decir y me mojo los labios. ¿Un día entero?

-¿Qué día es hoy? -le pregunto, ella frunce el ceño.

-Es domingo y son las siete de la tarde -abro los ojos muchísimo y me cruzo de brazos. He dormido más de un día. Todo el sábado, la noche del viernes y la mañana del domingo.

-Me duele mucho la cabeza -digo en voz baja, entro en la cocina y me siento. Miro la bombilla de encima de mi y cierro los ojos, no puedo ver con claridad. No entiendo nada, me duele el cuerpo y la cabeza me va a explotar de lo poco que entiendo todo y de lo mucho que me duele.

Mi madre me deja dos pastillas sobre la mesa y un vaso con zumo. Junto las cejas sin saber qué tengo delante.

-¿Qué es? -me abrazo por el frío y la miro, su atención cae en mi y deja los platos sucios- ¿por qué dos pastillas?

-Una para la cabeza, otra para el estomago. No creo que sea bueno juntar alcohol con una pastilla para el dolor -asiento y me las tomo, el zumo pasando por mi garganta duele pero a la vez es un milagro.

No creo que me sienta así por haber bebido unas cuantas copas, una no cree que se esta muriendo por una resaca y menos si han pasado dos días. Tengo que haber tomado algo que me haya sentado mal. Me toco la cara y aparto el vaso, no recuerdo llegar a casa ni tampoco haber bebido nada más. ¿Por qué no puedo pensar con claridad?

Ni siquiera se casi ni como me llamo. Estoy desorientada, como en las películas cuando los drogan y luego no saben donde están ni por qué de los síntomas que tienen.

Miro hacia arriba y abro los ojos sintiendo como mi cerebro conecta los recuerdos.

¿Me han drogado?

-Mamá -digo rápidamente- ¿sabes si alguien me trajo a casa? ¿alguien con ojos rojos?

Me mira con el ceño fruncido y es cuidadosa antes de hablar, ¿ella sabe algo?

CreaturesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora