Capítulo 7

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Tomé mi mochila y subí a mi habitación, mis padres no estaban nuevamente, pero asumí que llegarían mas tarde.

Dejé la mochila y bajé, esperando que sonara el timbre ya que Ale no vive muy lejos. Me senté en el sillón y escuché el timbre sonar.
Apenas abrí la puerta y Alex ya estaba dentro, cerrando la puerta tras de él.

-¿Qué fue lo que pasó?- rodé los ojos ante su instinto sobreprotector.

-¿Sobre qué?- contesté su pregunta con otra pregunta, sabiendo que lo haría enojar.

-No seas tonta, sobre Evan.- aguanté una risa que amenazaba salir de mi garganta, siempre me causó gracia que Ale se pone rojo si se enoja.

-Ah- respondí finguiendo indiferencia- pues entré a la cafetería y me habló.

-¿Que te dijo? ¿No te hizo daño?- sabía que no iba a dejarme en paz hasta que le dijera todo, así que resignada, conté todo.

-No es para tanto.- dije, mientras ambos nos sentábamos en el sillón.

-Solo lo hago para protegerte.- cerró fuértemente sus ojos y los abrió de golpe.

-Puedo protegerme sola.- rodé los ojos.

-¡No entiendes!- dijo elevando la voz- ¡Perdí a mi hermano por culpa de ese idiota!- bajó un poco la voz, aún así seguía siendo alta- Tú eres como mi hermana y no dejaré que te haga daño.

Sonreí ante eso, Sam, él y yo, siempre fuimos muy unidos desde los 5 años en el kinder, donde nos conocimos. Yo los considero mis hermanos ya que no tengo. Aún asi, a veces era molesto que se comportara como hermano sobreprotector.

-Entiendo...- suspiré y él me abrazó.

Escuchamos como se abrió la puerta de la casa y nos separamos inmediatamente, pero no a tiempo.

Mi papá nos veía serio, con los brazos cruzados y mi madre nos veía con cara de asombro.

-¿Y él quién es?- preguntó mi padre aún serio.

-Es un amigo.- rodé los ojos y vi a Ale un poco nervioso.

-Si es tu novio solo dilo, hija.- dijo mi mamá en un tono algo dulce y nervioso a la vez.

-¿Por qué no nos consultaste?- preguntó mi papá y sentí como Alex se ponía tenso a mi lado.

-¡Que no somos novios!- dije, alzando un poco la voz y sacudiendo mis brazos.

-¿Entonces quién es?- dijo mi mamá.

-Un amigo, Mi mejor amigo. Si fueran mas cercanos a mí, sabrían quién es él, pero no.- vi como mi mamá abrió los ojos tal cual platos, y mi papá levantaba una ceja, molesto.

-Sabes que es por trabajo y es para darte lo mejor.- dijo mi papá, apretando ligeramente la mandíbula.

-¡Yo no quiero nada de eso, los quiero a ustedes!- grité, se sentía tan bien pero a la vez tan mal decir algo que tenía atorado en el pecho desde hace buen tiempo.

Mi vista se nubló con lágrimas que amenzaban con salir, tomé a Alex del brazo que se mantuvo expectante sin decir palabra alguna y caminé hacia la salida.

-¿A donde vas, hija?- dijo mi madre intentando sonar preocupada, pero sabía que no lo estaba, nunca estaban al tanto de lo que hacía.

-Como si les importara.- me sorprendí de mi misma. Hoy por fin logré armarme de valor y decirles a mis padres algo que quería desde hace tiempo.

Alex abrió la puerta del copiloto y subí, mientras él rodeaba el auto para subir.

-¿A donde quieres ir?- preguntó Alex al par que encendía el auto.

Imperfectamente PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora