AlexAl final del día papá regresó del trabajo, o al menos, eso es lo que se suponía.
Mamá me pidió que le abriera la puerta, yo acababa de vestirme con mi pijama, lo único rosa e infantil en mi armario.
Al abrir la puerta me llegó el desagradable olor del alcohol.
Con que aquí se fue el sueldo de mamá...
- Hola, pa... -
- Quítate de mi camino. - Me interrumpió y me tomó del brazo apartándome bruscamente.
Comparada con mi padre, yo soy un pequeño insecto, él es muy alto y, por consiguiente, muy fuerte.
Nunca a mostrado cariño hacia mi, pero ese acto me dejó paralizada allí por un rato. Ni siquiera me moví cuando mi mamá salió a recibirlo y este empezó a manosearla como todo un baboso. Para la suerte de mis vírgenes ojos, él la empujo hasta la cocina.
No quise quedarme allí y me fui a mi habitación, llevándome la llave, sólo por si acaso. No sería la primera vez que intentará abusar de mi.
En mi cuarto estaba más tranquila, terminé una tarea de matemáticas a tiempo para escuchar a través de la puerta como papá y mamá discutían. Me puse la llame en mi collar, junto a la joya de fantasía en forma de una rosa.
(...)
A la mañana siguiente desperté sin ganas de nada, temprano, por supuesto.
Me vestí con lo primero que tenía a la mano. Un suéter amarillo mostaza, unos pantalones negros y una bufanda carmesí y amarillo mostaza. Ya hacia más frío. Me sentí bien cuando me di cuenta de que no estaba tan mal combinada y salí de mi habitación ya con la mochila preparada.
Mamá me esperaba en la cocina, quizás esto de madrugar está en la sangre.
Me acerque a ella esperando con ansias el sándwich, pero parecía que no estaba haciendo nada. Cuando me paré a su lado me di cuenta de que tenía la cara magullada y los brazos llenos de moretones. No me dijo nada y yo no sería menos.
Lo de hablar poco también está en la sangre.
Tome el sándwich muy consciente de mi rostro de ira y salí de casa dando un portazo.
- Doce años en la misma basura y sigue sin dejarlo. - iba murmurando cosas para mi misma por el camino, estaba muy molesta y sólo quería ver algo que seguro me alegraría el día.
Llegué a la zona de las casas con dos plantas y me sorprendí de mala manera al ver que no estaba en la acera, como siempre.
Me acerque y observe en el suelo un dibujo marcado, era mi nombre enmarcado con un corazón algo mal hecho.
Esperé un poco, sonriendo como idiota mientras veía el dibujo. Nunca pensé que sería importante para alguien y menos para un nene tan dulce como él.
Escuché como alguien abría la puerta y levanté la mirada, expectante.
Pero para mi mala fortuna, era una señora mayor, que no pasaría de los 55 años, cargaba una bolsa de basura y se veía considerablemente cansada, pero eso no evitó que sonriera.
- Hola, cariño. ¿Puedo hacer algo por ti? - Su voz era carismática y me sentía cómoda a su alrededor, así que yo respondí con otra sonrisa.
- Hola, soy Alex. Estoy buscando a Lucas.
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Un paso hacia el límite
Novela JuvenilAnne es una chica sencilla, desde que tiene memoria vive en un orfanato, y desde que tienen memoria se ríen de ella. Los tiempos cambian ya sea para mejor como para peor y la pequeña Anne tiene que aprender a ser fuerte. Ella sigue luchando contra u...