Parte 3

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Parte 3: Disculpas a un corazón roto.


Guillermo corría con toda la fuerza que poseía, intentado esquivar a los transeúntes que circulaban por la zona a esas horas del día, a su lado podía distinguir la silueta de Frank, quien de igual forma intentaba esquivar a todo aquel que se interponía en su camino, habían dejado atrás a los uniformados, sin embargo, estaban seguros de que tanto Samuel como los demás no tardarían nada en localizarlos.

— ¡Cuidado! — gritó Frank, saltando para empujar a su amigo del trayecto de un diminuto misil que logró perforar parte del concreto del suelo.

Tanto el Cap como Frank levantaron la vista para distinguir a la persona que había irrumpido en su huida, verificando así la identidad de su adversario: la portadora del traje "Maquina de Guerra", el sargento Melisa Castellanos -YellowMelo para los amigos (?)-.

— ¿Iba a algún lado Capitán? — preguntó sarcásticamente la chica con una sonrisa.

— ¿Los demás han venido contigo? — Guillermo seguía sin entender el sarcasmo, por lo que fue su turno de averiguar algo, de igual forma tomó el escudo para prepararse para la pelea que, estaba seguro, se desataría en cualquier momento.

— Si, solo que yo me adelanté un poco... — la chica sin titubear levantó la mano, dejando en claro que estaba preparada a lanzar un láser si Guillermo atacaba. — ¿Hará esto por las buenas Capitán? Sabe que es lo correcto... —

— Sinceramente ya no estoy seguro de que es correcto... — contestó con determinación, a este punto había perdido por completo la perspectiva de aquello que se consideraba "correcto", para él lo correcto era salvar a su amigo, ya no importando las consecuencias que acarreaba aquella acción, y sin pensando mucho con la mano que le quedaba libre tomó de la forja de su cinturón una diminuta capsula que le lanzó a la chica, esta explotó a un lado logrando así distraerla por unos segundos, segundos que ambos hombres aprovecharon para correr, lo más sensato en ese momento era alejarse todo lo que se pudiera del lugar.

— Debemos separarnos... — escuchó el grito de Frank y sin darle tiempo de negarse vio a su amigo correr en dirección contraria a la suya, apretó los puños intentando contenerse de dirigirse en su dirección, tenía miedo de volver a perderle, pero una imagen más distrajo su mente.

Había corrido solo unos metros más cuando volvió a ser interceptado por otro hombre volador, y supo que de esta sería mucho más difícil escapar, no porque su nuevo adversario fuera más poderoso que él, siempre había considerado que estaba a la par del traje metálico de su novio, pero esa era la "diminuta" cuestión, se trataba de su novio, aquel caprichoso hombre, infantil, impulsivo, celoso, pero sobre todo, un alma torturada que le había abierto su corazón y justo, horas atrás, había roto sin más. Guillermo no estaba preparado para mirarlo a los ojos.

— Podemos terminar esto por la buenas o las malas, usted decide Capitán — habló Samuel retirándose el casco, aterrizando frente al hombre del escudo, quien intentaba mirar al frente, sintiendo una incomodidad por como el otro hombre posaba en su figura la mirada de una persona dolida, podía ver a kilómetros que Samuel se encontraba sumamente afectado.

— ¿Qué sería por las buenas? — preguntó Guillermo, intentando tragar la disculpa que a gritos intentaba salir de su interior.

— Pues... nos evitamos la penosa necesidad de patear tu trasero y sobre todo la no muy agradable idea de que termines en prisión de por vida... no lo sé ¿Te parece lo suficientemente bueno? — contestó lo último con sarcasmo.

— En realidad solo me parece una pérdida de tiempo cuando podríamos atrapar a quien realmente es la mente maestra de estos atentados — no valía la pena discutir con él, por lo que solo había contestado directamente, no estaba para darle rodeos al asunto.

Wigetta: Civil WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora