Posdata, Muérete.

III.

¡Inútil!

Sip, esta vez me decidí por comenzar con una palabra que te describa, ¿no es fantástico?

Uff, esto de dejarte las cartas en el cuaderno no me es nada fácil. ¿A que creías que te mencionaría cual? Pues no, no soy tan tonta como tú. Aunque pensándolo bien, podría llegar y decirte "Kyle, soy yo, la chica de las cartas" y tú estarías pensando en tu presunta belleza.

¿Te cuento algo (además de que no me interesa tu opinión sobre ello)? Esto es para confundirte más, porque hay chicas que sí son amargadas emos en verdad, y se visten, maquillan y son de negro. Yo no, existe mi feminidad (y no hablo de eso, no malpienses, idiota) pero mi yo interior es así, realista. Me gusta el color azul, y sí, se que generalmente es el color favorito de los psicópatas. Tal vez lo sea.

Qué suerte tengo de que ni siquiera sospeches quién soy. Mejor para mí. Ya voy con la tercer carta, y estoy tan cansada que preferiría haber matado a Wallace antes de perder esta apuesta. Tan solo de pensar que ahora pudiera ser él quien enviara cartas de amor a Helena, me hierve la sangre.

Pero fastidiosamente, tengo que admitir que Wallace tenía un poco de razón en que hablarte sobre mí (no de la manera profunda y sentimental) haría esto más llevadero, así que aquí va: