Capítulo 3: Confesiones en un bar

3.4K 254 89
                                    

Joe's es un pequeño bar a las afueras de la Plaza Sahara, visitado en su mayoría por depredadores, pero no era tan raro ver una que otra presa, de hecho el barman y dueño es un enorme pero muy amable hipopótamo, el viejo Joe. Era una cantina oscura y maloliente, pero era un excelente lugar para convivir y con precios bastantes aceptables. La noche era joven por lo que el lugar estaba a la mitad de su capacidad, entre una de sus mesas forradas de rojo, estaban sentados dos zorros. Finnick se había deshecho de su disfraz de rinoceronte y ahora vestía una remera negra con rojo y unos shorts beige, mientras que Nick seguía vestido con el mismo uniforme verde, pero sin los guantes o la gorra. El mamífero de pelaje anaranjado todavía no terminaba su primera cerveza mientras que el pequeño zorro estaba por pedir su tercera ronda. Nick le dio un sorbo y luego comenzó a hablar.

   —¿Qué tramas Finnick? No sueles ser así de amable.

   —Bien, iré al grano; muchacho, todo el día te he notado bastante raro —hizo una pausa para terminar su tarro de cerveza—. Todo el día estuviste bastante distraído y poco centrado de lo normal, además de que con la última treta, perdiste el control; agradezco que dieras la cara por mí y que hayas puesto a esa vieja rinoceronte en su lugar, pero ambos sabemos que en este negocio no podemos perder los estribos, sobre todo tú, que eres el más calmado de los dos.

   —Si Finnick, lo sé —respondió triste el zorro— lo lamento, no volverá a suce...

   —Es por la conejita, ¿cierto?

   —¿Qué? ¡No! Claro que no...

   —Muchacho, te conozco desde hace bastante tiempo, tal vez seas un experto en controlar y esconder tus emociones, pero precisamente hoy lo estás haciendo muy mal.

   —Finnick, realmente no quiero hablar de eso —Nick bebió otro sorbo de cerveza.

   —Sabes que no me gusta meterme en tus asuntos y viceversa, pero como tu socio de negocios, esto no va a funcionar si no dejas que te ayude, vamos muchacho, ya te invite unos tragos, no me obligues a ir a la camioneta y sacarte las respuestas con mi bate de béisbol...

   —¿No me dejarás en paz hasta que te lo diga, verdad? Bien, tú ganas.

   Nick tomó lo que le restaba de cerveza de un solo golpe y comenzó a relatarle a Finnick todas las aventuras que vivió al lado de Judy, incluyendo que ella le había propuesto ser un policía, y lo traicionado que se sintió con el discurso de Judy, sintiendo que se repetía su mala experiencia con los Juniors Exploradores, y cuando trató de hablar con ella, se dio cuenta de que Judy le tenía miedo por ser un depredador.

   —Y siendo sincero, Nick después de todo lo que pasaron juntos, ¿realmente crees que ella no confiaba en ti? Es decir, ¿por qué te hubiera pe-pedido...? Jaja disculpa, aún no me la creo... ¿Que fueras su compañero de policía? —intentó no reir— Jajaja, hablo en serio, pero... jaja, maldición, sigue siendo muy gracioso...

   —Finnick, en serio estoy comenzando a arrepentirme de...

   —Perdón muchacho, hago lo posible para no morirme de risa... en fin, ¿Crees que alguien que realmente te considerara una amenaza te hubiera pedido algo así?

   —Claro que no, pero después de pensarlo con calma, me di cuenta de eso. Y precisamente eso es lo que no me deja tranquilo, por no poder tener mis emociones controladas, hice una tormenta en un vaso de agua, y aunque estaba en mi derecho de molestarme no tenía porqué ser tan rudo.

   —Te agrada esa chica, ¿cierto?

   —Sí... bueno... ¡No! ¡No de esa forma! —Nick intentaba explicar avergonzado mientras Finnick sólo reía entre dientes—. El punto es que, por primera vez encontré a alguien que sentí que me comprendía, alguien que sin ser un zorro sabía lo que se sentía ser rechazado y juzgado por tu apariencia y sin conocerte. Hace dos días hubiera simplemente ignorado a un animal así, es por eso que la primera vez que la conocí, no le tomé importancia, pero después de lo que pasamos juntos, especialmente después del incidente en el Distrito Forestal, al verla ahí, siendo tratada tan injustamente, viendo cómo sus sueños eran aplastados después de haber luchado tanto; en ese momento me vi a mi mismo, como un pequeño, ingenuo e indefenso zorro que intentó unirse a los Juniors Exploradores y fue rechazado por las mismas razones, por no ser lo que todos querían que fuera. No podía permitir que alguien más pasara por eso y que, en la desesperación, cometiera los mismos errores que yo —Nick hizo una pausa y suspiró—. Por primera vez en más de 15 años, me di cuenta de que era posible interesarme por alguien más, y lo menos que podía hacer, era ayudarla, creo que era algo que sólo podía hacer un...

Torpe zorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora