Capítulo 10: La revancha del comisionado Bogo

2.6K 179 273
                                    

Nick debía salir de la estación lo antes posible, tarea prácticamente imposible porque el jefe Bogo había advertido a todos los policías que aún quedaban en el departamento que el zorro era un animal salvaje y debía capturarlo a toda costa. Aún así, mientras que el vulpino se abría camino hacia alguna de las salidas del complejo, varios policías se movilizaban. Con mucha cautela y sigilo, logró no ser visto, al asomarse a la puerta que daba hacia el aparcamiento de las patrullas, notó que estaba resguardada por varios oficiales con uniformes antidisturbios.

   Maldijo mentalmente y regresó rápidamente pero con discreción por donde vino. Repentinamente, su oreja izquierda se levantó al oír el sonido de un gatillo unos metros detrás de él, sin pensarlo dos veces, saltó hacia el pasillo de la izquierda mientras escuchó el sonido de un arma disparada seguido del ruido de unos dardos tranquilizantes que rebotaron contra la pared.

   —¡Demonios, casi le doy! Ven, ¡sígueme novato! —dijo un enorme rinoceronte quien sostenía una pistola.

   —Pero sr. McCuerno —habló un carnero igual de grande— ¡debemos avisar a todos! El jefe Bogo dijo que no actuáramos solos...

   —¡No hay tiempo! Además, está atrapado, saca tu arma y si intenta algo, dispárale al pecho sin dudar, ¿entendido?

   Efectivamente, Nick había huido a un pasillo sin salida, y al darse la vuelta, vio enfrente de él a dos policías que le apuntaban, en un intento de intimidarlos, alzó sus patas, mostró sus garras y colmillos y rugió como un animal salvaje.

   —¡GRRRAAAAAAAAA!

   —¡Ríndete Wilde! Ya sabemos que está fingiendo, verdad... ¿novato?

   El carnero soltó su arma y se puso detrás de McCuerno.

   —¡Novato!

   —Lo siento, pero esa ese gruñido y su camisa ensangrentada me da miedo señor.

   —¡Es sólo catsup! Cielos, no sé cómo te aceptaron en el departamento. ¡Arriba las patas Wilde! Acércate despacio para esposarte y ponerte un bozal, no hagas esto más difícil.

   Nick apretó su puño, luego respiró hondo para tranquilizarse y cambió su expresión por una de tristeza y de preocupación.

   —Oficial, me temo que no puedo hacer eso —dijo mientras caminaba lentamente hacia el rinoceronte—, necesito salir enseguida de aquí y buscar a la oficial...

   —¡No des un paso más o te dispararé! Causaste un pánico enorme y has puesto en ridículo al departamento sólo para buscar a Hopps.

   —¡No tengo tiempo para esto, si va a disparar hágalo de una...! ¡ugh!

   Sin remordimiento, McCuerno disparó un dardo tranquilizante al pecho del zorro, quien se retorció de dolor, pero siguió avanzando hacia el policía.

   —¡Usted no entiende! —exclamó el cánido intentando no perder la conciencia— ¡Necesito ver a Zanahorias antes de que haga algo de lo que se arrepienta —dijo sin dejar de avanzar.

—Lo siento hijo, no me dejas otra opción, nada personal.

   El rinoceronte disparó otro dardo al pecho del zorro, quien cayó de rodillas y empezaba a respirar con dificultad.

   —¡Por favor! —alzó su pata suplicante— lléveme con ella... ah...

   Finalmente, el cánido se desplomó por el efecto del dardo tranquilizante.

   —¿Ya está inconsciente? —preguntó el carnero temeroso.

   —Sí, es un tranquilizante muy potente, me sorprende que no lo haya noqueado antes. Pobre infeliz, Hopps hablaba maravillas de este zorro, no dejaba de decir lo importante que fue para resolver el caso de los mamíferos desaparecidos. No puedo creer los problemas en los que este zorro se metió solo por, meh, una chica.

Torpe zorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora