Capítulo 12: Una pareja explosiva

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Nubes negras y grises empezaron a cubrir el cielo de Zootopia, especialmente en las zonas áridas de la gran ciudad, como la Plaza Sahara y la Comarca de la Sabana. Mientras, en un callejón sin salida cerca de la cafetería Jumbeaux's estaba una joven coneja y frente a ella había tres zorritos que permanecían atados por una soga. La ex-oficial Judy Hopps estaba interrogando a esa tercia de vulpinos.

   —¿En-entonces lo conocen? —preguntó Judy emocionada— que alivio, él... fue una amigo que me ayudó a resolver el caso de los mamíferos desaparecido pero... no acabó muy bien y he estado buscándolo desde el día de la conferencia. Así que, ¿lo conocen, verdad?

   Los tres pequeños cánidos se vieron entre sí haciéndose muecas.

   —¡Claro que sí, es nuestro amigo más cercano! ¿Qué quieres saber? —dijo el zorrito gris y líder de la pandilla con una sonrisa.

   —¡Fantástico! Bueno, primero que nada, quisiera saber, ¿cómo está él? ¿Está bien?

   —Sí, sí, él está muy bien, de maravilla, nunca había estado mejor el viejo Nick.

   —Ah... ya veo, es bueno oír eso y, ¿saben que ha hecho últimamente? ¿Él sigue haciendo...? —la coneja movió sus patas intentando elegir las palabras correctas— Ya saben, ¿sus tretas? ¿O acaso ya no las hace?

   —¡Ja, claro que sí coneja! —dijo el zorro de pelaje castaño— Es un pillo que aún vende Popsypatitas y un montón de tretas más como... ¡ah!

   El líder de los zorros le dio un codazo para callar a su compañero.

   —En realidad no todo está tan bien, el negocio va muy mal, para todos nosotros ¿sabes?

   —¿A qué te refieres? —preguntó Judy.

   —Todo el mundo piensa que los depredadores podemos volvernos salvajes en cualquier momento y ya no confían en nosotros, y mucho menos en un zorro. Si nunca confiaron en uno, ahora mucho menos.

   —Cielos... entiendo, pero, no tenía idea —musitó la coneja con tristeza y culpa—... ¿De casualidad... Nick no les habló de mí, o sí?

   Los zorros volvieron a verse entre sí con malicia.

   —Pero claro que habla de ti, la oficial Judy Hopps que encontró a los animales desaparecidos, por supuesto, él no ha dejado de hablar de ti ni un sólo día.

   Las orejas de Judy se alzaron de felicidad y dibujó una gran sonrisa en su pequeño rostro.

   —¿D-de verdad? E-e-es genial, no pensé que él, y yo, y él... bueno —la coneja no pudo ocultar su felicidad al oír que su compañero la extrañaba tanto como él—... estupendo, ¿y qué dijo sobre mí?

   —Él dijo que te odia —respondió el líder con una gran sonrisa y los ojos cerrados.

   —¡Él me...! ¿Q-qué, qué dijiste? —sus orejas empezaron a descender lentamente.

   —El amigo de Finnick está furioso contigo, no pasa un día que no deje de maldecir tu nombre desde que saliste en la TV, conejita. —dijo el zorro cometa.

   —No puede... —la nariz de Judy comenzó a agitarse y sus orejas ya estaba completamente caídas.

   —Ah sí, lo recuerdo, él nos contó de una tonta coneja que lo traicionó, que no podía esperar menos de una estúpida presa, no dejaba de quejarse de lo molesta que era esa coneja, lo mucho que la detesta por burlarse de él. —dijo descaradamente el zorro de pelaje color miel.

   —Basta... —la voz de la chica comenzaba a quebrarse.

   —Oh sí —dijo el líder cínicamente—, Nick no dejaba de insultarte y maldecirte, dijo un montón de groserías que ni yo conocía, pero la frase que más repetía y no dejaba de decir una y otra vez era: "Desearía jamás haber conocido a esa torpe coneja" o algo así.

Torpe zorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora