-¿De verdad es ella?- Decía para sí mismo.
Me recorría el cuerpo con la mirada, como hacía antaño, y aunque intentara mostrarme fría e impasible, por dentro estaba de los nervios.
-No puedo creer que seas tú.
-¡Dios, supéralo ya idiota! Llevas así diez minutos.
Él solo miraba con los ojos como platos.
-¿No tienes nada que decir?- Si yo estuviese en su lugar me apresuraría para pedir disculpas y dar explicaciones. Pero claro, Castiel seguía siendo el idiota imprevisible de siempre.
-Estás preciosa.- sonrió. Mi estómago se estremeció.
-¡No me refiero a eso, imbécil!- le di un puñetazo en la boca del estómago, él gimió.- Hace tres años, tú y yo tuvimos un pequeño y fugaz romance que a ambos marcó, o al menos eso creía. Justo antes de despedirnos prometiste ir a buscarme costara lo que costara, y me hiciste prometerte que te esperaría.- Castiel bajó la mirada.- Y aún sabiendo todas las atrocidades que mi padre me haría, me abandonaste. Me engañaste como una estúpida y estuve aguantando dos años de infierno solo porque tú me hiciste creer que te importaba. Y después de toda la mierda por la que pasé, te encuentro aquí. Tan feliz. Siendo el mejor de clase y yendo a las habitaciones de chicas que te piden sexo. ¡Y aún así tienes los santos cojones de decir que estudias para ayudarme!
Castiel no dijo nada, ni me miró a los ojos.
-Nunca te he importado ¿no es así? Solo fui un juguete más del gran Castiel. Nunca me has querido, ni mucho menos amado. Eres el ser mas miserable que he conocido.
Él continuaba sin decir ni una palabra.
-Te he traído aquí para que me expliques por qué lo hiciste, así que habla ahora.
Me miró a los ojos.
-¿No podrías desatarme? ¿O darme unos calzoncillos? No me salen las palabras así.- Le fulminé con la mirada. - Está bien. Te lo contaré. Todo empezó el día después de tu ida.
*Flashback, Castiel P.O.V*
Me levanté a las 8 de la mañana y me puse a buscar apartamentos en alquiler en aquella ciudad a la que Shirley se había ido.
-Maldita ciudad de pijos, no hay ni uno barato.- dije frunciendo el ceño.
El asunto de Shirley no se resolvería en un día, ni en dos. Probablemente tardaría meses e incluso años. Yo quería estar a su lado todo el tiempo que fuese necesario. Shirley me necesitaba cerca, por lo que la única solución era irme a vivir allí una temporada. Sin embargo,la manutención de mis padres me llegaba de sobra para comida, facturas y caprichosos, pero sumando esos desbaratados precios de alquiler no me llegaría ni para un plato de arroz. Debía ganar dinero cuanto antes.
Me duché rápido y me vestí para ir a la casa de Lyssandro. Cogí mi moto y en menos de diez minutos ya estaba aporreando su puerta. Lyssandro siempre sabía que hacer. Seguí golpeando la puerta al ver que nadie me abría.
-¿Qué haces con mi puerta, animal?
-Hola Leigh, he venido a ver tu hermano, no molestes. Esto es importante.
-Está aún dormido. Y no pienso dejarte entrar a mi casa con esos modales.- se cruzó de brazos en el umbral de la puerta. Me empecé a enojar, esto era urgente. No estaba dispuesto a razonar con un capullo.
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Tú eres mía [Fanfic Castiel, Corazón de Melón]
FanfictionLa malhumorada Shirley ha llegado a una nueva ciudad. No se espera todo lo que el futuro le deparará allí. Nuevas amistades, nuevos romances que pasarán del amor al odio en segundos, nuevos enemigos, un pasado que la persigue y muchos problemas. Shi...