Capítulo 7

34 3 0
                                    

Las gemelas fueron arrojadas delante de Roman como si se tratasen de la misma basura, despojos de comidas que no valían ni como bocado para los animales.

Ivory en el suelo miró con un brillo oscuro en los ojos a la chica que respondía por el nombre de Neo, al igual que antes estaba de pié a sus espaldas.

- ¿Que trae a dos adorables gemelas a perderse en el bosque? -. Roman usó su bastón para obligar a Ebony a alzar la cabeza y mirarlo. - ¿Buscando la casa de la abuelita disteis con la casita de chocolate?

Ebony apartó con fuerza el bastón de su cara y con la misma rabia contenida de su hermana le dirigió una mirada a el pelirrojo. Roman las miró desde arriba con el tipo de superioridad que le gustaba transmitir y luego con un ademán de mano llamo a Neo.

- Encargarte de ellas cariño, yo estoy muy ocupado -. Neo sonrió cerrando un poco sus ojos mientras que dejaba que dos hombres cogiese a las chicas.

- ¡Cobarde! -. Gritó Ivory desde los brazos que la habían cogido con fuerza procurándole un dolor intenso en sus muñecas y brazos. Roman se detuvo con un sutil encogimiento de hombros, así giró su rostro para ver a las dos niñas frente a él dando patadas por liberarse. - ¡Quien dicta la sentencia debe blandir el arma!

Roman se rió, no lo pudo evitar. Era una risa oscura y rasposa pegajosa debido a el eco que la cueva le proporcionaba. Aquel sonido caló en los huesos de las gemelas cómo un gran golpe. Vieron ambas cómo se acercaba señalando a Ivory con dos dedos hasta que le sujeto la barbilla y miró directamente a sus ojos plateados.

- Aún no tengo hambre -. Sonrió. - ¿Recuerdas? La bruja en el cuento encerraba a los niños y los alimentaba hasta que lo creía apropiado para comérselos.

Ebony palideció ¿acaso eso no significaba que iban a estar con estos durante mucho tiempo?. Sintió una enorme oleada por querer estar en su casa con sus hermanos y sus padres mientras veía como su hermana sacaba sus colmillos y amenazaba con arrancarle la mano de un bocado a el hombre si no apartaba su mano. Roman apartó la mano con un rápido movimiento molesto por ver como estuvo a muy pocos centímetros de perder un par de dedos.

- El mal comportamiento tan malo y puro a la vez -. Tarareó en voz baja mirando con más curiosidad a Ivory. - Encerrad a el Fauno y la hermana.

Y eso fue justo lo que hicieron a pesar de las patadas y los intentos por soltarse, los miles de insultos y los contados intentos de echar a correr en el último momento las hermanas se vieron atadas de espaldas a un poste.

Sentadas en silencio se mantuvieron atentas a todo lo que les rodeaba. No parecía que le prestasen suma atención a cualquiera de las dos, era como si estuviesen acostumbrados a tener a dos crías amarradas a un poste de madera todos los días. Le hacían el mismo caso que a una piedra aunque al menos las piedras las esquivan si son muy grandes... Muchos hombres pisaban a las chicas sin pararse a pedir disculpas o preocuparse por ellas.

Ivory alzó su cabeza para mirar el cielo. Parecía estar más fuera de alcance que de costumbre, hacía un día bastante cálido que se veía apaciguado por las refrescantes brisas del verano. Apoyo su cabeza en el hombro de su hermana sin oír ninguna queja por su parte pudiendo ver con mayor amplitud la extensión azul sobre ellas. Todo iba normal hasta que divisó lo que le parecieron cientos de aves que volaban sobre ellas dirigiéndose en la dirección opuesta , como si estuvieran huyendo de algo.

- Algo no va bien -. Le dijo Ivory en un tono bajo a su hermana.

- ¿Tú crees? -. El tono molesto se notaba a leguas. - ¿ Crees que las cosas van mal en serio? Quien lo diría.

- ¡Oye! obviamente estoy molesta.

- Pues no se nota -. Suspiró Ebony sacudiendo su hombro para que su gemela se alejase, le dió una patada desganada a el suelo rendida. - No teníamos que haber salido de casa.

El Concepto De CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora