Capítulo 34

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Con pasos amenazantes Iván empezó a caminar hacia mí, pero, antes de que pudiera llegar, un cuerpo lo detuvo

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Con pasos amenazantes Iván empezó a caminar hacia mí, pero, antes de que pudiera llegar, un cuerpo lo detuvo.

Sellers.

—Es suficiente. —Volvió a decir. No podía ver sus expresiones ya que me daba la espalda, pero podía ver lo tenso que se encontraba.

—Te he dicho que...

—Sé perfectamente lo que me ha dicho —informó Sellers, interrumpiéndolo.

—Apártate —respondió Iván con la voz cargada de odio y rabia.

—No vas a seguir lastimándola, ya ha tenido suficiente.

—Cójanlo —murmuró Iván y los dos hombres se acercaron a Sellers, cogiéndolo con fuerza a pesar de sus intentos de evitarlo.

Oí como bufó enfadado.

—Arrodíllenlo. Y Amber, vete. —Volvió a ordenar Iván, mientras yo empezaba a desesperarme e inquietarme. No quería saber lo que venía a continuación. No quería verlo ni que sucediera—. Sellers... Sellers... ¿cuántas veces te he dicho que soy yo el que manda aquí? No puedes contra mí. Nadie puede.

Sellers le observó con inexpresividad. Parecía tan calmado que por un momento sentí miedo. Se veía mucho más aterrador y mortal calmado e inexpresivo que gritando a los cuatro vientos.

—Dime eso cuando no puedas respirar, ahogándote con tu propia sangre y mis puños desfiguren tu asqueroso rostro —respondió y una sonrisa ladeada se formó con falsedad en sus labios, que ahora eran visibles por un cambio de mascara.

Las cejas de Iván se fruncieron y su puño se estampó en el rostro de Sellers con fuerza.

—El que terminará así será otro, créeme.

Y volvió a estampar su puño contra el rostro cubierto por la máscara nueva de Sellers.

—¿Por qué sigues cubriéndote, eh? ¿Es por la zorrita, no es así? —Se burló Iván con una sonrisa divertida que daba realmente miedo.

Su puño volvió a estamparse contra el rostro de Sellers y solté un chillido asustada por el daño que estaban causándole. Sus ojos se conectaron con los míos y me observó mientras recibía una patada en el abdomen.

Tragué saliva con fuerza.

Entreabrí los labios, dispuesta a hablar y rogar que dejara de lastimar a Sellers, pero la voz de Iván me interrumpió.

—¿Te gustaría saber quién es Sellers realmente, April? —preguntó y mis ojos se abrieron desmesuradamente. Sí, quería saber definitivamente, pero no así.

Volví a tragar saliva con fuerza y negué con la cabeza. La intriga de saber quién era Sellers me mataba, pero no estaba dispuesta a descubrirlo en esa situación, porque sentía que al saberlo, solo lograría destruirme.

El infiltradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora