16. Facetas

8.4K 817 306
                                    

Theresa terminó de batir la poción y dejó su varita a un lado para levantar su vista hacia Louis, quien se encontraba anotando los cambios que había tenido la poción en la pasada semana. Ya llevaban la mitad del tiempo de preparación y con cada día que pasaba, Louis parecía más distante con ella. Solo le dirigía la palabra para lo necesario y no intentaba de hacer otro tipo de conversación, ni siquiera para molestarla, cosa que solía hacer con frecuencia en el pasado.

Quería hablarle de algún modo a Louis, pero no encontraba las palabras adecuadas para hacerlo. ¿Simplemente debía ir al grano y preguntarle el porqué de su actitud o debía tratar de hacer una conversación amena? Ellos no tenían algún tipo de confianza como Pandora con James como para dirigirse a él de una forma directa, ¿no? Simplemente era complicado porque Louis había visto su lado débil cuando nadie más lo hizo, aun cuando él era 'su enemigo'.

Reuniendo hasta la más mínima chispa de intrepidez que tenía en ese momento, Theresa habló.

— ¿Estás bien?

Tuvo que reprimir las ganas de golpearse ante la pregunta que había sido capaz de preguntar. ¿Cómo podía haber sido tan tonta de decir eso en un tono tan natural? Casi podía sentir sus orejas tornarse rojas de vergüenza y disimuladamente acomodó su cabello para evitar que Louis pudiera notar el rubor en ellas. En parte estaba agradecida de que el rubor fuera en sus orejas y no en su rostro o de otra hubiera tenido que girarse.

Louis levantó su vista del pergamino y arqueó una de sus cejas ante la pregunta de Theresa. No podía mentir, le había sorprendido bastante que ella tratara de hacer algún tipo de conversación con él, aunque fuera de ese modo tan normal que le aterraba.

— Lo estoy, ¿a qué se debe tu pregunta? —cuestionó en un tono cargado de curiosidad.

Theresa encogió sus hombros, tratando de actuar completamente natural ante el tema. Era bastante fingido porque lo menos que ella sentía era naturalidad. Sus dedos recorrieron la superficie de la mesa buscando algo en lo que pudiera enfocarse, pero no encontró algo más que no fuera su varita y algunos residuos de ingredientes.

— Fue tonto la verdad —aseguró riendo un poco—. Solo pareces, no sé, más cortante y distante de lo usual.

— ¿Eso qué se supone que signifique? —interrogó frunciendo su ceño hasta más no poder, severamente confundido.

— Nada —musitó tratando a toda costa de evitar el tema—. Solo olvida que lo mencioné. Fue algo estúpido.

Rascó su nuca y con un movimiento de varita hizo que sus cosas se acomodaran en su mochila. Estaba preparada para huir de su vergüenza y no afrontar la curiosidad que había causado en Louis. Él lucía demasiado desconcertado para su parecer y ella no quería avergonzarse más explicándole lo que pensaba.

Su mano alrededor de su muñeca la hizo detenerse. El contacto de su piel hizo que una ligera corriente pasara por el área donde existía la unión entre ellos.  Al notar lo que había hecho, Louis retiró su mano, tosiendo para apartar cualquier posible sonrojo que pudiera aparecer en su piel pálida.

— Dilo —pidió.

Theresa negó, frunciendo sus labios.

— No —suspiró—. Es estúpido.

— Quiero saber —la alentó. 

— Es solo que antes solías molestarme a cada rato y ahora ni eso haces. No me mal interpretes, lo odiaba y lo sigo odiando, pero uno se acostumbra a ese tipo de cosas —dijo y notó la ligera sonrisa en el rostro de él—. ¿Qué?

Más que una ParkinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora