Él reía solo en su cuarto. Su risa chocaba contra las paredes blancas de casa. Su concentración había llegado a tal límite que podía ir a aquel bosque de árboles enormes cuando se le plazca con solo cerrar los ojos.
Ese era Arthur, alguien con sentido ilógico en la vida.
Quizás se sentía... ¿Incompleto?
-Hijo hoy vendrá Carolina a quedarse en la casa –
Su madre intentaba buscar ayuda en todos lados, y recurrió a lo único cercano a Arthur.
Carolina es su hermana mayor, vive en un departamento lejos de casa, intentando independizarse, algo que Arthur ni siquiera intenta.
-Se tú, se tú, se tú...-
Arthur iniciaba su rutina de cada día, pero no dejaba de pensar en aquella mujer elegante que llevo su madre para que platique con él.
¿Quién era esa mujer? ¿Era una especie de ser que analiza a los jóvenes para quitarles su alma y dejarlos sin vida?
-¡Arthur!, ya llegué-
Exclamaba su hermana Carolina
Arthur aún mantenía su concentración como cada día en su cama y al frente de su ventana que esta vez le daba un clima cálido.
-¿Arthur puedo pasar?-
Arthur escuchaba cómo Carolina tocaba la puerta pero aún así no le abría
-Bien, entraré...-
Arthur abrió rápidamente los ojos y se movió corriendo hacia la puerta para intentar cerrarla pero era demasiado tarde, Carolina había logrado abrir la puerta.
-Pensé que llegarías en la tarde-
Dijo Arthur
-Son las cuatro de la tarde, ¿qué hora creías que era?-
Preguntó Carolina algo asombrada
-No nada, olvídalo...-
-Bien hoy quiero que tú y yo salgamos a caminar un poco, a...-
-No...-
Arthur sabía que su madre había traído a su hermana para platicar sobre lo que le pasaba, pero él no quería hablar con nadie.
-Pero compré unos boletos para ir a ver una película, esas de los ochenta cómo te gusta ¿qué dices?-
Carolina intentaba pensar en algo más que decir por si Arthur se negaba pero él accedió
-Bien, me alistaré-
Arthur observaba sus ojos en el espejo del baño imaginando que todo saldría bien, que aquel mundo exterior era solo algo pequeño como su cuarto con grandes cosas.
-Bien, ¿estás listo para salir de casa?-
Carolina llevaba un chaleco de cuero y lucía cómo una chica de los ochenta
-No lo sé, hace tres meses que no salgo de casa-
Arthur respiraba profundamente, observaba la calle por la ventana, pero sabía que su miedo era más fuerte que él.
-...Lo siento no puedo-
Arthur se alejó de su hermana, subió a su habitación, cerró la puerta y se echó al suelo.
-Arthur déjame entrar-
Carolina insistía hablar con Arthur como si fuera un deber que su madre le había encargado.
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PERFECTAMENTE IMPERFECTOS
DiversosAVISO: Esta historia es diferente a todas pero con vidas iguales a las nuestras o a las personas que conocemos. Aquí descubrirás que la perfección es solo una palabra más. ...