Él era lo único que le quitaba el hambre, lo único que la hacía feliz, lo único en el mundo que podría describir como el amor en persona.
-Sostén mi mano, no temas-
Él y ella mantenían esa unión a través de sus manos, algo que los demás no entenderían.
-Mira el cielo, ¿crees que algún día podamos llevar nuestro amor más allá de las reglas de la física?-
Ella lo observaba a él y no al cielo, porque sentía que su mundo y su cielo eran ahí con él.
-Ay cállate, eres demasiado cursi-
Dijo ella, con una expresión patética y sonrojando de amor
-Lo sé, quizás el amor nos vuelve cursis, o caso no has escuchado esa frase que dice: te bajaría la luna y las estrellas si me lo pides-
Él movía las manos como si estuviera dirigiendo a una orquesta sinfónica, y ella con una sonrisa sabía que él era perfecto
Unas cortinas se movían lentamente con el ritmo del viento. Alguien sollozaba de dolor en el baño. Las fotos en la sala eran de Amanda y su madre. Y ella se encontraba en la bañera, desnuda, llorando, su rostro era de una chica perdida entre dos mundos.
El agua empezaba a ponerse de color negro, poco a poco. Ella notaba ese extraño color del agua.
Su mente le decía:
Corre, corre
Pero su dolor le pedía quedarse.
-Hija...-
Su mirada giró rápidamente hacia su derecha, y su madre estaba ahí observándola.
-Mamá...-
Amanda sobre salió un poco del yacusi y abrazó a su madre.
Entre gemidos de dolor le dijo:
-¿Dónde has estado?, te estuve extrañando-
Su madre parecía más sana que antes, su rostro mostraba ánimos de seguir viviendo
-Cálmate, lo importante es que ya estoy aquí, contigo, y nunca más te dejaré-
Amanda sabía que su madre había fallecido, pero su mente le pedía que no la olvide, y que ella sea más y más real.
Su madre la sostenía de la cabeza, consolando a Amanda en su hombro
-Mi tía dijo que habías muerto y me asusté mucho-
-Shhh...ya pasó, no le creas a nadie lo que te digan de mí, solo confía en mí-
-Si mami, lo que tú digas-
Ambas se quedaron en silencio por varios minutos hasta que Amanda se quedó entumecida y el agua empezó a adquirir su tono natural
Su cuerpo temblaba. El departamento yacía abandonado, silencioso, apagado. Las viejas fotos con su madre permanecían en el mismo lugar de siempre.
Reaccionó. Cómo si hubiera despertado de un sueño donde estaba a punto de ahogarse, empezó a sentir frío. Su cuerpo desnudo empezó a salir lentamente. Sostuvo una bata y camino hacía la sala.
-¿Mamá?-
Temblaba cómo un niño recién salido de la piscina.
-¿Mamá?-
Se acercó a cerrar aquella ventana que hacía bailar a las cortinas con el viento y desde aquella ventana lo observó a él.
-No puede ser-
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PERFECTAMENTE IMPERFECTOS
AcakAVISO: Esta historia es diferente a todas pero con vidas iguales a las nuestras o a las personas que conocemos. Aquí descubrirás que la perfección es solo una palabra más. ...