CAPITULO 5 LA FAMILIA PATAKI II

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CAPITULO 5 UNA NUEVA HELGA

A veces no nos damos cuenta de lo que tenemos enfrente hasta que el destino insensible y cruel nos lo arrebata, aunque ¿realmente es el destino? Tal vez si fuéramos diferentes, si reaccionáramos distinto en el momento y lugar precisos, tal vez jamás deberíamos perder absolutamente nada, pero... ¿Quién puede predecir el futuro? Nadie
Realmente no es una gran ciencia el saber ciertas cosas, aun cuando estemos ciegos al principio si nos damos cuenta, si tan solo pusiéramos atención a aquellas cosas o momentos que dejamos pasar de largo...tal vez así...por aquellas fracciones de segundos, tal vez solo tal vez las cosas serían distintas.
El amor es incertidumbre a veces pero no es complicado, realmente quien lo complica somos nosotros mismos, el amor es un sentimiento simple, dulce, maravilloso y extraordinario cuando lo sentimos, por eso es ese dicho el amor se siente no se piensa, por eso debemos dar una respuesta si lo sentimos, aunque a veces haya sido algo extraño la demostración de afectos, aunque si lo pensáramos de otro modo, ¿Quién rayos dedica tanto tiempo de su vida a prestarle tanta atención a otra persona? Aunque sea para molestarla, realmente creo que siempre lo supe, pero nunca quise verlo y ahora...tal vez...ya es tarde.
A.P.S

Aquellos zafiros azules tan hermosos e intensos como el mar, aun me miraban de reojo mientras caminábamos bajo la lluvia para resguardarnos en Slaussen's, suspire tratando de controlar mi dolor.
Cuando estuvimos dentro del lugar le sonreí de manera dulce y paciente -¿quieres una malteada como siempre, Helga?
Ella me miro aun con más desconfianza, pero se veía un poco confundida -No re...bueno no se cual sea -Dijo avergonzada
Le sonreí aún más -No te preocupes seguro que cuando la pruebes, recordaras porque te gustaba tanto -Ella solo asintió
Cuando tomamos asiento, ella se entretuvo un momento con su malteada, algo que me sorprendía era que hubiera recordado con exactitud como la había pedido aquella vez que se hizo pasar por ciega, realmente el ciego era yo, ¿Cómo no pude darme cuenta de su broma y más aún, como no pude darme cuenta de que disfrutaba ella estar a mi lado?
-Oye... -Me llamo aquella hermosa voz que tanto había extrañado esas horas que había pasado en el hospital y que estaba tan preocupado por ella, desvié la mirada de la ventana para poder ponerle atención -¿Cómo es que me conoces?
-Ya te lo dije, Helga, somos compañeros de la escuela, desde prescolar para ser más exactos -Dije paciente, aunque ya se lo había dicho como 3 veces desde que caímos al suelo.
-Ah -Dijo ella mirando ahora la lluvia -No había visto la lluvia -Comento mientras miraba admirada el cielo que pese a la lluvia, se podía ver el sol en él.
-Más bien no la recuerdas ¿No?
-Si -Dijo ella suspirando -Hay muchas cosas que no recuerdo y...por eso iba así y no...no me fije -Observe como se avergonzaba -Papa me dijo como cruzar las calles y...bueno...yo...gracias -Murmuro más roja, creo que aquello no había cambiado, aun le costaba ser ella misma y amable ya que después tuvo una posición más fría y ruda, como solía serlo
Sonreí pero no dije nada. -¿Cuál es tu nombre? -Me pregunto sacándome nuevamente de mis pensamientos, sentí dolor al escuchar su pregunta, no me recordaba, ni siquiera mi nombre, se supone que era importante para ella ¿Cómo olvido todo?
Hice una mueca de dolor que trate de ocultar -Arnold
-Arnold -Murmuro creo que para recordarlo, no lo sé. -Bueno creo que...debo ir a casa -Comento terminando la malteada y comiéndose la cereza -Gracias nuevamente o...como sea -Comento mirándome con una tímida sonrisa
-Espera -La detuve tomándola de la mano algo que ella vio sorprendida y debo decir algo molesta -Te acompañare
-No
-Debo asegurarme que llegas bien a tu casa
-Puedo irme sola
-Por favor -Le mire suplicante ante su mirada llena de molestia, sabía que ella estaba molesta y confundida, pero tampoco podía dejarla sola menos con lo que paso hace poco y de no haber estado yo... no quiero ni pensarlo
-Bien pero... -Se soltó de mi agarre -No me toques por favor...no me gusta -Dijo dando media vuelta, sin percatarse de que me estaba lastimando su indiferencia, ahora parecía que los papeles se habían invertido.
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Al llegar a la casa Pataki, ya había dejado de llover, entonces guarde mi paraguas y ella admiraba el cielo, parecía perdida en aquel hermoso paisaje que ofrecía en aquel momento la naturaleza.
-Bien llegamos -Comente sonriendo ante la imagen tierna que tenía frente a mí.
-Si ya se -Dijo sarcásticamente sin mirarme -Nos vemos después Armando -Dijo mientras subía los escalones, dejándome confundido
-Es... -Cerro la puerta -Arnold -Susurre a la nada, suspire mientras daba media vuelta y me iba a mi casa.
Aquello era peor que aquella vez que tuvo amnesia durante dos días, esto era mucho...mucho peor, porque ¿Por cuánto tiempo estaría así? Mejor aún ¿Cuánto tiempo lo soportaría?
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Desde la ventana observe aquel niño con cabeza de balón marcharse de mi casa, era extraño ¿Porque tenía una figura idéntica a él en mi armario? Cuando me miro...esa mirada me provocaba algo pero no sabía bien que era, era como si algo importante que sabía referente a esa persona hubiera desaparecido por completo, era peor que una hoja en blanco...era mucho peor que no recordar mi cuarto. Suspire y mi padre me observo
-¿Qué ocurre pequeña?
-Nada -Dije en automático, no pensé que mi padre me estuviera observando porque estaba el televisor prendido, tenía un recuerdo de él frente al televisor y yo tratando de llamar su atención pero...nada
-Helga -Se puso de pie para estar a mi lado -Cariño, sé que no he sido el mejor padre del mundo pero... -Sus ojos eran cristalinos, parecía...me sorprendió -Todo será diferente, me esforzare y quiero que sepas que...te amo mi niña, eres lo más hermoso que me ha pasado y mi tesoro
Sentí un nudo en la garganta y solo deje que me abrazara, mientras una pequeña lágrima corría por mi mejilla.
-Mis amores -Miriam llego hasta nosotros, lucia muy diferente a mis recuerdos y sonreía dulcemente -Hice una comida rica para que recuperes las fuerzas Helga, mañana tienes escuela y debes comer bien -Dijo como si fuera algo normal, aquello me asustaba -Vamos cariño.
Comimos tranquilamente, me sentía como una extraña en aquel cuerpo, como cuando estuve con... ¿Cuál era su nombre? Es increíble que lo haya olvidado, pensé exasperada de mi misma, bueno como cuando estuve con él, me sentía rara, ellos sabían cosas que yo ignoraba y me trataban diferente o eso pensaba de ese niño, pero mis padres estaba segura que las cosas no eran igual, pues no recordaba la última vez que pasaran un día entero dedicado a mí y a lo que me pasaba, o que me llamara por mi nombre mi padre, siempre había sido invisible y ahora el no serlo me asustaba.
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Al día siguiente me puso de nuevo lo primero que encontré de mi armario y me hice el mismo peinado desde el otro día, una coleta de lado y vi un moño rosa, el cual tome y lo coloque alrededor de mi cabello, los aretes que Miriam me había dado el día anterior y después baje lentamente llevando un lindo vestido color rosa con azul que me llegaba a la rodilla, tenía una cinta que rodeaba mi cintura y con botones en la parte de arriba con escote en círculo.
-Buenos días cariño -Miriam estaba en la cocina, realmente me sentía cada vez más extraña y a punto de explotar, la ignore. -Prepare tu almuerzo -Me dio mi lonchera lo cual me trajo un recuerdo desagradable, suspire pesadamente pensando que tal vez tendría que pasármela sin comer en el día.
-Aja -La tome sin ánimos y di media vuelta pero mi padre me detuvo.
-Helga toma -Me dio 10 dorales -Por si quieres algo y toma -Me dio un pan de dulce, para ser más exactos una rosquilla de chocolate ¿Cómo...? -Debes tener algo en el estómago, princesa, tal vez no sea lo mejor pero... -Comento avergonzado, vi que hacia su mejor esfuerzo pero estaba un poco apenado por darme comida chatarra por llamarlo de un modo.
-Toma este vaso de leche, pequeña dama, esta aun tibia -Miriam me miraba dulcemente, tome rápidamente el vaso y lo deje vacío aún estaba extrañada por todo aquel comportamiento, me sentía muy rara, tome la rosquilla y trate de salir lo más rápido posible de aquella casa donde había versiones diferentes a mis padres que los que recordaba, comenzaba a creer que eran extraterrestres quienes se llevaron a mis verdaderos padres. ¿Qué? No pueden culparme.
Al salir casi choco con... -Hola -Murmuro avergonzado al mirarme, lo cual provoco mi sonrojo e incomodidad
-Hola
-Vine para acompañarte -Sonrió dulcemente aquel niño con cabeza de balón, aquello comenzaba a asustarme parecía que me espiaba o algo así.
-Gracias, pero no era necesario, puedo andar sola -Comente más brusco de lo que creía, pero me comenzaba a sentir muy asfixiada no solo por mis padres si no ahora también por ese niño.
-¿Vamos? -Pregunto sin tomar en cuenta mi respuesta
-Como sea
Caminamos hasta la parada donde seguramente tendría que esperar a diario el autobús, al subir todos me miraron extrañamente e incluso se atrevieron a bromear de mí y del niño con cabeza de balón aunque en realidad no entendía el chiste pero tampoco puse mucha atención, aunque el lucia molesto y después de que murmuro algo en el oído de ese niño gordo y rosado, este se calló.
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Aquel día transcurrió normal, cualquiera en mi lugar estaría brincando tal vez de gusto porque su abusadora personal no recordara absolutamente nada pero yo no, extrañaba las bolitas de papel por más extraño que parezca e incluso los apodos, ahora a duras penas Helga recordaba como iniciaba mi nombre, pero nunca le atinaba.
-Ya ríndete Arnold -Dijo Rhonda mirando como con toda la paciencia del mundo trataba de estar lo más cerca que pudiera de Helga, quien estaba con Phoebe, al parecer la recordaba un poco más.
-Mejor cállate Rhonda -Dijo molesto -Todo esto paso por tu culpa
La pelinegra me miro molesta y avergonzada pero no dejo el tema de lado -Aun así, no tienes por qué estar con ella por lastima y...
-No es por lastima -Murmure cada vez más molesto
-Por favor Arnold, tú no estás mal y...yo sería más de tu tipo que ella entonces deberías...
-No sé a lo que quieres llegar pero aléjate de mí
-Arnold...
-Basta esto es tu culpa y yo no te perdonare -Susurre molesto alejándome de ella.
Llegue hasta la rubia, quien al mirarme cambio totalmente su semblante a uno más frio y algo molesto debo confesar -Helga, ¿Podemos hablar?
-¿De qué Alfred?
Phoebe se alejó de nosotros para dejarnos solos.
-¿No me recuerdas? -Aquello me dolía pero debía tratar de que ella recordara todo de algún modo.
Ella pareció pensar un poco y vi su mueca de dolor y fastidio -No lo sé pero...no quiero pensar ahorita -Dijo nerviosa y desesperada podía notarlo en sus hermosos ojos
-Por favor Helga -La tome de la mano -Sabes quiero decirte algo...que es importante y...bueno la verdad es que me...
-¡Ah! ¡Ahí están! -Llego el señor Simmons hasta donde estábamos y sonrió dulcemente creo que por cómo nos encontró, Helga se soltó rápidamente de mi agarre y yo solo baje la mirada avergonzado
-¿Porque nos buscaba señor Simmons? -Pregunto Helga, la observe y pude ver su sorpresa e interés, tal vez pensó que había hecho algo malo o no lo sé, realmente me agradaría leer su mente ahora.
-Bueno quiero felicitarles, su trabajo de poesía fue muy bueno, realmente creo que son un equipo muy especial, así como niños muy especiales y talentosos -Rodé los ojos fastidiado un poco, había interrumpido mi momento solo por esto ¿De verdad? -Y quiero informarles que su poema fue el que concurso a nivel estatal, por un especial y fabuloso premio, me complace tanto decirles que...ustedes ganaron niños ¡Felicidades!
-¿Qué ganamos? -La mire cuando pregunto eso, su mirada azulada parecía estar por un momento diferente a los últimos días que la vi, se le veía más emocionada y por un momento más relajada.
-Un viaje todo pago para ustedes y la clase a cualquier lugar que deseen visitar -Comento emocionado el hombre, realmente se veía feliz por que ganamos -Mañana deberán decirme su lugar especial al cual desean ir ¿De acuerdo?
-Si señor Simmons -Helga me miro una vez que el profesor se fue -¿Y bien a donde diremos que vamos?
-Bueno... -Suspire tratando de concentrarme pero era algo imposible con Helga ahí -¿Qué te parece si lo vemos hoy en la tarde después de clases?
-¿Acaso es una cita? -Me pregunto enarcando una ceja algo incrédula por mi propuesta.
-Bueno...yo... -Me sonroje
-¿Me responderás algún día, Arturo?
-Es Arnold -Dije un poco más impaciente que creo que fue lo que provoco mi seguridad repentina -Si es una cita, podemos discutirlo con un helado ¿Qué te parece?
-No te hagas ilusiones -Me dijo molesta -Y está bien, te veré en la salida pero no es una cita, solo es para ver lo del premio ¿De acuerdo?
-Bien -Dije molesto por que nada saliera como esperaba, aquello me desesperaba y más su actitud, era peor que la otra Helga, esta nueva Helga no era como mi Helga y no...no le gustaba mas.
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-Bien todo está siguiendo un buen curso, pronto -Comento el hombre cuando colgó el teléfono, mientras miraba hacia una pequeña cárcel improvisada en aquella cueva -Pronto lo veré y entonces...ya no habrá más obstáculos jajajaja

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