CAPITULO 8 EL VIAJE II

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CAPITULO 8 PESADILLAS SIN SENTIDO

En ocasiones comienzo a creer que sería mejor volver a olvidar todo y no recordar nunca jamás nada de lo que fue mi pasado porque ¿para qué pensar en él? Si lo olvide seguramente es porque no era nada bueno pero…en ocasiones algo dentro de mí se resistí, pero ya no quiero no quiero…
Las sombras, la oscuridad me atormentan día y noche, no me permiten vivir en paz y miles de recuerdos azotan en mi cabeza, imágenes sin sentido, rostros de personas que no conozco o al menos eso creo, sombras, siluetas en la oscuridad que no se quiénes son pero sé que debo huir y entonces…
Siento un gran vacío, vacío dentro de mi ser sin razón de ser, como si algo que no hice en el pasado ahora se estuviera cobrando, pero no sé qué es, no entiendo nada y solo puedo ver como la oscuridad se aproxima y cada vez más lejos de él, es un paso más para la oscuridad, un paso más alejada de todos es un paso que me lleva a las tinieblas.
H.G.P
Me encontraba cerca de una gran cascada, estaba agitada y hacía un calor insoportable, no podía parar, aquella persona nos estaba siguiendo, nos destruiría o nos capturaría seguramente como paso con los demás, mire a mi acompañante que no había soltado en ningún momento mi mano, él también pensaba en lo mismo, tal vez sería nuestro fin, estábamos acorralados, íbamos a dar media vuelta cuando…
-Jajaja ¿crees que podrás huir princesa Helena?
El rubio se colocó delante mío, para tratar de protegerme, el hombre se burló aún más de nosotros.
-Vamos Alexander no podrás protegerla –Se acercaron unos hombres tomando al rubio entre ellos para someterlo, el peleo pero no pudo en ese momento ya que observo como uno de ellos me sostenía –Ríndete no…no lograras protegerla esta vez
Me miro avergonzado y resignado dejo de pelear pero miro con furia al hombre que reía victorioso en las sombras –Eres un cobarde y por más que luches por tener poder jamás lo tendrás
-Claro que si –Sonrió –La princesa Helena me dirá dónde está el corazón de los ojos verdes ¿Verdad?
No dije nada, no podía traicionar a la tribu vecina que una vez nos ayudo
-¿Quieres terminar como la tribu de los ojos azules eh? –Apreté mis puños, impotente al momento en que imágenes nuevas aparecían en mi mente –O tal vez –Hizo un tronido con sus dedos y sus hombres pusieron en el cuello del rubio frente a mí un cuchillo.
-¡No! –Sentí mi corazón morir
-Entonces dime ¿Dónde está?
-No lo hagas –Me rogo el rubio valiente
-Arnold –Susurre dejando escapar lágrimas de mis ojos
-Helga –Me miro suplicante
-Yo… -Mire al hombre culpable de todo, no podía, lo amaba ahora lo entendía pero no…no podía –No puedo
-Perfecto, arrójenlo –Dijo impaciente el hombre, pero justo cuando lo iban a tirar me interpuse usando la fuerza que tenía para poder arrojarlo de nuevo a tierra y resbale.
-¡No!
Sentí su mano sujetando la mía y un joven sonrió burlonamente se acercaba cada vez más y más hacia nosotros con la voz del hombre haciéndole coro.
-Vaya la historia se repite princesa Helena, pero esta vez no estarán juntos, no más –Sus ojos destellaron rojo vivo –Si no eres mía, no serás de nadie –Susurro mientras sujetaba a Arnold alejándolo de mi lado, aunque él no me soltaba –Si no la sueltas te matare –Saco una daga, con horror vi que iba acercándolo a él, Arnold cerro los ojos pero…
-Arnold
Me miro extrañado, aquella visión de él muerto, ya la había tenido varias veces y no podía más, no más, por eso hice lo que hice –Te amo –Me solté de su agarre dejando que mi peso comenzara a ser insoportable para su él, pues no me aguantaría
-Helga… ¡No! –Gritaba con trabajo tratando de sujetarme
-¡Suéltame! Es una orden –Dije sonriéndole melancólicamente –Te amo…adiós
-¡No!
Sentí como caía, pero entonces caía en un suelo suavemente, para poder observar frente a mí a…. -¡Arnold!
Estaba cayendo herido por aquel joven, quien solo reía enloquecidamente –Tiene que morir el niño milagro es su destino, siempre fue su destino…el gran guerrero debe morir si no, no se cumplirá el deseo de mi amo –Dijo mirándome, sus ojos endemoniados y la sonrisa maquiavélica que tenía me causaban escalofríos, su cabello negro azabache y la piel tan blanca como la nieve, los ojos rojos que destilaban odio y sangre, dolor, se fue acercando a mí –La princesa –Me tomo la mano –Helena debe ser mía, solo mía o…como prefieres Helga –Sonrió antes de acercar su rostro al mío donde podía sentir su aliento pestilente pero cuando lo hizo entonces todo se volvió oscuridad….
-¡No!

-¡Helga!
Arnold estaba frente a mí, mirándome preocupado, estábamos ya en el avión, ni siquiera recuerdo ¿Cómo diablos llegue? -¿Qué…que paso?
-Eso mismo te pregunto ¿Estas bien? –Pregunto confundido y preocupado, tomándome la mano
-Eso creo
-Un mal sueño ¿No?
-El mal del sueño –Dije sin pensarlo, el me miro algo impresionado por lo que dije – ¿Qué ocurre?
-Nada, bueno…es que ese término…no olvídalo ¿quieres contarme?
-La verdad… -No podía –No, perdón pero…estoy algo cansada –Dije recostándome -¿Quién me trajo?
Arnold me miro avergonzado –Como…bueno…no…no te despertaste…tuve que cargarte
-¿Tu?
El asintió con un golpe seco de cabeza, eso me sorprendía ¿Y Brainy?
-¿Qué paso con Brainy?
-No creí que quisieras que él lo hiciera
Me miro molesto, yo sabía porque pero era algo inevitable, todas las ultimas semanas desde aquel primer beso entre nosotros he tenido pesadillas y males sueños donde el siempre termina muerto y yo atrapada para nunca despertar, lo sé, por esa razón me había acercado más a Brainy, mas lejos de Arnold significaba más lejos del peligro y por alguna extraña razón me importaba pero seguramente solo por lo que me dijo pues estaba segura que no lo amaba, aunque tampoco amaba a Brainy.
-Oh, claro
-Hermosa princesa –Brainy estaba parado en el pasillo, solo lo mire con fastidio, estaba harta –Perdóname si no te traje yo, pues alguien no me dijo –Comento mirando molesto a Arnold, quien no se intimido solo le miro desafiante.
-No importa
-Claro que importa, eres mi novia y…
-Brainy estoy cansada, por favor quiero dormir –Dije molesta pero al segundo me arrepentí así que añadí –Discúlpame solo…no estoy con ganas de hablar
Tal vez fue mi imaginación pero vi a Brainy sonreír satisfecho y Arnold tenía el ceño fruncido de manera que se notaba que estaba molesto.
-De acuerdo amor nos vemos en un rato –Y se fue a su asiento que estaba al lado del profesor Simmons y hasta al frente, lo cual agradezco
-Helga –Lo mire -¿Era una pesadilla referente a mí?
-¿Qué? –Dije sorprendida -¿Qué te hace pensar eso?
-Porque –Se sonrojo –Dijiste mi nombre
-Yo… -Me sonroje fuertemente
-He notado que ahora lo recuerdas muy bien –Sonrió pícaramente provocando más mi sonrojo –En cuanto llegue a San Lorenzo me iré a la selva a buscar a los ojos verdes
-Ojos verdes –Murmure para mí misma, ya lo había escuchado en algún lado
-Es la tribu que mis padres ayudaban para deshacer el mal del sueño –Continuo emocionado sin prestarme atención –Pero quiero pedirte que me acompañes –Tomo mi mano entre las suyas, provocando una descarga eléctrica en todo mi ser
-¿Por qué yo?
-Porque eres importante para mí y porque siempre que…estas a mi lado…todo sale bien y…y no me rindo –Le mire confundida pero si él lo decía debía ser cierto -¿Vendrás?
-De acuerdo –Me sonrió dulcemente antes de colocarse sus audífonos y perderse en sus pensamientos, mientras yo hacía lo mismo.
¿Qué era lo que debía hacer?
Esa imagen de Arnold muriendo, todas mis pesadillas siempre han terminado con el muriendo, pese a lo que haga, algo siempre se empeña a matarlo y es por mi…pero ¿Por qué por mí? ¿Qué es lo que hace que lo maten en mis pesadillas? ¿Son solo pesadillas?
Llevo semanas sin conciliar el sueño precisamente porque las sombras se hacen más presentes y porque con la imagen en mi cabeza de Arnold muerto no puedo dormir, me recosté.
-Solo espero que no sea más que pesadillas –Murmure antes de seguir leyendo, cuando… -¿Qué de…?
“Princesa Helena no debe temer, el poder y las respuestas las encontrara dentro de su corazón y el amor será su luz y guía, solo debe confiar en él, confiar en todo y todo se volverá luz y dejara de haber oscuridad en su alrededor y todo será más claro y fácil.”
Alexander
-¿Alexander? –Susurre para mí misma ¿Dónde lo he escuchado?
Mire a mi alrededor pero nadie me prestaba atención, más que un rubio con cabeza de balón que también miraba alrededor algo sorprendido, temí que hubiera visto lo mismo que yo, pero no, tomo sus audífonos y se los quito -¿Escuchaste eso?
-¿Qué? –Pregunte algo asustada
-No…nada…creo que tengo sueño –Dijo dándose la vuelta pero igual que yo confundido
Mire mi libro, el mensaje se había ido –Creo que tienes razón –Murmure –También estoy cansada –Me deje caer en otro profundo sueño o seguramente y mejor dicho en otra profunda pesadilla.
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-Pronto nos veremos princesa Helena –Sonrió un joven de unos 15 años de cabello negro azabache y piel pálida y blanca como la nieve y sus ojos azules rojos mirando el cielo estrellado.
-Athan ¿Qué haces hijo?
-Nada, pensaba en que pronto cumpliremos nuestro objetivo amo
-Claro que si muchacho ¿acaso lo dudabas? Te lo dije únete a mí y tus sueños se volverán realidad –Dijo aquella silueta que se veía bajo la luz de la luna entre las sombras y arboles
-Si pronto la princesa será mía
El hombre sonrió –En efecto y con ella de nuestro lado tendremos un poder inigualable, pero primero debemos asegurarnos que el guerrero Alexander ya no es nada para ella o si no matarlo, el niño milagro no puede interferir en nuestros planes no lo olvides
-Claro que no, hay varios niños que he podido manipular y no lo hará –Dijo el joven seguro de sí mismo
-Excelente
Ambos comenzaron a reír imaginando la desdicha que les esperaba a quienes una vez les arrebato el poder, la felicidad y el amor.

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