CAPITULO 14 COMIENZO DEL FIN

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CAPITULO 14 PERDIDA DE UN AMOR ¿? PARTE I

Cuando la vida te pone en situaciones complejas ¿Qué es mejor huir o enfrentar? Cuando el final no es más que un comienzo o si el comienzo de algo es más bien el final de otra cosa, ¿Qué estarías dispuesto a hacer por salvar a quienes amas? ¿Qué estarías dispuesto a dar a cambio de la felicidad y/o seguridad de la persona? ¿Qué serias capaza de hacer por amor? Muchas veces por amor se cometen miles de locuras pero ¿realmente todas son locuras? Muchas veces eres más cuerdo que nunca cuando amas y sabes que tu motivo del porque y como comenzó todo es simplemente por hacer feliz a alguien que no eres tu pero que sabes que será el comienzo de tu misma felicidad aunque a veces solo será una ilusión pues ¿Quién puede ser feliz con sacrificios? Aunque a veces el sacrificio es necesario.
Alexander.

Puki solo pudo sonreír débilmente antes de volver a dejarse caer a un lado de su esposo, quien trataba de protegerla, lo cual no era una tarea fácil.
-¡Maldito! –Miles se fue contra la sombra quien en un movimiento fácil y apresurado disparo directo al hombre quien cayó al suelo, con una herida en el pie y dejando escapar un grito.
-¡Miles!
-¡Papa! –Arnold se zafo de Athan sin saber realmente como lo logro, simplemente sintió la sangre hervir bajo su piel y una fuerte ráfaga de aire correr hacia atrás de su rostro, después ya estaba al lado de su padre, quien le trataba de mirar sin preocuparlo.
-Arnold…mi…mi niño –Susurro manteniendo el rostro de su hijo cerca de él, Arnold solo sonrió algo avergonzado nunca había tenido esa clase de caricia, tan íntima, tan pura y sobretodo tan cercana de su padre, su padre, que bien se sentía eso.
-¡¿Qué demonios paso?! –Athan estaba levantándose del suelo, Helga solo miraba la escena sin realmente estar ahí.
-Arnold –Murmuro Stella preocupada, por lo que había visto
-¿Estas bien? –Pregunto Arnold mirando a Miles preocupado, este con lágrimas en los ojos solo asintió pero lo atrajo hacia el en un fuerte abrazo, Arnold solo atino a responderle el abrazo con pequeñas lagrimas también.
-¡Vaya que enternecedor! –Exclamo el hombre molesto –Bueno Arnold ¿Qué te pareció mi sorpresa? ¿A ti Miles? Imagino que ambos deben estar felices, morir junto a sus correspondientes padres.
-¡Eres un…!
-Mejor guarda silencio Miles –La sombra se acercó en un abrir y cerrar a ellos, tenía sus facciones más feas que de apariencia a lo lejos, las cicatrices en su rostro eran de quemaduras al parecer, sus ojos eran más rojos que los de Athan o de la misma Helga, su cabello brillaba debajo de la capucha de un tono rojizo intenso, sus labios eran de un tono apenas notable purpura, su piel era tan blanca que todo esto se notaba aún más, su aliento era más asqueroso que en la selva de hace unos momentos donde se encontraba con los ojos verdes para…
“¡Los ojos verdes!” Arnold no pudo evitar sentirse mal, ellos no sabían dónde estaba, ¿Qué decía? Ni el mismo lo sabía.
-Ahora Miles, dame eso o yo mismo enviare a infierno a esos ancianos, después a Arnold por el tesoro y después al infierno, así como a tu esposa y tu nuevo hijo.
Arnold enfoco hacia donde estaba su madre, ¿nuevo hijo? Eso quería decir…no es momento para pensar en ello.
-Bien pero…quiero que entiendas que no estoy seguro
-Nada perdemos, bueno al menos yo no –Comenzó a reír escandalosamente de nuevo mientras empujaba a Miles lejos de Arnold, quien lo vio coger.
Miles prosiguió con lo que estaba haciendo antes de la aparición de su familia, no sin antes tomar la pierna ensangrentada y curarla un poco y de momento, comenzó a cavar de nuevo.
-Bueno Arnold, ¿Por qué no jugamos algo? ¿Ya te presentamos a la prometida de mi hijo Athan?
-¿Prome…?
-Si la princesa Helena
-Su nombre es Helga –Dijo Arnold molesto
-En esta época, Arnold, pero en realidad ella es mi princesa Helena –Sonrió Athan –Mi novia y mi futura esposa, como siempre debió ser.
-¿Estás loco? Apenas somos unos niños
-No por siempre
-Estas demente.
-Tal vez pero ¿crees que yo seré más demente o tú al decir que puedo hacer esto? –De la mano de Athan salió una fuerte corriente caliente que era más fuego que aire que golpeo el brazo de Arnold quien salió hacia atrás…
-¡Arnold!
-Esto es interesante –Murmuro la sombra divertida –Helena ¿Por qué no te diviertes un rato con Alexander?
Helga miro hacia Arnold, quien se estaba levantando con trabajo del suelo, su camisa algo chamuscada y su piel roja ardía como el mismo fuego.
Entonces sintió como el fuego nuevamente sentía la pierna de su cuerpo y lo hacía caer de dolor.
-¡Ah!
-¡Basta! –Stella miraba con horror la escena
-¡Encontré algo! –Grito Miles en ese momento para distraer a todos. La sombra corrió hasta el lugar y quito a Miles de allí, había un cofre de color café como la tierra, este debía contener los elementos que le faltaba, ya tenía el fuego, que fue la tribu llena de maldad que lo acogió, la tierra que ese tesoro fue fácil de hallar en la tribu cercana a San Lorenzo, solo faltaba el agua y el aire o naturaleza como los ojos verdes hacen llamar a ese elemento.
-Es…es… -Arnold miro a su padre quien le hizo una señal y entonces tomo aquella roca que hizo que sintiera un escalofrió en sus manos, una energía eléctrica correr en sus venas.
Supo que debía correr.
-¡Corre! –Grito Miles para sacarlo de su ensoñación, el abuelo ya había tomado a Puki y en su distracción del guardia corrió lo más rápido que pudo, Stella quien se encontraba aun atrapada, Miles golpeo al guardia directo en la cara cuando grito e hizo que Stella lo siguiera, Arnold iba también a su lado.
La sombra al escucharlos colérico -¡¿Qué les pasa ineptos?! ¡Atrápenlos!
Arnold sentía mucho coraje, dolor y demás pero sentía entonces que…
La tierra estaba temblando al ritmo de su coraje y entonces supo que podría, con una mano aventó la tierra aliada de él, en ese momento provocando un remolino de arena que encerró a los guardias en este.
-¡No! No debe despertar, el guerrero… ¡Atrapen al niño con cabeza de balón!
Arnold corría tan rápido después de esto sin detenerse ya…iba detrás de sus padres, de sus abuelos, estarían en un abrir y cerrar de ojos fuera de la cueva, pronto podría ver que tendría que hacer para curar a Gerald y a He… ¡¿Helga?!
Sintió una fuerte ráfaga de fuego que apenas pudo desviar inconscientemente con el aire...pero aun así no evito que se sintiera asfixiado dentro de este.
-¡Helga!
No lo podía creer.
-Entrégame las rocas, niño –Dijo la rubia con la mirada perdida frente a él, de pronto este sintió un fuerte escalofrió y antes de poder reaccionar la lluvia de fuego se hizo presente en el cielo…
-¡Basta Helena! –Grito sintiéndose algo ridículo pero a la vez…a la vez sabía que todo esto apenas era el comienzo…comienzo de un final tal vez más trágico que la vez pasada, no lo sabía, lo único que tenía seguro era que debía luchar…luchar para perder o ganar un amor perdido.

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