CAPITULO 16 LA LUZ EN TU MIRADA

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EL NECTAR DE LA VIDA
Cuando la vida nos coloca en las situaciones menos esperadas y menos inimaginables por nosotros mismos…solo queda dos opciones perecer o sobrevivir, pero ¿Qué ocurre cuando esa situación nos demuestra la luz de nuevo en la mirada que permanecía en tinieblas? ¿Cuándo por fin te das cuenta de la verdad que tienes enfrente, que harás?
A veces los mejores sacrificios del mundo no son las renuncias a lo superficial u otro, son aquellos que vienen del alma y pueden desprender una hermosa luz que llega al resto de los corazones, es ese sacrificio que no tiene precio y no tiene razón de ser, ese que solo se hace cuando verdaderamente se tiene que hacer sin pensarlo, sin razonarlo, sin presiones, sin condiciones, es simplemente la situación de ser o no ser, de perecer o vivir.
H.G.P
Arnold miraba con verdadera sorpresa a lo que ante sus ojos tenia, Helga enfrente de él protegiéndolo de Athan quien había atacado sin darse cuenta, ahora la rubia estaba en medio de ellos con la respiración agitada y apenas sosteniéndose en pie.
-¡Helga!
¡¿Por qué lo hizo?! Era la única pregunta dentro de su mente de Arnold, mientras ella caía lentamente al suelo.
-Helga –La llamo una vez estando cerca de ella, la rubia trato de enfocarlo, sentía un agudo dolor en el hombro derecho, fue por la flecha que Athan envió pero no era eso lo que había ocurrido realmente ¿O sí? ¿Por qué estaba tan débil? Ella no era una debilucha
-Jaja Jajaja –Athan se acercó a ellos con la joya de los ojos azules –Ahora también tenemos a los ojos azules –Dijo sonriente –Padre –La sombra sonrió triunfante acercándose –Dame todo el poder Helena, ya no tienes fuerzas
Eso era lo que había pasado, ella había tenido más fuerza al tener el tesoro con ella, al tenerlo cerca le ayudo incluso a salir de las tinieblas que habían invadido en su ser, pero al quitarlo…también había agotado no solo físicamente si no mentalmente también tal vez por eso…por eso…
-No la toques –Murmuro Arnold molesto observando que Athan se inclinaba, la voz de Arnold la sacó de sus pensamientos, pero una voz se escuchó cerca…esa voz que…
-En realidad tu tenías que morir no ella, pero ella se sacrificó –Miro a la rubia quien miraba con molestia a aquel joven –Admítelo Helga, el amor nos ciega y no sirve de nada –Miro alrededor –El poder es lo más importante, lástima que sus padres nunca estuvieron con ustedes para enseñarles –Helga le miro molesta.
-Aunque terminarían enseñándoles el mismo amor, hijo, no son como yo
-Arnold –Murmuro Helga quedamente aprovechando la distracción de los otros dos
-Helga –Susurro mirándola, esta levanto su mano para poder alcanzar la suya, Arnold comprendió y le dio la mano, de pronto todo se volvió borroso, observaba escenas, solo escenas de quienes suponía eran Alexander y Helena, donde siempre al parecer paso lo mismo…uno de los dos terminaba mal y…separados.
-Helga –Volvió a mirarla con ojos llorosos
Ella solo le sonrió con fastidio y rodo los ojos –Una voz –Susurro y después miro a su alrededor algo nerviosa pero debía hacerlo si quería saber a los demás…tenía que…sobre todo a Arnold, además hace mucho que decidió a quien entregarle su vida entera, aunque pareciera exagerado para una niña de diez años pero ¿Qué más daba? Ella lo amaba, ese amor siempre fue así de intenso ahora comprendía porque…las cosas no suceden por nada.
Un rayo… Athan volvió la vista hacia ellos, con desprecio se fue acercando.
Aquel día…Arnold solo la miraba con atención tratando de descifrar lo que ella pensaba.
-La lluvia… -Murmuro haciendo que esta comenzara a caer y una pequeña corriente con fuerza se formó a su alrededor de ambos, provocando que nadie se acercara de más a ellos.
-Estabas triste… -Murmuro sorprendiéndola, no pensó que el…que él lo recordara, parecía tan trivial para los demás lo que paso aquel día cuando se conocieron que no pensaba que a él le importara pero…se equivocó tal vez.
-Encontré la luz en tu cálida mirada –Miro a Arnold más dulcemente como nunca se había atrevido a hacerlo, dejando atrás todos los disfraces, sin más mentiras, lo miro con amor como siempre lo hacía mientras él no la miraba.
-Nunca pensé que… -Helga coloco una mano en sus labios
-Toma –Hizo un esfuerzo sobrehumano y se incorporó apoyándose en el –Después de todo siempre…siempre te perteneció –Se sonrojo fuertemente –Mi amor es tuyo –Arnold se sonrojo y bajo un poco la mirada sonrojado pero feliz
-Helga yo ta… -Pero no termino ella había posado sus labios suavemente en los suyos sin permitirle continuar, entregándole así todo lo que sentía.
Athan miro la escena colérico y entonces la guerra de fuego comenzaba.
-¡No! –Empujo lejos a Arnold de Helga quien cayó al suelo débil, mirando solamente como su amado estaba al borde de la muerte seguramente.
-¡Arnold! –Stella trato de acercarse más pero entonces…
-¡¿Stella?! –Phill se acercó a ella rápidamente al verla flaquear en el árbol cercano.
-¡Listo para ver como muerte tu hijo Miles! Jajaja, ahora también somos dueños del agua
La tormenta llegaba, la poca gente de ojos azules que estaba alrededor caía lentamente en el sueño profundo de las sombras llameantes que ingresaban en su corazón, Helga se sentía en la misma posición y no tenía más fuerzas para luchar contra estas.
Una lluvia de fuego y tierra estaba llegando a Helga quien bajo la cabeza tratando de cubrirse, pero sin realmente fuerzas para hacer nada, salvo solo soltar un pequeño grito.
-¡Helga!
Arnold alzo su mirada mientras mantenía a Athan lejos lo más que podía con el aire, pero entonces vio como Helga estaba en peligro, la tierra nuevamente comenzó a temblar de ira que traía su corazón. –No –Murmuro haciendo que la tierra bajo sus pies tuviera vida propia y entonces una pared de tierra se puso frente a Helga para protegerla del fuego.
-¡No podrás salvarla Alexander no esta vez! –Exclamo sonriente Athan
La sombra hizo un movimiento en el suelo y la tierra tembló aún más fuerte de lo que Arnold había provocado, donde estaba Helga la tierra comenzó a desquebrajarse y ella parecía inconsciente
-¡Helga!
-¡No lo harás! –Lo tomo del brazo y comenzó a quemarle, Arnold comenzó a sentir el dolor en su piel y se dejó caer.
-He…
-Si quieres salvarla, entonces tendrás que darme tu poder
-¿Poder? –Observo que en segundos si seguía como hasta ahora el suelo bajo Helga desaparecería y con ella. -¿Solo…te interesa eso?
Athan lo miro confundido -¿Acaso hay algo más importante?
-Si –Lo miro con tristeza –Pero tú nunca lo entenderás, porque eres demasiado cobarde igual que tu padre.
-¿Cómo te atreves mocoso? –Intervino la sombra molesta –Todos morirán
Arnold en un movimiento salto lejos de Athan aunque este siguió atacándolo pero el solo tenía un objetivo, tomar la mano de Helga antes de que esta cayera por la cascada hacia el vacío.
-¡Helga! –Tomo su mano justo en el momento en que todo caía, ella reacciono por un momento mirándolo con tristeza.
-Siempre terminamos de esta forma ¿Eh Alexander?
Este sonrió dulcemente -¿Ya no soy cabeza de balón?
Ella miro hacia abajo un tanto avergonzada –Soy Helena y no sé de qué hablas, imagino que es por la otra identidad que vivía en este cuerpo
-¿Qué? –Arnold quedo helado ante la declaración.
-En efecto ella es más Helena, no más Helga por ahora –Athan se acercó a Arnold para tomarlo del brazo y alzar una flecha hacia su pecho -¿Cómo la última vez eh?
El solo miro de nuevo hacia la rubia de ojos azules quien miraba con lágrimas en los ojos, era increíble que la historia se repitiera una vez más. –Lo siento –Susurro mirando a Arnold –Te amo –Susurro débilmente mientras trataba de zafarse de la mano de este.
-¡No!
-¡Morirás! –Grito Athan pero antes de que la flecha llegar a su destino una corriente de agua salía del vacío empujándolo lejos y envolviendo también a la sombra y compinches.
La rubia miro solamente como una corriente de aire la mantenía a flote, mientras observaba como Alexander miraba sin mirar realmente hacia el agua, esta vez nadie lo detuvo, el hizo una burbuja de agua y aire donde estos trataban de escapar pero comenzaron a ahogarse.
-Arnold –Miles se acercó a su hijo pero este hizo que la tierra se levantara para alejarlo.
-Alexander –Helga se acercó a este lentamente para tomarle el brazo suavemente, este solo reacciono hasta ese momento pero no impidió que mandara al hombre sombra y a los demás hacia el desagüé del rio que seguramente llegaba a mar abierto, eso sí en la burbuja de agua que había hecho para estos.
Los tesoros habían caído al suelo, la tierra, el agua y el fuego. Pero al parecer tanto movimiento hizo que un volcán dormido despertarla de su largo sueño, sintió la tierra temblar un momento antes de mirar hacia el otro lado cuando los ojos verdes y azules ya corrían lejos de ahí para tratar de ocultarse.
Stella era llevada con ellos igual que sus abuelos, su padre le gritaba que corriera, los demás niños que habían salido del embrujo también corrían por sus vidas, aunque Rhonda era arrastrada por los demás, el mal de sueño la había alcanzado.
Todo era pánico y caos, Arnold miro un momento a todos lados y trato de protegerlos haciendo que el agua se los llevara lejos de ahí más rápido, pero no encontraba una persona.
Helga no estaba, no podía encontrarla y el volcán comenzaba su trabajo, pequeñas llamas de lama comenzaban a expandirse por la selva. Debía encontrarla, debía y…
-¡Helga!
Ella lo miro desde el suelo donde estaba cubriendo el tesoro de los ojos azules, cuando lo vio acercarse se lo ofreció –Llévatelo por favor
El la miro sin entender y exasperado –La que importa eres tú, vámonos
-No
-Helga
-No yo ya no soy Helga
Ambos se miraron, uno molesto y dolido y la otra segura y molesta también.
-Debemos irnos
-No…
-Helga
-Mi nombre es Helena y…
-No me importa –La tomo del brazo y la haló hacia él, ella se quejó por la debilidad en su cuerpo de las heridas –Lo lamento pero tú vienes conmigo
Dieron media vuelta pero entonces un gran temblor retumbo por la selva y provoco que se quebrara de nuevo el débil suelo donde estaban y resbalaran, Helga en el vacío y Arnold en el suelo que quedaba sujetándola aun.
-¿Por qué siempre eres tan necia?
Ella sonrió melancólicamente –Tu eres el necio
-No puedo perderte ahora –Sus ojos se llenaron de lágrimas –No después de todo esto
-Pero…
-Helga…no puedo…yo…yo te amo –Susurro mirándola a los ojos sin una pizca de burla o mentira, ella podía notarlo aquella hermosa luz en sus verdes esmeralda, esa luz cálida que había llenado de vida su corazón, esa luz tan dulce y hermosa que había hecho que se enamorara de él, esa luz que le mostraba siempre la verdad de las cosas y le ayudaba a ver mejor la situación, la vida, todo, esa luz que le devolvió la misma luz a sus zafiros para poder ver la belleza de la vida, esa luz en su mirada que le devolvía la verdad en ese momento como siempre lo hacía cuando ella caía en tinieblas, la luz en su mirada que le mostraba por fin la salida.
Un momento todo se volvió de borrosas imágenes en su mente pero todo era tan claro a la vez, no dejaba de mirarlo pese a lo que estaba pasando dentro de su cabeza, sus lágrimas fueron las que la trajeron a la realidad, lágrimas de felicidad y dolor también, le devolvió por fin la mirada enfocándose en los esmeralda que la observaban con atención y preocupación, no era la mejor posición ni el momento, pero para muchas cosas no hay lugar ni momento ¿cierto?
-Arnold –Susurro –También…también te amo –Dijo sonrojada hasta las orejas, ambos se miraron dulcemente pero en ese momento la tierra volvió a temblar y ambos cayeron por el vacío…todo se volvió oscuro y confuso a partir de ese momento.

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