Capítulo 1.

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Se colocó su chaqueta y bajó por las escaleras, no quería esperar un ascensor además no confiaba en los de ese edificio, pues cada vez que bajaba por allí rechinaba de una manera que provocaba desconfianza, prefería no arriesgarse y bajar los cuatro pisos caminando. Llegó hasta el recibidor donde siempre estaba el recepcionista, Jimmy. Las últimas semanas se veían seguido pues los chicos estaban tratando de crear sus planes, proyectos o como sea que se llamasen. El punto es que querían unirlos de nuevo a él y Selena. Claro que apoyaba la idea pero... estaba algo inseguro de cómo terminaría todo eso. No había escuchado nada de Selena desde ese veinticuatro de diciembre que ella le dejó en claro que debía marcharse. Él era hombre de palabra y estaba cumpliendo el trato que había hecho con ella, aquel trato que tenía como única condición marcharse para siempre si es que perdía. Él había perdido así que estaba lejos de ella, pero si seguía así seguro terminaría en la locura. No podría soportarlo. No podía soportar que todo se haya ido a bajo por una mentira, un sabotaje. Porque eso era. Un cruel y bien organizado sabotaje.

Los últimos meses había pensado solo en una cosa. ¿Qué tan distinto hubiesen sido las cosas si él hubiese nacido con otro apellido? Quizás si él fuera un Lexington lo hubieran aceptado perfectamente, pero era un Malik. Sin empresas ni mucho dinero y con mala reputación. Sacudió la cabeza para quitar esos pensamientos y sacó sus llaves para subir a su auto, bueno era el auto de Liam pero él siempre se lo prestaba ya que Payne aun no conseguía su licencia. Era malo al volante y cada vez que hacía la prueba fallaba, mañana sería la sexta vez que la hacía y si no la pasaba era porque él no estaba hecho para el volante.

Subió, encendió la radio y el motor para partir a Baxton's. Ese restaurant le traía tantos recuerdos. La primera cita con Selena, los besos, abrazos y todos esos momentos de risas que disfrutaron allí. Los dueños y las camareras ya los conocían, pues acostumbraban pasar por allí todas las tardes. Había buena comida a bajos precios. Si fuese caro seguro que él no la podría llevar allí, no con un sueldo de camarero.

En cuanto se detuvo frente al pintoresco restaurant vio algo que llamo su atención. Un Lamborguini Murciélago Blanco. Debía de ser de alguien con bastante dinero. ¿Pero qué haría una persona así en un lugar como aquel? Había otros lugares mucho mejores, con comida más rica y atención más rápida. Estacionó el auto y se bajó, ignorando el llamativo auto. Era una belleza, cuanto daría él por uno así. Pero aun no tenía el dinero suficiente para algo tan despampanante. Cruzó las puertas de madera con cristal y lo primero que vio fue a su familia sentada en una mesa cerca de la chimenea de piedra. Sonrió, hacía tiempo que no comía con sus hermanas, ya estaban grandes, todas unas señoritas. Se acercó y la primera en ponerse de pie fue Waliyha, la cual saltó sobre él. Llevaba su pelo negro y liso en un tomate, un poco de maquillaje y ropa sencilla, sudadera y pantalones deportivos. Seguro había estado en el gimnasio, últimamente estaba obsesionada con ello y con un cuerpo perfecto. Pero Zayn no se preocupaba pues sabía que era solo una etapa, luego se le pasaría.

- Hola, familia. - Saludó una vez que se sentó. Estaba entre Wali y la ventana. Siempre le gustó estar allí pues podía disfrutar de la vista, algunas partes en Doncaster eran muy bellas.
- ¿Cómo has estado amor? - Preguntó su madre con una gran sonrisa y tomando su mano.

Ahora comenzaría una especie de encuesta. Siempre lo hacían, ya debería acostumbrarse. Pues su madre vivía en Bradford y la veía pocas veces al año. Hablaron un rato entre todas y aprovechó de observar el lugar. Seguía completamente igual. El mismo color, el mismo aroma, exactamente como la última vez que estuvo allí. Solo que ahora le faltaba alguien junto a él, esa chica de la sonrisa divina.

Un camarero se acercó y tomó su orden. Recién en ese momento se le ocurrió mirar a su derecha, y luego vaya que se arrepintió de hacerlo. En una de las mesas más apartadas casi al final del local, estaba ella. Su Selena. Llevaba el pelo suelto y al parecer un tono más claro que la última vez que la vio. Quizás se estaba tiñendo o simplemente era la luz del local, de todas formas era hermosa. Su sonrisa grande y sus ojos brillantes. Estaba riendo. Estaba feliz. Y eso le dolió, porque él causante de esa risa era el hombre frente a ella. Porque él causante del brillito en sus ojos no era él. Debió haberse quedado mucho tiempo mirando porque ella volteó y lo vio. Sus miradas se cruzaron y él sintió como todo se volvía tenso, como chispas saltaban entre ellos. No sabía qué hacer. Solo quería llorar. Ella estaba con otro. Con un Lexington.

Doce Días #2 //Zaylena//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora