CAPITULO 4

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HACE OCHO AÑOS

LONNY

Volví a tocar el timbre. ¿Cómo es posible que nadie me abriera la puerta? ¿Me habré equivocado de dirección?

Saqué el móvil de mi bolsillo trasero para abrir el mensaje que Cassandra me había enviado.

Cassy: mi casa es la que está en la calle del supermercado. Está pintada de verde bosque. Es fácil reconocerla.

Levanté la vista de mi pantalla para mirar al final de la calle donde estaba aquel supermercado. Ahora levanté la cabeza para comprobar que la casa era de color verde bosque y volví a tocar.

Una vez que nadie me abrió, comencé a darme la vuelta para irme hasta que oí la puerta abrirse.

-Mmm... Hola. -Dije observando a la niña más hermosa que nunca antes había visto. Concéntrate, Lon. -¿Sabes si aquí vive Cassy?

-Cassandra se está bañando. -Dijo para esquivar mi mirada. Vale, al menos sabia que vivía aquí. -¿Eres Donny?

-Lonny. -Corregí para ver como se le escapaba una sonrillisa por su fallo.

-Lo siento...

-Bah, da igual.

-Cassy me dijo que te dejara entrar.

-Ah, vaya. Gracias. -Se hizo a un lado para que yo entrara y así lo hice. -Bonita casa.

Me senté en el sillón viendo como ella se encogía de hombros ante mi comentario.

-Tú eres su hermana ¿no? Me dijo que tenía una hermana de trece años.

-Si... Me llamo Sidney.

EN LA ACTUALIDAD

SIDNEY

-¿No te gustaría trabajar?

-¿Trabajar para qué?

-Despejarías así tu mente. -Comentó la psicóloga y yo me encogí de hombros.

-Creo que no. Me agobiaria más.

-¿Por qué?

-¿Sabe que todos los porqués nunca tienen respuesta? -Me miró sin cambiar de expresión.

-Siempre me lo dices, Sidney. -Suspiró para apuntar algo en su tablilla para después ponerse de pie y quitarse las gafas. -La sección terminó. ¿Puedes decirle a tú novio que venga a hablar conmigo?

-¿Para qué?

-Necesito hablar con él sobre ti.

-¿Y yo no puedo estar?

-No. -Achiqué los ojos en su dirección antes de levantarme de la silla y dirigirme hacia la puerta.

-¿Ya?

-Quiere hablar contigo.

-Está bien. Esperame aquí, por favor.

-Esperame aquí, por favor. -Lo imité respectivamente una vez que entró al despacho de la psicóloga dándome cuenta de que la recepcionista me miraba raro. Le mostré la lengua. ¿Qué derecho tenia para mirarme así?

Los minutos pasaban y Lonny no salía de aquel miserable despacho.

-Estoy aburrida... -Canturreé por lo bajo para coger una revista que había sobre la mesa. -Eh, esto me gusta a mi...

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