CAPITULO 8

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HACE OCHO AÑOS

NARRADOR OMNISCIENTE

La adorable niña de trece años dejó de leer en cuanto notó que la puerta de su habitación se había abierto.

Su bonita e inocente mirada cambió al ver a la persona que había entrado a su cuarto. El monstruo, lo llamaba ella.

-Me desobedeciste, Sidney.

-¿Q-qué?

-Si, Sidney. Tenias prohibido hablar con cualquier persona que se te acercara y lo desobedeciste.

-N-no... -El monstruo comenzó a acercarse a la indefensa niña haciéndola llorar. -Y-yo no... quise...

-Pero lo hiciste, Sidney. Y ahora recibirás tú castigo. -Se desabrochó el cinturón para quitárselo rápidamente y golpear a la niña en el brazo.

-P-por favor...

-Eres una zorra. ¿Coqueteando con ese chico en mi propia casa? Que descarada te has vuelto, por favor. Y yo que creía que te habíamos educado adecuadamente.

La niña volvió a llevarse otro latigazo antes de que el monstruo se cansara y soltara el cinturón para ahora bajarse los pantalones junto a su ropa interior.

EN LA ACTUALIDAD

-¿Ya está?

-Si. -El doctor David, le sonrió a Sidney para que esta se estuviera tranquila. -Ahora solo tienes que esperar a los resultados.

-¿Tarda mucho?

-Mmm... Depende de la prisa que se den en el laboratorio. -Le respondió ahora a su cuñado.

-Está bien. Muchas gracias, David.

-De nada, Lon. Para eso estamos. -Le sonrió para luego acordarse de algo. -Por cierto, Sid. ¿Cómo va tu mano?

-Creo que bien.

-Dejame verla. -Sidney le tendió la mano y el doctor le quitó la venda para ver el corte que días antes se había hecho y que aún no estaba sellado del todo.

-¿Puedo salir a hacer una llamada en lo que le miras eso?

-Claro.

Lonny salió de la habitación después de decirle a su novia que no tardaría en volver y marcó el número de la psicóloga para llevarse el móvil a la oreja.

-¿Bueno?

-Soy Lonny, Helen. El novio de Sidney.

-Ah, si claro. Dime. -El chico le comentó sobre las pruebas de embarazo y lo que tenia pensado hacer si estas daban positivas. A lo que la doctora respondió:

-Creo que no es una buena idea. Te explico, físicamente Sidney ya es toda una mujer de veintiún años, pero ambos sabemos que su mentalidad no tiene la misma edad. Seria como si una niña cuidara de otra.

-No permitiré que hable así de mi novia, Helen.

-Yo sé que no es bonito nada de lo que dije, pero tienes que saber que...

-Ya no quiero saber nada más, Helen. Gracias por tú no ayuda. -Y colgó.

Colgó malhumorado con la psicóloga y consigo mismo porque sabía que ella tenia razón, pero el amor que sentía hacia esa muchacha lo segaba hasta tal punto de ignorar los consejos ajenos de buena fé que le daban sus más allegados.

Take YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora