1- Todo es culpa de la cama.

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El tan conocido ruido del despertador resonaba en su cabeza a un volumen que se le antojó antinatural. Sin levantar la cabeza de la almohada, apagó el dichoso aparato de un manotazo preguntándose cómo era posible que un trasto tan minúsculo armase semejante escándalo. Se incorporó de mala manera y lo cogió observándolo, sentado en la cama y con una sonrisa adormilada en el rostro.

Harry Potter, el niño que vivió, el héroe del mundo mágico, el actual Jefe de Aurores, se despertaba cada mañana sobresaltado por un cacharro muggle. A muchos de sus compañeros les haría gracia; a otros les parecería muy extraño. Pero así era él, un mago criado por muggles (unos muy desagradables, dicho sea de paso) que se pasó la mitad de su vida creyendo que era un chico normal y corriente, por eso estaba rodeado de objetos muggles.
Se levantó de la cama, mirándola y pensando que era culpa suya que no quisiera levantarse porque era muy cómoda, y se dirigió al baño arrastrando los pies, dejando tras de sí una estela de ropa. Ni siquiera pudo cambiarse anoche de lo agotado que estaba y cayó rendido en la cama hasta con los zapatos puestos. Se metió en la ducha pensando aún en que era muy posible que gran cantidad de la gente que trabajaba en el Ministerio de Magia no supiera lo que era un despertador. Se enjabonó el dolorido cuerpo y notó, para su disgusto, que el agua fría estaba surtiendo efecto y que estaba completamente despierto. Como mucho habría dormido 5 horas y ya estaba listo para más acción . Es lo que pasa cuando el cuerpo se acostumbra a cierto ritmo de vida.

Salió de la ducha y se secó distraídamente con una toalla frente al enorme espejo que tenía sobre el lavabo. Elevó la vista y el espejo reflejó sus vibrantes ojos verdes. Con cada destello parecían querer decirle "sabemos que estás hecho una mierda aunque no lo parezca" . Cuánta razón tenían. Tiró la toalla sin ninguna ceremonia a un rincón del baño y volvió de camino a su cuarto.

Una de las grandes ventajas de vivir solo es que puedes pasearte desnudo por tu casa; uno de los grandes inconvenientes de vivir solo... es que vives solo. Sobre todo si no quieres vivir solo. Sin nadie que te dé los buenos días por las mañanas, tienes que comer mirando la pared (aunque Harry llevaba sin comer en casa más días de los que puede recordar) y cada noche te metes en una cama enorme que te recuerda lo solo que estás, no vaya a ser que se te olvide. Uy, con qué desdén miraba Harry ahora a la cama.

"Es culpa tuya que me sienta tan pequeño por las noches" -la acusó.

Él dormía prácticamente en el borde derecho de la cama, lo que dejaba más espacio vacío del que a uno le gusta ver al despertarse.

Hacía tanto tiempo que sólo él ocupaba esa cama...
¡Ah, no, no, nooooo! Se deshizo de esos pensamientos tan rápido como le llegaron y apartó la vista de la ahora tan odiada cama. Tendría morro, la tía. No le bastaba con amargarle las noches, también tenía que fastidiarle por las mañanas. Su mirada esmeralda voló de la cama para evitar seguir pensando en lo que no quería pensar y se posó en el despertador. Harry prácticamente dio un salto al darse cuenta de la hora que era y empezó a buscar ropa en los cajones a un ritmo frenético. Ni siquiera se dio cuenta de que se había puesto un calcetín de cada color, aunque, siendo sinceros, le habría dado igual con las prisas que llevaba y lo tarde que era.

Cuando por fin encontró una camisa que no estuviera arrugada (por lo menos, no mucho) y consiguió ponerse el pantalón sin meter las dos piernas por la misma pernera, escudriñó la habitación con la mirada hasta que encontró su túnica de Auror medio tirada en el escritorio. Se la puso como pudo mientras bajaba corriendo las escaleras. Al pasar por delante de la cocina su estómago protestó indignado, negándose a pasar de largo esa habitación. Se resignó, si no comía algo ahora a saber cuando lo haría. Además, si pensaba seguir corriendo necesitaba combustible.

"Oh, por Dios"- dijo entrando a toda velocidad y cogiendo una manzana del frutero que tenía sobre la mesa.

Estaba a punto de cerrar la puerta de la calle según salía cuando, de pronto, se paró en seco y volvió por donde había venido. Subió las escaleras de tres en tres, entró de nuevo en su habitación como una exhalación y se tiró sobre la cama. Revolvió las sábanas y arrojó la almohada y los cojines al suelo hasta que encontró lo que buscaba. Guardó su varita pensando en que habría hecho si llega a presentarse en el trabajo sin ella y una risa nerviosa se le escapó de los labios. Era culpa de la cama, que la tenía bien escondida, hoy TODO era culpa de la cama. Estaba a punto de salir de la habitación cuando volvió a girar sobre sí mismo y se peleó con el pantalón que estaba tirado entre su habitación y el baño hasta que consiguió sacar las llaves de uno de los bolsillos. Luego le pareció estúpido porque podría haber usado un hechizo tanto para cerrar como para abrir la puerta, pero una vez más su pasado muggle estaba presente. Por fin salió de la casa y comenzó a correr calle abajo.

Al fin y al cabo, Harry Potter seguía siendo Harry Potter. Y Harry Potter era despistado.


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El primer capitulo de la que espero sea una gran y bonita historia. Estaré encantada de contestar a los comentarios y de escuchar lo que tengáis que decirme =^_^=

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