Nuestra(s) Nueva(s) Vida(s)

17- En Tu Mundo De Nuevo.

-"¡Aaaaaaaah, no volveré a beber nuuuuuuncaaaaaaa!"- la queja de Draco se escuchó por toda la casa.

-"¿Sabes? Preferiría que no empezaras a mentirme todavía."- Draco fue capaz de levantar la cabeza un par de centímetros sobre la almohada y vio a Harry apoyado en el marco de la puerta, sonriendo como un estúpido. Un estúpido que estaba guapísimo y tenía el pelo mojado, porque acababa de salir de la ducha.

-"Bueno, en ese caso, nunca volveré a beber tanto."- dijo el rubio, volviendo a tumbarse y tapándose la cara con un cojín para amortiguar el palpitar de su cabeza.

-"Sigo sin creérmelo, pero me vale."- Draco escuchó la suave risa de Harry y sonrió automáticamente. Draco se preguntó cuánto tiempo llevaría el moreno despierto y se lamentó por no haberse despertado antes; podría haberse metido en la ducha con él. Quizás eso habría aliviado su incipiente dolor de cabeza.

-"Tener pareja para que no confíe en ti, vaya chasco."- Draco se tapó con las mantas por completo, escondiéndose de la luz que empezaba a taladrarle las sienes. Las resacas eran lo peor.

Sintió a Harry sentarse en la cama, aún riéndose y buscando su cuerpo bajo las sábanas. Pareció que se había rendido cuando, de pronto, Harry se metió bajo las mantas también y empezó a besar a Draco por todas partes.

-"Buenos días."- le dijo al fin, después de darle un largo beso en los labios.

-"Nunca me había importado menos tener resaca..."- le contestó Draco con una amplia sonrisa. Sin embargo, frunció el ceño en un gesto de molestia tan pronto como la luz perforó sus pupilas.

-"Ven conmigo, he hecho poción para la resaca."- Harry tomó la mano de Draco con gentileza y le ayudó a salir de la cama sin sufrir una caída dramática.

Draco se dejó arrastrar por Harry, sujetando su mano con firmeza. Adoraba esas manos, adoraba cómo se sentían sobre su piel. Durante unos instantes, sólo fue capaz de pensar en lo fantástico que era ser acariciado por Harry Potter.

Pero cuando estaban a mitad del pasillo, Draco fue consciente de la realidad por primera vez esa mañana y paró en seco. Observó las paredes, el suelo, los cuartos... y la confusión inundó sus facciones.

¿Dónde demonios estaban?

-"¿Draco?"- preguntó Harry suavemente, un poco preocupado por la reacción del rubio.

-"Harry."- ¿había dicho que había preparado poción? Esto cada vez le daba más mala espina. –"Harry, ¿dónde estamos?"- Draco buscó los ojos verdes de Harry, que le devolvían una mirada de preocupación y... culpabilidad.

Oh, no.

-"Es... en mi casa. En Grimmauld Place."- ahora sí, la expresión de Draco cambió totalmente. Mirara a donde mirara, Harry solo podía leer la palabra TERROR escrita en cada centímetro de Draco. –"Draco, escucha, tranquilo."- Harry le puso las manos sobre los hombros con mucho cuidado, pero eso solo hizo que Draco se asustara y diera un pequeño respingo.

-"Pero, ¿cómo se te ocurre traerme aquí?"- le increpó el rubio, apenas con un hilo de voz. –"¿Tú sabes la cantidad de magos y brujas que quieren matarme? ¿O que deberían matarme?"- su voz fue adquiriendo más fuerza conforme hablaba, sintiendo el más puro sentimiento de temor fluir por sus venas. El rubio giró sobre sí mismo y se tapó la cara con horror.

-"Ya sabía que te ibas a poner así por la mañana, no debí haberte traído, pero..."- Harry intentaba acercarse a Draco, que no hacía más que retroceder por el pasillo.

-"Si ya lo sabías, ¿por qué me trajiste? Por el amor de Dios, Harry, ¡no puedo volver a este mundo! ¡No después de todo lo que hice, de todo lo que hizo mi padre!"- Draco buscaba su más que arrugada ropa por la habitación en la que se había despertado, poniéndosela con rapidez. Todo, hasta el cinturón apestaba a alcohol; pero en ese momento, daba bastante igual. –"¿Cómo has sido tan insensato?"- fue como si alguien hubiera pinchado el corazón de Harry con una aguja muy fina. Al menos, así se sintió él al escuchar esas palabras.