Bitter Sweet ➡Kai

Capitulo 04

Jong In no se hallaba por ningún lado y empecé a preocuparme de verdad, ya había llegado a la villa pero no me había atrevido a pasar más allá de la entrada, tratando de que mi madre o los empleados que andaban por ahí corrieran a avisarle, mis ojos picaban y quería llorar, me sentí inmadura, yo no era así.

¿Cómo se te ocurre dejarlo a mitad de la nada, Lee Bo Hwa?

Empecé a remover mi cabello inquieta, y me quedé en la entrada de que llegara sudando o en un camión sucio de plumas de gallinas.
Pero después de cinco minutos, no había señales de él, y de repente un convertible azul paró a dos metros de donde estaba y visualicé la cabellera rubia de Jong In, y sentí como mi sangre hervía al ver como dos mujeres se bajaban y le decían algo a Jong In, éste volteó a mi dirección, pude ver el atibismo de una sonrisa lobuna y solo me enfureció mucho más, él las abrazo y se despidieron, pero me colmó el hecho de que le dijeran bonito.

Jong In se acercó a mí con cara de póker, y sin pensarlo lo abofeteé, yo como una estúpida creyendo que le había sucedido algo malo, se que fue mi culpa, pero el coraje me tenía cegada y él iba con dos mujeres, no iba a llorar.

Jong In me agarró del brazo, estampándome contra su pecho y agarró mi mentón mirándome directamente a los ojos.

-Sueltame, Kai.

-Nunca me has dicho Kai -Murmuró.

-Así te dicen tus amigas de universidad y aquellas chicas ¿O no, bonito? -Aquello sonó a celos, y claro que los tenía, jamás creí que podía ser tan celosa.

-Basta de eso, Bo Hwa. Has pasado de tratarme como a tu mascota para luego, de un momento a otro, celarme hasta de una mosca. Por amor a Dios... Dime que es lo que pasa.

-No pasa nada, Kai. Sólo que estaba preocupada por el hecho de que por mi culpa quedaste a mitad de la nada, y luego llegas con un par de gemelas estadounidenses~

-Son Australianas, Bonnie -Me quedé sin habla, nadie me había dicho así a excepción de mi pequeño hermano que había muerto por neumonía el año pasado.
Bajé mi mirada, hace rato no pensaba en él, y la verdad es que aún me dolía su pérdida.
-Bonita, no te pongas triste. No fue mi intención, simplemente quería que sonrieras, tu hermano era espectacular~

-Creo que él te quería más a ti, que a mi.

-Jajaja, soy más atractivo y carismático que tu, Bo Hwa. Incluso hasta a una piraña llegaría a amarme -Y sin evitarlo, una carcajada brotó de mi garganta.

- ¿¡Jong In!? -El grito emocionado y confuso de mi mamá, nos sacó de nuestra burbuja.

Jong In.

- ¡Madre! -Correspondí a su entusiasmo, la mamá de Bo Hwa era un amor, lo sabía, sólo que desde la pérdida de sus dos hombres, había repercutido en ella, pero sé que esa misma amorosa y alegre mujer se hallaba allí.
Ella me abrazo besando mi frente como a un hijo pequeño.

-Mira, Jonginnie. Eres todo un hombre, estás más alto y más fornido, la universidad te ha sentado de maravilla este último año.

- ¡MAMÁ! -Gritó Bo Hwa, llamando su atención.

- ¡Hija mía! ¿Cuándo llegaste? -Bo Hwa rodó los ojos, le dio un beso en la mejilla a su madre y de adentro a la gran casa, con las maletas en sus manos.

-Supongo que iré a ayudar a BoHwa, y subiré a arreglar mis pertenencias.

-Está bien, Jonginnie. Bajas enseguida con la amargada de mi hija para que tomen algún refresco y te presento a mi futuro esposo... -Y dejo salir una risita, me alegraba verla feliz después de lo de Joong Pyo (*-*).

***

Cuando llegué a la habitación, Hwabbie estaba tendiendo la cama, y sus pertenencias ya estaban el el closet, había un espacio vacío por lo que supuse que era para mí.

-Nos ha tocado dormir juntos, Jong In. Esta tarde llegan más invitados, y mañana por la mañana, ocuparán todo esto para empezar con los preparativos. Aunque lo creas está gran casa sólo tiene ocho habitaciones y mi madre es alguien sociable, por lo que no nos ha quedado de otra -Asentí y me dispuse a arreglar mi ropa en el espacio que quedaba.
Me senté en el suelo y comencé a doblar y colocar.

Y me sobresalte al sentir como BoHwa me rodeaba por mi espalda, su pecho pegado y sus piernas rodeando las mías y sus manos en mi pecho.
Respiré profundamente, me lo estaba haciendo difícil.

-Lo lamento, he sido una perra contigo, he tomado un papel en tu vida que no me he merecido, pero de algo estoy segura y es que no me arrepiento de nada. Fui ciega y no quise ver lo que estaba delante de mi.
Sólo lo siento, Jonginnie. Yo te quiero muchísimo, y no quiero que te vallas de mi lado, así que por favor, lo único que te pido en paciencia y comprensión. Sé que lograré ser mejor persona y mucho más para ti. Porque me importas, Jonginnie. Mi Jonginnie -Giré mi cabeza hacia la suya, y ella se inclinó encontrando su boca con la mía.

Al principio sólo dejamos nuestros labios suspendidos contra el otro, pero ella empezó a moverlos, y con delicadeza, empezó a succionar mi labio inferior, la verdad es que esto era algo nuevo para mi, pero al notar la insistencia de sus labios, rogándome que correspondiera empecé a moverlos al compás de los suyos.

Delineaba calmadamente sus labios con los míos, incline mi rostro para darnos un mejor acceso y el beso se profundizó, pero seguíamos con el mismo ritmo candente y suave, sentía su mano acariciándome y sin evitarlo, un gemido salió de mis labios y mordí su labio inferior, ella abrió gustosamente su boca y sin saber bien lo que hice, sólo se que por los gemidos que emitía, que lo estaba disfrutando, nuestras lenguas exploraban un nuevo campo pero tan familiar al mismo tiempo, se separó un poco de mi y nuestros alientos se besaban y se entremezclaban, lamí mis labios viendo sus ojos cerrados por la pasión, hinchados y rosados, me pedían a gritos que los besara hasta el cansancio y no esperé demasiado y la seguí besando, era como un elixir adictivo, y sus labios suaves eran mi perdición, sentía que subía al cielo, y todo por su beso, todo al mismo tiempo.

Amor y pasión.

Cariño y dulzura.

Enojo y coraje.

Desesperación y frustración.

Esperanzas y felicidad.

Mis pensamientos no eran más que sólo los de hacerla feliz, y hacerme feliz a su lado.

Sabía que lo de hacerla esperar o llevarla al borde se me estaba saliendo de las manos, pero ahora mismo todo se podía ir al carajo, todo por sus labios y su cariño, todo se podía mandar a volar y nada más me importaría, sólo su esencia y su sabor.