Palabras

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El cigarro permanecía entre sus dedos, soltándo humo blanquecino que iba perdiéndose en el aire, con la cabeza recargada en la palma abierta y su espalda incorporada contra la almohada en la cabecera de la cama- parpadeó tranquilo, respirando de la misma manera y viendo el gesto apacible del menor -tenía la cabeza levemente inclinada, tan sólo viéndolo

El cabello castaño cubría parte de su frente, sus ojos cerrados mostraban largas filas de pestañas, y bajo ellas, la nariz arriba de la delicada boca –un golpe leve le hizo apartar la mirada hacia la ventana, hubo otro golpe más, la lluvia- poco a poco las gotas comenzaron cayendo, empapando su ventana y recorriéndola

En ésta jodida estación del año, las lluvias eran algo de diario, los vientos fríos, las calles solitarias, los cielos grises, aunque, ésa tarde, su habitación no se sentía fría, ni sola –volvió a bajar la vista, al bulto cálido a su lado bajo las blancas sábanas, sus brazos desaparecían bajo la almohada, y su espalda se encontraba levemente descubierta

Un sonido molesto, el celular que estaba por alguna parte de la habitación sonaba insistente, no era el suyo, se enderezó exhalando y estirándose con pereza cuando Donghae comenzó a removerse inquieto también

Frotó su cara en la almohada y gimió quejumbroso, hasta que quedó dándole la cara, sus ojos seguían cerrados, y el celular también seguía con su fastidio –m-mi móvil- habló ronco y apretó los ojos, hasta que logró abrirlos levemente, viéndome, parpadeó con cierto desconcierto que me pareció gracioso

-¿no vas a contestar?- gruñí, comenzando a fastidiarme por la insistencia de quien quiera que estuviese llamando, Donghae abrió la boca para contestar pero la cerró al instante, se giró sobre el colchón aún enredado en las sábanas y buscó el aparato infernal, lo encontró bajo la cama y se acercó a la orilla, estirando uno de sus brazos para recogerle

Recordé vagamente, el cigarrillo entre mis dedos y lo miré, se estaba consumiendo, así que lo llevé a mi boca y tomé el humo, siguiendo con la mirada los movimientos de Donghae, quien ahora tenía el aparato pegado a su oreja

-Siwon –escuché que dijo y el humo salió por mi nariz, ese nombre había taladrado mis oídos los últimos días, entre Heechul y ahora él, >volví a darle una calada al cigarro y pegué mi nuca al cabecero con los ojos cerrados<

-lo lamento- se disculpó –no es necesario que vengas, te veo mañana en la escuela –poco a poco apartó el celular de sí y lo apagó, dejando la cabeza gacha, mirando hacia sus manos que lo sostenían, no dijo nada, yo tampoco, hasta que pasados unos minutos alzó la cara y comenzó a inspeccionar el frente de mi habitación, mis ojos estaban fijos en la maraña de cabellos chocolate en su nuca, hasta que bajaron poco a poco por su espalda, hasta esas cicatrices, solté el humo y tensé la mandíbula, >infiernos<

Sus manos apretaron las sábanas y se giró a verme, algo dudoso finalmente habló -¿te molesta que me quede?- bufé

-no lo sé- exhalé respondiendo y me levanté de la cama aún arrastrando un poco de cansancio, >¿me molestaba que se quedara?<, escuché un jadeo a mi espalda al levantarme por completo, pero no me importó, seguí mi camino hacia la ducha

~

Abrí las cortinas de un tirón, provocando ruido cuando rozaron el tubo que las sostenía y saqué un pie, las gotas de agua escurrían por mis piernas, y el vapor tibio aún masajeaba mi espalda, alargué la mano y jalé la toalla para enrredarla sobre mis hombros y secarme con ella

La pasé por mi pecho y brazos, mis piernas y pies, hasta que finalmente incliné la cabeza y la sacudí con fuerza, salpicando por todas partes, me pasé la tela por encima y froté, estaba feliz, quizá demasiado, pero la actitud que Eunhyuk había tenido conmigo el día de hoy había sido algo diferente a como era usualmente, con ese pensamiento, apresé mis labios en mis dientes, y quité el vapor que se había acumulado en el espejo

My Bad Boy [Eunhae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora